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A la mañana siguiente, Rogue creyó que no podría levantarse para ir a trabajar. Bailar era mucho más agotador de lo que esperaba, y aún se preguntaba cómo Sting había resistido tanto hasta el punto de continuar bailando incluso cuando Rogue se había rendido en el sofá. Seguramente había sido la primera vez que había dormido la noche de un tirón en mucho tiempo, así que quizá no había sido tan malo.

A pesar de que había tratado de mantener su compromiso lejos del lugar de trabajo, de alguna forma este se había filtrado, y al llegar muchos de sus compañeros lo felicitaron por ello. Rogue se sintió algo mal por ocultarlo, pero prefería no invitar a sus compañeros de trabajo. Cuando regresó a su hogar a la hora de comer, se sorprendió al ver a Sting preparando la comida. Miró la hora, extrañado, se acercó al rubio.

—¿Qué haces aquí tan temprano?—Sting dio un pequeño brinco y suspiró con una pequeña risa por el susto.

—Podrías avisar al menos. Me dejaron salir antes, conté la buena noticia de nuestro compromiso y mi jefe me permitió salir por alguna extraña razón.—Sting sonrió, se encogió de hombros y continuó cocinando—. Tal vez debería casarme más a menudo—susurró en forma de broma.

—¿Se lo contaste?—preguntó extrañado, Sting asintió.

—Bueno, en realidad fue porque un compañero me preguntó. He cambiado la relación en las redes sociales y les dio curiosidad.

—¿Has cambiados las mías?—Sting asintió y Rogue suspiró, comprendiendo lo ocurrido—. Todos en el trabajo saben que voy a casarme, aunque seguro que no saben con quién.

—Wow, que rápido vuelan las noticias. Literalmente lo actualicé esta mañana.—Rogue soltó una pequeña risa, Sting le siguió de igual manera.—.¿Cómo te ha ido?

—Bien, aparte de la vergüenza por las felicitaciones ha sido un día normal. ¿Y a ti?

—Mas de lo mismo, al final se vuelve aburrido, ¿eh?—se formó un silencio que Rogue aprovechó para ir a su habitación a cambiarse de ropa.

Sintió el frío contraste con el aire de la habitación al quitarse la camiseta, hizo una pequeña mueca y se dio prisa por poner su camiseta. Soltó un suspiro antes de volver a salir, había sido un día duro no solo con los pacientes sino con sus sentimientos. Había tenido la esperanza de poder olvidarse de su situación en el trabajo, pero había sido imposible.

Paseó con lentitud por la casa en dirección a la cocina, dispuesto a ayudar al rubio con la comida, pero el sonido del teléfono lo distrajo por el camino. Se acercó sin verdadero ánimo preguntándose quien llamaba a esas horas a alguien, y sorprendiéndose de ver quién se reflejaba en la pantalla de Sting. Lo cogió, sin descolgar, y corrió a la cocina. Sting lo miró por el alboroto.

—Es tu madre—susurró Rogue como si esta pudiera oírlos. Sting abrió los ojos con sorpresa—.¿Le has dicho ya eso?

—No, pero...

—¿Pero qué?—Continuaron susurrando mientras el teléfono sonaba, casi con miedo. Sting carraspeó y se acercó a por el móvil, Rogue apartó la mano.

—Envié la invitación.

—¿Enviaste la invitación antes de decirles acerca de la boda?—preguntó Rogue, indignación marcada en su voz. Sting asintió quedito, parado en una posición que casi pedía clemencia.

—Pretendía llamarles antes de que llegara, pero han surgido muchas cosas—se defendió Sting, su rostro reflejando cierto temor. A esas alturas la llamada había finalizado, aunque ninguno se sorprendió cuando esta volvió a iniciar pocos segundos después. Era obvio que acababan de recibir la invitación y querían una explicación clara de todo. Rogue tragó duro, no queriendo ni imaginar lo que pensaría aquella mujer que consideraba su madre ante la situación. Temía, de cierta manera, que odiase a Rogue por haber hecho "gay" a su hijo, no estaba demasiado seguro de qué tipo de reacción podía tener su familia respecto a aquellos temas.

Vivan los "novios"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora