'don't blame me

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two shot (parte uno)
mención de: religión.

─Padre, he hecho algo malo ─Su voz sonaba tan coqueta que no me dejaba concentrarme

El joven frente a mi, cabellos castaños perfectamente peinados, un rostro angelical y una voz que lograba poseer cada uno de mis sentidos, y despertar todos los deseos que nunca creí tener. Y ahí estaba, en el podio, hablando para todos los que asistieron a la capilla, la gente lo escuchaba con una sonrisa en sus rostros, excepto por mi, había una línea recta en mis labios y él no parecía estar muy contento con eso.

─Padre, oh, padre ─Su voz una vez más atravesó mis oídos haciéndome cerrar mis ojos, pretendiendo tener control sobre mi, pero era todo lo contrario ─Ellos dicen que he hecho algo malo, pero, ¿por qué se siente tan bien? ─Levante mi mirada de inmediato, sus ojos estaban sobre mi, como si pudieran ser testigos de todos mis pecados.

Su discurso pareció terminar cuando todos los aplausos se dejaron oír, pero estaba tan inmerso en las curvas de su cuerpo que solo podía pensar en él.

─Muchas gracias, Padre Jongdae ─Su nombre salió de sus labios, como una caricia que erizó los cabellos de mi nuca ─Usted me ha dado la valentía para hablar, con sus ojos mirándome ─Parecía una maldita broma, y me enojé conmigo mismo por haber pensado en groserías cuando vi su sonrisa, cuando sentí el toque de su mano sobre la mía.

Todas las personas se despidieron de mi, con sonrisas cargadas de orgullo, pero la verdad es que no me encontraba escuchando ni una sola palabra, como si mis pies estuvieran tocando una nube.

Solo pensaba en su toque, en su sonrisa y en aquellos escalofríos que causaba su presencia, en el poder que tenía sobre mí, con hacer, literalmente, nada.

Y cuando estuve finalmente solo, sentí el peso de mil millones de castigos, como si la mirada juzgadora de Jesús estuviera sobre mi. Intente leer la Biblia, intente pedir perdón por cosas que ni siquiera habían empezado.

Pero yo sabía muy bien que el deseo era inevitable, y cuando tres pequeños pero mortales toques en la puerta de mi iglesia se escucharon, lo confirmé.

─Padre, quiero confesar ─La forma en lo que le dijo, con aquella sonrisa escalofriante pero bella, con sus manos jugando entre ellas ─Necesito confesar, Padre ─sus labios rozaron mi oído y todo se fue al mismísimo diablo.

─Te-te escucho, Baekhyun ─Me esforcé en hablar lo más pronto posible, mientras menos tarde, más podré contener esto que no deja de crecer en mi interior.

Ambos nos dirigimos al confesionario, mi respiración era irregular, y la suya parecía tan tranquila, pero sus manos no dejaban de sudar, como si le picaran por el deseo de tocarme.

Baekhyun respiró hondo antes de hablar.

─Padre, ¿usted cree que el deseo esté mal? ─Baekhyun lo dijo tan tranquilo que mi corazón saltó un latido y mi respiración se cortó, como si me arrancaran mis pulmones de la forma más espantosa.

No pude responder, solo escribí en un papel inservible un capítulo y un versículo, ni siquiera podía pensar con claridad. Baekhyun parecía desorientado pero extrañamente satisfecho, agradeciendo una y otra vez, yo solo asentía sin poder verlo directamente a los ojos.

El paraíso se tornó oscuro para mí.

Mi paraíso se encontraba lejos, sentado en los últimos asientos de la capilla, mirando mis labios con atención incluso cuando me encontraba callado. Su simple atención me hizo tartamudear, fue una misa desastrosa y podía verlo en los rostros de todos los que asistieron, pero Baekhyun estaba tan sonriente.

Cuando todos se fueron, solté varios gritos de frustración, pero no estaba solo.

─La ira es un gran problema, Padre ─escuche la voz de Baekhyun entrar por mis oídos y asesinar mis únicas neuronas cuerdas ─Déjeme recomendarle un capítulo y un versículo, seguramente de mucha ayuda ─la ironía en su voz era clara, y yo ni siquiera estaba pensando, había salido de mi papel de Cura, ahora solo era Jongdae.

Que se moría por besar a Baekhyun de la forma más sucia y en el lugar más oculto.

─¿Qué pretendes? ─mi tono de voz estaba lejos de ser amigable, su risa angelical se dejó oír en toda la capilla, sus pasos se acercaban a mi, hasta que se detuvieron.

Mis ojos se levantaron de forma lenta, chocando con los suyos. Baekhyun estaba tan cerca que nuestras respiraciones se mezclaban con el aire denso que tenía esa maldita capilla.

─No me ha respondido la pregunta ─me miro a través de sus pestañas, fingiendo toda esa inocencia que yo se que no posee ─Solo busco respuestas, Jongdae ─cuando mi nombre salió de sus labios, la realidad chocó contra mi hasta hacerme sangrar.

No, no estaba haciendo lo correcto. No debía ceder ante mis deseos, ante aquellas peticiones inapropiadas.

Baekhyun lo miraba con impaciencia, pero, ¿qué esperaba de él?

─N-no sé responderte, no puedo ─mis ojos se pegaron al suelo, como si fuera lo más importante del mundo, Baekhyun soltó un suspiro y sus pasos se alejaron de mí.

─El miedo también es un pecado, Padre ─dijo, fuerte y claro, con su frente en alto y salió por aquella puerta enorme.

Y Baekhyun estaba en lo correcto.

baekchen  🍓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora