Capítulo 3

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AL PRESENTE

Temperance dormía en su habitacion, o mas bien intentaba dormir. Seeley dormía a su lado pero ella lo sentia lejos, distante. Hace unas horas la salvó de un accidente que pudo llegar a ser mortal y sin embargo no habian aclarado su delicada situación... por decir algo acerca de la revelación que le habia hecho el hombre que en ese momento roncaba sin culpa al lado derecho de su cama.

Sabía que no iba a poder dormir hasta no debatir y dejar totalmente claro ese punto. Ella no le temía. Ya habia pasado ese puente. Sabía que jamás le haría daño a propósito pero tenía un mar de dudas y mil preguntas en la mente.

Asi que giró su cuerpo en la cama y quedó frente a el. Su rostro simétrico siempre le habia agradado, muy a pesar de lo que su prima Margaret dijera, ella lo consideraba muy guapo y no le parecia que sus ojos estuvieran muy juntos o fueran demasiado pequeños.

Seeley despertó al escuchar telepáticamente los pensamientos de Temperance pero continuó con los ojos cerrados. Solo esbozó una leve sonrisa al oirla pensar en él como un espécimen atractivo y atrayente. Estaba plenamente consiente de sus encantos y las reacciones que provocaba en la población femenina, sin embargo el amaba a una sola mujer y eso, convencerla de que la amaba y no solo era una mas de las mujeres de su vida, le iba a tomar tiempo, paciencia y quizá unas cuantas peleas con sus correspondientes golpizas, ya sea con algun pretendiente inoportuno o uno de sus múltiples fans enamorados... solo esperaba que no tuviera que enfrentarse a ella misma porque sabia que lo haria puré con sus propias manos si llegaba a tener la mala suerte de enojarla o provocarla lo suficiente...

La antropóloga se dio cuenta del rastrojo de barba que empezaba a nacer en la mandíbula del macho alfa a su lado y sin detenerse ni pensarlo mucho, pasó delicadamente el dorso de su mano en una caricia muy sutil que siguió hasta que su mano cayó en su pecho muy bien trabajado y con los pectorales esculpidos a cincel.

Un dios griego, le habia dicho Angela cuando recién lo conoció y queria por todos los medios meterlo en su cama. Ella suspiraba tranquila ya que sabía que nunca hubo nada entre ellos... al menos el no se lo habia dicho y prácticamente le decia todo... no?

Seeley tuvo que aguantar la risa al enterarse de las ganas que le tenia la retratista del Jeffersonian. Angela Montenegro, próximamente de Hodgins, era un alma libre y sin ataduras que tomaba lo bello de este mundo y lo plasmaba en sus lienzos para inmortalizarlo para la posteridad... lo que no sabia era que queria inmortalizarlo a el en su lecho.

Habia sido una amiga invalorable en su delicada relacion con Brennan. Primero como compañeros de trabajo para pasar luego a la categoría de amigos. Unos buenos meses le tomó que ella lo considerara apto y a la altura de su mejor amiga como para promocionarlo delante de ella no solo como carne de consumo sino como algo a largo plazo. Como alguien con quien contar cuando se necesitaba un abrazo o un par de oidos atentos y un alma comprensiva. Si, le debia mucho a Angela Montenegro pero nunca le insinuó nada mas alla de la sólida amistad que ahora compartían junto con su novio, el hombre fuerte del grupo Cantelever y amigo personal del agente.

Sobre todo porque ambos compartian un secreto milenario a cuestas.

Si. Era un hombre apetecible en todo el sentido de la palabra aunque a ella le importara mas la calidad de sus principios y la calidez de sus sentimientos. Nadie como el para consolarla entre sus brazos y dejarla desahogarse todo el tiempo que quisiera. Con ninguno de sus anteriores amantes fue tan abierta ni mostró tanta vulnerabilidad. Solo con él. Y eso era un arma de doble filo ya que bien podía ayudarla a resolver sus conflictos emocionales como ya lo habia hecho en el pasado o bien podría manipularla a su antojo al conocer sus puntos álgidos y débiles.

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