𝑬𝒍 𝒂𝒗𝒂𝒕𝒂𝒓

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Estaba sentada en la parte trasera de la pequeña barca que llevaba Sokka, mientras el "pescaba", Katara utilizaba su agua control para intentar coger un pez mientras yo observaba maravillada su pequeña burbuja inestable, en la tribu no quedaban maestros agua, salvo Katara. El control de los elementos siempre me había entusiasmado, y cuando Katara se dio cuenta de que era una maestra agua, yo la animé a que practicara, estoy segura de que será una gran maestra agua. De repente, una ráfaga de gélido aire pasó al lado mío, haciendome que me entrara frío, abrigadome en el acto, sin embargo, por un estornudo mío, la burbuja que Katara mantenía en el aire se rompe, encima de Sokka.

-¡¿Por qué siempre que prácticas agua control acabo empapado?!- exclamó el ya nombrado moreno.

Seguido de reclamos de Katara por la escasa, casi nula, aportación de Sokka en las labores de la casa, y eso provocó que el agua control de Katara acercara un enorme bloque de hielo, chocando con nuestra humilde barca, destruyendola al instante, saltamos a una plancha de hielo cercana para no ahogarnos en la fría agua. Katara y Sokka seguían discutiendo y echandose la culpa hasta que vi algo emerger del agua,un...iceberg enorme?

-¡Chicos, que es eso!- exclame nada más ver aquella gran esfera de hielo, enseguida me percate de que había un figura dentro, alguien estaba allí metido.
-Hay alguien ahí metido- reclamó la ojiazul.
-No creo que sea seguro acercarnos chicas- refutó con miedo tiñendo su voz Sokka.
-Hay que ayudarlo- dije acercándome al extraño iceberg.
-Zu, no te acerques tanto- me dirigió la palabra preocupado mi amigo, casi un hermano para mi.
-Vamos Sokka, no pasará nada, que va a ser, un espía de la nación del fuego?- le reclamé.

Entre todos empezamos a darle golpes al iceberg hasta que este mismo se abrió, dejando caer a un niño, supongo de mi misma edad, rapado, con una extraña flecha que le recorría desde la frente hasta sus pies. Nada más verle caer lo cojo en mis brazos, momentos antes de que el frágil cuerpo de aquel chico tocara el suelo.
Ya cuando parece que no va a despertar, el extraño niño abre los ojos, que resulten ser de un gris bastante bonito.

- Acércate- dijo él,yo hice lo pedido-acercate más- me acerqué como había dicho aquel chico tan extraño- ¿Quieres montar en trineo conmigo?- dijo con un repentino entusiasmo, levantándose en ese mismo instante con un movimiento bastante ligero, casi como si fuera maestro de aire control, no puede ser, eso es imposible, ¿no?
-Claro, pero, ¿cómo te llamas?- contesté consternada- Yo soy Suzume- añadí.
-Soy Aang- dijo animadamente- y ese es Appa- dijo señalando un bisonte volador gigante que tambien se había encontrado dentro del iceberg.

Sokka se acercó repentinamente y me alejó de él ahora nombrado Aang, poniéndose delante de Katara y de mi en postura protectora, como si ese niño nos fuera a matar con su simple presencia.
-No creo que debamos acercarnos- nos susurra, echando perdigones en el camino.
-Uno, ese niño parece inofensivo y dos, ten más cuidado, me has llenado de perdigones al hablar- le digo mientras cojo la manga de Katara y me limpió en ella, ella acto seguido me arrebata su manga y susurra un "que asco".
Repentinamente Aang estornuda, saltando 20 metros hacias el cielo en el acto. Todos le miramos impresionados.
-¿Acabas de saltar 20 metros en el aire solamente estornudando?- pregunto Sokka alucinando.
-¿Sólo veinte? Pensé que habían sido mas- contesto consternado.
- ¿Qué hacías ahí?- preguntó con curiosidad Katara.
-Primero quiero ir a montar en pingüino, ¿alguien me puede enseñar como cazar uno?- dijo el niño de extrañas ropas, ahora que me fijo, es un maestro aire seguro, tal vez el último. Ese pensamiento me pone triste.
-Yo te enseñaré, si nos dices después que te ha pasado- le dije firmemente.
Sokka se fue de ahí cansado dejándonos a Katara y a mi con Aang.

Después de una divertida carrera de pingüinos, en la que Aang ganó, katara quedó segunda y yo perdí, por haberme quedado ayudando a un pingüino herido que encontré a mitad de la carrera.
- Hubiera ganado si no fuera por ese percanse- reclamo divertida.
- Si, seguro que si- contesta Katara con una sonrisa.
Ante esa conversación Aang se ríe, y me acuerdo de nuestro trato.
-Aang, ¿no tienes algo que decirnos?- le pregunta Katara, antes de que yo tenga oportunidad, al seguroqueesunnomadaaire, si, va todo junto, por que es su apodo hasta que el lo confirme, pero no quiero incomodarle haciendole esa pregunta.
-Puees- se rasca la cabeza rasurada mientras alarga la palabra.
-Nos puedes contar lo que sea- le recuerdo. Aunque solo le conozco de unas horas, siento que nos conocemos de antes, es extraño, pero a la vez bonito.
-Me escapé, del templo, me enfadé con los monges y escapé, había una tormenta así que nos metí a Appa y a mi en ese iceberg.
-Entonces eres un maestro aire- sentencia Katara.
-Sí- contesta al instante. Katara y yo nos miramos, ¿quedan maestros aire vivos?¿el es el último?¿ sabe lo que les pasó?
Decido no preguntar nada de eso,tal vez halla esperanza, y no todos hayan muerto. Entonces me acuerdo, el Avatar era un nómada aire, ¿el es el Avatar? No puede ser, seguro. Mantengo ese pensamiento en mi cabeza, hasta que me doy cuenta de que estamos entrando al barco de la nación del fuego, les sigo rápidamente e intento integrarme en su conversación.
-Seguro que no hay trampas, tal vez hasta se hallan olvidado del barco- comenta Aang justo cuando me doy cuenta de que hay una trampa, y el va directa hacia ella, pero antes de que pueda avisarle, el entra en ella.
Después de escapar de ese estúpido barco, y darnos cuenta de que mandó una señal a la nacion del fuego, corremos hacía la aldea.
Cuando llegamos están todos reunidos, y con caras que no dan gusto.
-Qué hacíais en el barco? Sabéis que esta prohibido- nos reclama Gran Gran. Miro hacia Sokka, aunque parece enfadado, se que en el fondo se alivia de vernos a salvo.
-Creo que debería irme-dice Aang, haciendo que muchos de los niños de la aldea se pusieran tristes, gracias a que el maestro aire había estado jugando con ellos. Extrañamente, yo también me puse triste, y no entendí del todo porque, solo lo conozco de un día. Veo que a Katara también le afecta.
-¿Ya te vas?- pregunta una niña de las más pequeñas de la tribu del agua del sur.
Aang asiente con la cabeza.
El empieza a empacar sus cosas en el bisonte, mis hermanos y yo le ayudamos a guardar todo, y llega el momento de las despedidas.
Justo cuando le toco para abrazarle, siento una corriente pasando por todo mi cuerpo, no se si el lo sintió o no, aunque un estremecimiento de su parte me indica que si, al separarnos le miro a los ojos y vuelvo a sentir esa conexión, el sonríe, y eso me hace sonreír a mi.
Cuando todos nos hemos despedido, siento una necesidad de ir con él, como si algo me obligara a permanecer a su lado.
Me acerco rápidamente a el.
- ¿Puedo ir contigo?- le pregunto nerviosamente.
-¿Al templo del aire?- pregunta el extrañado.
-Sí- le respondo.
-¿Qué crees que haces?- me pregunta Sokka, sin embargo, con una mirada hacía Katara sé que ella quiere venir conmigo. Ella se posiciona a mi lado y las dos miramos a Sokka.
-Iremos con Aang- decimos las dos al mismo tiempo, provocandome una mínima sonrisa casi imperceptible.
-Prefieren dejar a su familia para irse con ese chico?- pregunta Gran Gran.
Veo como Katara duda, pero yo no.
-Una parte de mi familia está aquí, pero yo no pertenezco a este lugar- digo, segura de mis palabras.
Sokka me mira dolido.- Pero nosotros estamos aquí, para mi eres mi hermana- me dice mirándome, se me aguan los ojos, me ablando y miro hacía el niño tatuado, el no entiende que esta pasando, pero creo que en el fondo, comprende mi dolor.
-Me iré solo, no quiero ocasionar problemas, estarás mejor aquí, las dos- nos dice mientras se monta en Appa y sale volando. Yo empiezo a llorar silenciosamente, odio que me vean llorar así que me alejó de la multitud. Detrás mío viene alguien, pero aun con la cara tapada por mis manos, puedo diferenciar que es Sokka quien me abraza. No decimos nada solo permanece a mi lado. Es el mejor hermano que nunca tuve.

¿Somos Dos?- Avatar La Leyenda De Aang/ AangxOcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora