Episodio 23: Agridulce

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Hoy es el cumpleaños de mis hijos, cumplirán 4 años. Necesito terminar temprano para comprar su pastel. Ya tengo sus regalos, los tuve que compran entre mi hora de comida ya que si los compro el fin de semana sé que podrían encontrarlos. Ese travieso de Ricardo una vez anduvo buscando en mi habitación cunado tan solo tenia dos años y encontró sus obsequios. Ese niño se parece tanto a mí, nunca puedo tenerlo tranquilo, es tan interactivo. En cambio Érika es tan tímida igual que su padre, le gustan los unicornios y animales e felpa.

Ya siendo la 1 de la tarde la señora Georgina llega con dos regalos, ya me supongo para quienes son. Y si me dice que son para mis pequeños. Le agradezco con una gran sonrisa. Observo el oso de felpa enorme, y no sé cómo ir con él a casa. En metro o autobús seria complicado.

Y gastar en taxi es muy caro, pero tampoco puedo dejarlo sería una descortesía

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Y gastar en taxi es muy caro, pero tampoco puedo dejarlo sería una descortesía. Ahora tengo que volver con un enorme oso de felpa y tres regalos más, aparte de mi bolso y el pastel que debo comprar. Cansada de pensar vuelvo a mi trabajo que ya casi he terminado, por suerte me han dado permiso de salir temprano si termino y eso es lo que are.

 Cansada de pensar vuelvo a mi trabajo que ya casi he terminado, por suerte me han dado permiso de salir temprano si termino y eso es lo que are

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Ya casi cuando son las 2 de la tarde suena mi teléfono. Miro la pantalla y es de la escuela de mis pequeños. Contesto y casi tiro el celular cuando escucho a la persona del otro lado de la linea, decirme que mi hijo se ha caído y golpeado la cabeza y que ha quedado inconsciente. Rápidamente me levanto y le digo a mi jefe lo que ha sucedido. Me dice que me llevara pero yo me rehusó y solo me doy vuelta sin esperar más y salgo corriendo del lugar tomo mi bolso y casi caigo por las espaleras ya que no espero el maldito asensor que no sube. Tomo un maldito taxi para poder ir con mi hijo en estos momento es cuando maldigo trabajar a una hora de casa. Los minutos se me hacen eternos, el tráfico de medio día no deja que avance, junto mis manos y las llevo hacia mi cara mientras ruego que nada grave le haya sucedido a mi hijo.

Cuando por fin llegamos, pago creo que le di de más pero no me importa salgo deprisa y me adentro al hospital, pregunto en recepción por mi hijo. La enfermera busca su nombre en la lista, yo la miro desesperada. Escucho que alguien dice mi nombre y volteo es Alex. Y yo solo corro para abrazarlo, él también me abraza y acaricia mi espalda.

Pasión, Prejuicios y DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora