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Ser arrastrado por Sting no era nada nuevo. Rogue estaba acostumbrado a que Sting se saliera con la suya. Desde que lo conoció, el rubio siempre había tenido una extraña capacidad para convencer a todos los que tenía a su alrededor. De hecho, se sintió extraño la primera vez que Sting lo llamó mejor amigo. Recordaría ese día toda su vida, había sido de lo más normal realmente; Sting simplemente había dicho "eres mi mejor amigo, así que tienes que venir a casa a dormir" cuando ambos tenían apenas diez años. Se sintió bien, demasiado bien, dado que Sting estaba rodeado de personas cada día y Rogue jamás pensó que podría ser una persona tan importante para Sting algún día.

Sin embargo, mejor amigo o no, aquello era demasiado. ¿Desde cuando se dejaba manipular con tanta facilidad? Sting había logrado que hiciera una maleta y subiera al coche después de que llamara a una compañera de trabajo para que hiciera su turno durante tres días. Sus jefes lo regañarían, seguramente tendría que coger turnos extra en compensación.

Sting conducía con una sonrisa en el rostro, Rogue lo miró de reojo, sus ojos entrecerrados mientras pensaba. La lista de reproducción que entre los dos habían creado para aquellos viajes largos se encontraba reproduciendo una de las canciones pop que a Sting tanto le gustaba. Sting canturreaba, sus ojos observando con atención la carretera casi vacía -algo normal, teniendo en cuenta que nadie realizaba viajes en horario laboral-.

La música se cortó debido a una llamada y Sting emitió una queja al aire cuando su canción se vio interrumpida. Rogue alcanzó su teléfono, maldiciendo de que su móvil estuviera conectado por bluetooth al altavoz del coche, pues Sting podría escuchar toda la conversación.

Por ello, decidió no responder. Cortó la llamada y la música comenzó a reproducirse nuevamente.

—¿Quién era?—Rogue pasó de la pregunta por un par de segundos, abriendo WhatsApp para hablar con la persona de la llamada e informarle que no podía hablar en ese momento.

—Yukino.—Sting hizo una mueca que Rogue no vio gracias a que su mirada estaba fija en la pantalla.

—Oh, Rogue, ¿me engañas?—preguntó con un dejé excesivamente dramático que obligó a Rogue a rodar los ojos. Sin embargo, la pregunta de Sting era seria, principalmente con curiosidad por saber la relación que ambos tenían.

—Te engañaría si en verdad estuviéramos juntos.

—Eso significa que, efectivamente, hay algo—afirmó Sting, un tono alegre y una sonrisa enmascaradas. Rogue lo miró, observando aquel rostro feliz fijo en la carretera y suspirando en el proceso.

—No.—Rogue regresó su vista al móvil—. Por lo menos no aún.

—Pero quieres—afirmó Sting, Rogue lo miró y suspiró sin entender aquella insistencia. Bueno, quizá podía entenderla, Sting era su mejor amigo y quería saber de su vida amorosa.

—No realmente—negó pocos minutos después, sus dedos bailaron sobre su pierna mientras buscaba una canción con la otra. Una canción que Sting reconoció como k-pop comenzó a reproducirse—. ¿Te acuerdas que me dijiste que yo le gustaba?—Rogue dejó la pregunta en el aire, Sting asintió cuando se dio cuenta de que Rogue esperaba su respuesta para continuar—. Era cierto.

—Oh.—Sting no pudo reaccionar de otra forma, dado que no se lo esperaba. Miró a Rogue apenas un segundo y regresó su vista a la carretera.—¿Y?

—Decidí que era mejor no vernos más—murmuró, su mirada de dirigió a la ventana para observar pasar el paisaje con velocidad.

—¿Por qué? Es decir, no tienes que dejar de verla por estar conmigo, ya sabes...

Vivan los "novios"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora