Peter es un Niño de Verdad [Trans!Peter]

Veinticinco

  Según la mentira de Peter, estaba tan feliz por las vacaciones que, al salir del colegio, se había puesto su traje para dar unas vueltas como Spider-Man, pero se había caído, otra vez, causándose todos esos moretones y abriéndose algunas heridas.

  May estaba tan preocupada que simplemente lo abrazó, creyó a ciegas su historia y pidió que por favor vieran de hacerle algunas telarañas más resistentes.

  Para que se quedara tranquila, Tony dijo que él se encargaría, aunque ni él ni su esposo estaban conformes con la historia de su hijo. Simplemente hicieron de cuenta que la creían, para llegar a casa tranquilos y poder hablar con él en paz.

  —Creo que sí es lesbiana— le susurró Steve a su esposo, mientras May le revisaba las heridas y le daba hielo para el ojo.

  —Te dije que no eran prejuicios, yo lo sé todo— aseguró Tony, dejando relucir su ego incluso en esas circunstancias.

  —¿Cómo pudiste saberlo? ¿Estás seguro de que no de basaste en como se ve?

  —Te juro por Thanos que no. Es que una vez la escuché hablando con sus amigos.

  —¿Sobre qué?

  —Lo molestaban a Harry diciendo que estaba enamorado de Wanda, pero éste se defendió diciendo que Morgan estaba enamorada de una chica llamada ¿Gwen? ¿Gwanda? Algo así.

  —Nunca me dijiste...

  —Esperaba que ella nos dijera algo, pero creo que... será hora de que le hagamos preguntas.

  —¿Crees que la dejaron así sus compañeros y compañeras de escuela?

  —Imagino que sí. Tal vez estaba con Gwen y al resto... simplemente no les gustó la relación y las golpearon.

  —¿En estos tiempos sigues siendo así de homofóbicos?

  —Que la ley nos permita casarnos no significa que todo el mundo está de acuerdo.

  Fingiendo no tener inconvenientes con el estado de su hija, la pequeña familia se despidió de May, agradeciéndole su atención y asegurándole que organizarían para que pasaran los cuatro juntos las fiestas en Wakanda.

  Los tres volvieron a su casa, hablando de poco y nada, haciendo de cuenta que no había un elefante en la habitación.

  Peter no parecía prestar mucha atención a lo que pasaba a su alrededor y llevaba con calma el incómodo momento, casi acostumbrado a guardar un secreto; pero Steve y Tony estaban tensos, pensando en como abordar el tema, si hacerlo directo o esperar un poco. Cada uno se estaba formando una idea en su cabeza, sin tener la oportunidad de comunicársela al otro.

  Steve estaba seguro de que, hicieran lo que hicieran, deberían hablarlo al llegar a la casa, darse unos minutos para respirar y después tomar las riendas del asunto. Iba confiado en eso, sin pensar que Tony estaba decidido a no esperar ni un solo minuto más.

  Por eso luego de que entraron a la casa, mientras se quitaban los abrigos y los zapatos, Tony soltó:

  —¿Qué fue lo que en verdad pasó?

  Peter se quedó quieto un segundo, analizando las palabras de su padre, mientras Steve iba a su lado, intentando tranquilizarlo.

  —Pará Tony, deberíamos esperar que....

  —¿Esperar a qué? Steve, no tenemos un minuto más, a nuestra hija le pasa algo y vos que querés ¿Tomarte un té antes de hablar? ¿Aspirar la casa? ¿Limpiar los platos? No hay tiempo.