Capítulo 30: Enamorada

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Cuando nos separamos, el rie fuerte y se levanta. A continuación me levanto yo y le cojo de la mano.


- Carlos... Estoy confusa, no se si esto es lo adecuado.. -le digo un poco confusa- Ya sabes que estoy con Dani.


- Andrea, llevo mucho tiempo esperando para esto, y no te voy a dejar escapar tan rápidamente -sonríe y me besa-


Me quedo un poco rígida, y cuando nos separamos solo le digo:


Necesito meditar Carlos, aclarar mis ideas.. -le beso en la mejilla-


Entonces, me voy caminando hacia otro lado, en busca del grupo, con ganas de no pensar, y de acabar bien la noche. En la carretera los encuentro, y detrás mia se oyen unos pasos. Me giro, y veo que es Carlos, así que continuo mirando al frente y camino hacia el grupo.


- Andrea, ¿Donde te habias ido? - me pregunta Dani, y luego me da un besito-


- A dar un paseo por ese parque tan bonito.. ¿Y ahora que hacemos? -miro el reloj- Sólo son las 3 de la madrugada, aun queda noche por delante.


- ¿Jugamos a la botella? -propone Marina-


Todos reimos ante su ocurrencia, y ella saca una botella de vodka de su bolso.


- ¿Que os parece si vamos al cementerio? -propone Jesús-


Me estremezco al recordar el último cementerio en el que estuve, aquel dia en Madrid, con Jesús, pero asiento con la cabeza.


Al llegar allí, nos sentamos en círculo y ponemos la botella de vodka en medio.


- Ya conoceis las normas -dice Marina- a quien empareje la botella, es quien se ha de besar. Si hay beso, un trago de vodka cada uno, y si no, os quedáis sin beber en toda la noche.


Marina hace girar la botella, y señala a Calum. A la segunda vez, la botella señala la señala. No se lo piensa dos veces y le besa. Irene hace una mueca pero después rie, cuando ve a Calum con un patatús después de beber el trago de vodka.


- ¡Qué cosa tan mala! - dice y se estremece


La botella vuelve a girar, y le toca a Jesús. Cuando vuelve a girar para encontrar a la persona que va a besarse con el, el extremo estrecho de la botella me apunta a mi. Me entra un escalofrío.


- No... quiero -tartamudeo-


- Oh vamos Andrea, no te voy a morder -dice riendo-


- ¡He dicho que no! -chillo fuerte-


Me levanto del sitio y me voy corriendo hacia casa llorando. Nunca se me olvidará lo que pasó en Madrid, a pesar de que estemos bien, esas heridas nunca se curan.

Tan Solo Tu Y... ¿Nosotros?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora