Capítulo 27 - Amor de hermanas

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Sinceramente no puedo decir más al respecto. El tiempo no ha sido un aliado confiable todo este tiempo. Pese a eso, mi intención de concluir, aunque distante, permanece, por lo cuál ofrezco mis ya habituales disculpas y espero puedan disfrutar el capítulo.

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En una cálida mañana en la que pocas nubes se aglomeraban en el cielo, el bullicio de un ambiente festivo podía sentirse alrededor. Desde las risas explosivas de los niños jugando hasta los vendedores locales gritando a todo pulmón para promocionar sus productos, era el clásico escenario que uno podría presenciar en un festival tradicional.

Conforme avanzaba, las numerosas conversaciones y el desmesurado número de personas llenaban mi campo de visión obstaculizando mi movimiento hasta el punto de tener que forzarme para pasar entre la multitud.

Bajo esta clase de situación, que parece inexplicable a primera vista, me limitaba a repetir la misma pregunta sin sentido una y otra vez en mi cabeza

(¿Cómo terminé aquí?)

Actualmente, me encontraba en medio de un enorme festival que se celebraba en una pequeña plaza del pueblo. Aunque podía resultar enorme debido al flujo constante de personas, no era más que una celebración tradicional que se realizaba anualmente, quizás la mejor prueba era que, comparado a otros eventos llevados a cabo con mayor antelación, tanto el entretenimiento cómo los productos tenían una calidad más "común" por decirlo de alguna forma, la extravagancia de un evento de gran escala no era notable en esta situación.

Dejando a un lado el tamaño, era innegable que se trataba de un ambiente que desbordaba festividad, no se podía vislumbrar ninguna expresión melancólica o sonrisas incómodas. De hecho, la única expresión que podría considerarse fuera de lugar en esta jovial celebración... era la mía.

Me avergüenza admitirlo, pero no soy buena manejando a las multitudes de este tipo, el caso de mis compañeros es diferente debido a que siento una posición equilibrada al ser todos estudiantes en el mismo rango de edad y que acostumbran verse diariamente. En cambio, en un lugar cómo este, repleto tanto de adultos mayores cómo de niños – todos desconocidos – no puedo evitar que la incomodidad se apodere de mí al no saber interactuar debidamente si se presenta el momento.

Sin lugar a dudas, es el último lugar dónde cualquiera que me conozca esperaría verme. Y eso nos lleva a la respuesta de que hago aquí, traducida en una infantil voz colmada de felicidad

- ¡WOAAHHHH! ¡Es increíble! ¡¿No te parece emocionante, Sadokawa – nee – chan

- ¿Eh...? Este, sí. Esta bastante concurrido

- ¡Quiero ir a todos los puestos! ¡¿Podemos?!

- Será algo complicado, pero supongo que podemos intentarlo

- ¡VIVA!

Antes de que pudiera replicar, Koume ya se encontraba corriendo a toda velocidad hacia los juegos que ansiaba jugar

- ¡No te alejes de mí! ¿Entendido?

- ¡Entendido!

No pude hacer otra cosa que esbozar una sonrisa irónica preguntándome si me había escuchado siquiera, pero frente a su explosiva euforia ante la festividad, no deseaba frenarla, después de todo, esta es una compensación.

Tratando de resumir, me di cuenta del poco tiempo que estaba pasando con mi hermanita y quería hacer algo juntas con el fin de reponer dicho tiempo. Fue en ese momento que la oportunidad se presentó en forma de este festival que se llevaría a cabo casi de manera instantánea. Era evidente que Koume querría venir y cómo si una pieza encajase perfectamente, tenía tiempo libre para traerla gracias a mi suspensión.

Love at First Sight Alternative - La Ruta de Sadokawa RuiWhere stories live. Discover now