Capítulo 11

142 14 0
                                    

La botella de Ayahuasca se quedo en el gabinete aéreo de la cocina. Más que por la amenaza de Bones, fue el hecho de que no queria hacer todo el procedimiento de RCP con Lance, asi que fui por mi whisky irlandés de canela. Diez mililitros de esa cosa eran suficientes para provocar un incendio entre pecho y espalda, además de cocinar por dentro las entrañas.

Esto debe ser suficiente para curar las penas de amor de un joven pato decepcionado... pensaba mientras le servía la primera dosis de 5 mililitros en unos vasitos de vidrio labrado que parecian de juguete.

- ¡¿Qué es esto?! ¿Acaso estamos jugando a la casita? ¡Dame un buen trago Booth! ¡Quiero emborracharme!

- El Founding Fathers se encuentra a seis cuadras de aquí. Allí puedes comprar todo el alcohol que quieras hasta quedar en coma etílico sobre la barra pero te juro que si asustas o haces llorar a Andy con tus bravatas ¡te saco por la ventana para que llegues mas rapido!

- Pe... ¡pero yo no puedo volar! ¡No soy vampiro!

- Los patos vuelan ¿no? ¡Y agradece que no te doy la botella de Ayahuasca de Bones! Con eso te curas del mal de amores o te quedas completamente loco... más de lo que ya estás, por cierto.

...

Los documentos estaban listos. Había pasado casi toda la mañana con mis abogados, mi contador, mi publicista en sesiones privadas para finiquitar todos los detalles que se me pudieron escapar al redactar los borradores de los documentos a firmar.

En total eran tres.
Mi testamento, con mis últimas voluntades y la exacta repartición de mis bienes a mi muerte.
Fideicomiso de estudios, renovable y con facilidad de añadir mas beneficiarios con el tiempo.
Y el certificado de adopción conjunta en el cual Seeley y yo pasabamos a ser los padres legales de Andrew James Taylor quien pasaria a llamarse ahora Andrew Taylor Booth-Brennan.
La voz de Maurice me sacó de mis pensamientos...

- Bien Temperance. Todo esta listo, oleado y sacramentado para que tú y tú novio adopten al niño. Y aunque te veo mas feliz de lo que recuerdo desde que te conozco, debo preguntar por enésima vez... ¿estas segura de todo esto?

- Muy segura Maurice... tan segura de que creo que no sera el único fideicomiso que firmare en estos años.

- ¿Estas embarazada?

- ¿Que? ¡No! No lo estoy, lo decia porque no creo que sea el unico bebé que adopte. A Seeley siempre le han gustado los niños y he descubierto recientemente que a mi tambien me agradan.

- Disculpa la indiscreción pero ¿eres tu quien no puede tener hijos o es el? Porque si es el, ya me gustaria tener a mi lado una mujer que renuncie a la idea de tener descendencia biológica porque me ama tanto. Y si eres tu, bueno ese hombre en serio que te ama hasta la sin razón... Tienen suerte de haberse encontrado en este ancho y ajeno mundo.

- Gracias Maurice... yo tambien lo pienso asi.

Recogí los documentos y los guardé en la carpeta de archivos, agradeci una vez mas a Maurice y sali de la oficina de mi abogado dispuesta a regresar a mi hogar con mi novio y mi hijo. Con mi familia. Sonreí inconsientemente. Hacia mucho tiempo que no pensaba en mi como parte de una unidad familiar. Desde el abandono de Max, solo decidí seguir adelante. Sin amigos ni familia, eliminaba lo emocional y podia enfocarme en lo tangible, lo real. La ciencia me salvó de volverme loca de dolor por haber sido dejada atrás... el golpe final fue cuando Russell me dejo en tutela del estado. Ahí aprendí que las personas que decian amarte, cuidarte y protegerte eran las que más podían lastimarte porque les permitias acceso a tu corazon y se llevaban un poco de ti al amarlas. Cada noche de llanto en el orfelinato reafirmaba mi premisa principal.

De Fin de Siglo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora