Siete

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  Morgan ya había aceptado su destino, el que le había tocado, por más de que no quisiera, y había aprendido a soportarlo. Tenía 10 años cuando había abandonado toda esperanza de ser varón y había dejado de creer en el Hada Azul. Esa perra.

  Podría haber sobrellevado su vida, utilizando vestidos, fingiendo que le gustaba cuando la trataban en femenino, haciendo de cuenta que no anhelaba que la llamaran Peter, y haciendo creer que no tenía conflictos con su cuerpo, a fin de cuentas, no era tan diferente al de un hombre.

  Pero fue en ese momento que le atacó la pubertad y la hizo salir de sus casillas.

  Su primer período ocurrió un fin de semana tranquilo, en casa con sus padres. Simplemente fue al baño y vio como su ropa interior estaba manchada de sangre. Quiso gritar, pero no de sorpresa, ya sabía que eso ocurriría, sino porque no podía creer que eso le estuviera pasando a ella.

  Estuvo todo el día con papel higiénico entre las piernas mientras se decidía si contarle a sus padres o no. Al final, supo que no podría dormir así y muy apenada les contó. Sus padres entendieron y, aunque ya era de noche, Steve salió a comprar toallitas femeninas y Tony le preparó un té para el dolor de pansa.

  Al menos su período era irregular, le veía cada 2 o 3 meses y solo le duraba de 2 a 4 días, pero el dolor era insoportable, sentía que le sacaban las tripas cada vez que comenzaba.

  Aunque sus problemas con la pubertad no terminaron ahí, y el acné no fue su peor enemigo.

  Su cintura se hizo más pequeña y delgada, no volvió a crecer un solo centímetro, al contrario de sus pechos, que no dejaban de ser día tras día más grandes. Siendo honesta, ella sabía que sus rasgos no eran demasiado femeninos, pero para sentirse 0% mujer, eran dimensiones que no le gustaban.

  Y lo peor de eso no fue que ahora debía usar un incómodo corpiño para sostenerlos, sino que no los odiaba, solo no le gustaban en él. Comenzó a ver los pechos de otras chicas, de sus compañeras de clase, de las mujeres en las películas, de las que estaban en la calle, los de Wanda. Parecía que todo en su mundo había cambiado para convertirse en un santuario de adoración a las mujeres.

  Ella amaba a las chicas, quería abrazarlas, besarlas, casarse con ellas, verlas desnuda, tomarlas de la mano, hacerlas felices; solo no quería ser una de ellas. Es por eso que nunca se definió como lesbiana, porque ella sabía que era heterosexual, porque sabía que no era un ella, sino un él.

  En el verano que cumplió 12 años, justo antes de comenzar la secundaria, Morgan no solo se mudó de Malibú a Nueva York, sino que ya estaba lo suficientemente grande para comprender quien era: sabía como se sentía, conocía a la comunidad trans, por fin entendía que ella sí era un niño, un niño llamado Peter. O eso al menos quería serlo.

  Pero no dijo nada sobre su descubrimiento, prefirió quedarse callado. Tenía miedo de que no lo aceptaran, de que lo rechazaran, de que sus padres no entendieran y que la presión social lo hiciera seguir siendo una chica. Así que en lugar de dejar que otros hicieran eso por él, se lo hizo a sí mismo: no se aceptó, se rechazó, hizo de cuenta que no se entendía y, por sobre todo, se obligó a seguir actuando como una chica.

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Estuve muy :( después de escribir ésto, ya que Peter me da mucha pena, de verdad lamento todos los conflictos internos que está pasando y espero que ustedes también.

Pero pronto llegaran cosad más lindas para él, ya van a ver ;))))

De meintras, espero que les esté gustando como viene el libro. No se si este jueves podré publicar, de verdad espero que sí.

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Por estas dos semanas no podré publicar nada allí, pero que sepan que soy muy activa ;))))

-StarsJustForMe-

Peter es un Niño de Verdad [Trans!Peter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora