Capitulo 20

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Cerré mis ojos esperando un beso de Harry pero en lugar de eso sentí su presencia alejarse de mí, su respiración ya no chocaba con mía. Después de haber acariciado mi cabello lo sentí levantarse del suelo y abrí los ojos, él estaba abriendo la puerta de la habitación y salió sin decirme nada. Me levanté del suelo y fui tras él.
–Adiós –dijo Harry girándose para mirarme–. Que te vaya bien en tu viaje.
–Adiós –le dije un poco lastimada cuando él se alejó y se perdió entre la muchedumbre de personas que atestaban el aeropuerto. Me lastimaba que se alejara de mí, definitivamente lo necesitaba para seguir viviendo. Conociendo a Robert yo sabía que lo más probable es que no volviéramos más a Italia y si eso sucedía quizá jamás volvería a ver a Harry. Irónicamente ahora tenía menos miedo de Harry que cuando lo conocí, irónicamente ya que ahora sabía que era un demonio y lo había visto matar gente y hasta me había dicho que iba a matarme. Casi era imposible pero cada vez podía desearlo más y más, cada vez la atracción era mayor, y estar a metros de distancia de él para mí no era suficiente, sería aún peor estar a millas de separación. Me enamoré de un extraño misterioso, de un peligroso "demonio" que acababa de conocer hacía un par de días. Tal vez era la persona equivocada pero era el único que hacía sentir algo a mi corazón.
–______ –escuché llamarme a Nicholas y me volví siguiendo su voz–. Robert está buscándote.
Seguí a Nicholas que me llevó con Robert que tenía una cara de querer matar a alguien.
–¿Dónde esta mi bebida?
–Me robaron el dinero –mentí.
–¿Te lo robaron o me lo robaste? –dijo Robert.
–Yo no me robe nada Robert.
Después de haber olvidado el tema y pasados unos minutos agonizantes llamaron para que abordemos a nuestro vuelo. La imagen de Harry era lo único que me venía a la mente y me golpeaba como un lastimoso recuerdo, podía incluso ponerme a chillar como una bebita estúpida al pensar en cuando volvería a verlo, en cuándo volvería besarme, y en lo mucho que deseaba sus labios. Al menos me hubiera gustado despedirme de él con un beso apasionado como en la novela que leí con Nicholas. En el avión Robert se sentó en medio de Nicholas y yo. Era un asiento para tres pasajeros en clase turista.

Londres - Inglaterra.

De pie en plena calle Nicholas, Robert y yo buscábamos un taxi desesperadamente. Llevábamos más de una hora intentando que un taxi se detuviera, me sirvió para darme cuenta de lo difícil que resultaba en esos días encontrar transporte. 
–Entonces caminaremos hasta un hotel –dijo Robert dejándonos a Nicholas y a mí atrás cuando empezó a caminar.
Empezamos a andar unas cuantas cuadras. 
Las calles de Londres estaban brillantes por el efecto del agua de la lluvia que aún no se secaba después de que ya había terminado de llover. A pesar del clima húmedo había bastantes personas en las calles con sus abrigos y paraguas.
Yo caminaba a las espaldas de Robert y Nicholas intentando con esfuerzo seguirles el paso. Me llevaban unos cuantos metros de ventaja adelante de mí así que decidí apresurarme y más rápidamente me adentré entre las personas y la espesa multitud de gente que caminaba por esa misma acera. Estaba casi corriendo para alcanzar a los chicos cuando choqué fuertemente hombro con hombro con alguien que ni siquiera pude ver debido a lo rápido que estaba caminando. Volví mi mirada hacia atrás para pedirle disculpas a ese alguien. Cuando lo vi un estremecimiento azotó mi cuerpo, era un chico, estaba sobando su hombro supuse que por el golpe que le di. Era un joven exactamente igual a... Harry. Pero lo más sorprendente es que este no era Harry, era igual excepto por una cosa, su cabello era mucho más largo a comparación con el de Harry, pero su rostro era el mismo, el color de su cabello era el mismo, su cuerpo era exactamente igual, su sonrisa era la misma, sus ojos verdes-agua eran igual de hermosos, cada parte de ese chico era igual de perfecta y hermosa. Eran dos gotas de agua increíblemente iguales, si aquel chico no hubiese tenido el cabello largo yo hubiera jurado que era el mismo Harry. Mi confusión era grande, ¿cómo era posible que existieran dos chicos tan perfectamente hermosos en este mundo? Prácticamente un sueño hecho realidad. ¿Quizá a los demonios les crecía el cabello rápido? ¿Harry me había seguido hasta Inglaterra? ¿Si no era Harry quién era y por qué era igual a él? La presencia de este muchacho me hacía sentirme tan relajada, protegida, segura, a salvo, tranquila y llenaba mi cuerpo de una paz extraordinaria. Su rostro estaba tan iluminado, brillante y radiante que cegaba mis ojos. Era igual de perfecto. Llevaba puesta una camisa ajustada blanca de mangas cortas que hacía notar los músculos de su abdomen y dejaba a la vista esos brazos fuertes y formados. 

Sus pantalones de tela de pana en color gris ajustados hacían relucir aquellas piernas, casi sentí que estaba mirándolo desnudo por el hecho de que todas las personas a mi alrededor estaban cubiertas de de números abrigos y gran cantidad de ropa, pero él no llevaba más que unos pantalones y una camisita con cuello en "V" y claro unos zapatos iguales a los míos pero en color blanco completamente. Fijamente nos miramos eternos segundos, él sonreía, supongo que se reía de mi cara estupefacta y mi expresión atónita y confundía.

–¿Harry? –le pregunté antes de pedirle mis disculpas y lo seguía mirando con perplejidad.
–¡No! –espetó el chico–. Hashton... Hashton Styles para servirte.
La misma condenada presentación diplomática, exactamente la misma melodiosa e inspiradora voz, el mismo apellido y un nombre igual de perfecto... ¿Hashton? Me pregunté. ¿Hashton Styles? ¿Quién demonios es éste? Extendió su mano para ofrecérmela en gesto de presentarse y yo dudé un poco antes de alzar mi mano con confusión para tomar la suya. Cuando tomé su mano me sentí estupendamente bien, era como si todo el tiempo hubiera estado sumamente lastimada y ahora él había sanado todas mis heridas con solo tocarme la mano. Era como conocer una parte del cielo. Tal vez él esperaba que le dijera mi nombre pero estaba tan enmudecida que nada salió de mi boca, ni la más mínima palabra logré expresar, ni un solo sonido.

–Discúlpeme –dijo luego de que soltó mi mano y lo vi alejarse y perderse entre el
gentío. 
–¡______! –gritó Robert del otro lado de la calle al verme parada como una estúpida
con cara de un niñito que descubrió que su padre era el que dejaba los regalos bajo el arbolito de navidad. Atravesé la calle a saltos intentando no ser atropellada. La imagen de ese Hashton idéntico a Harry rebotaba en mis pensamientos. Eran iguales... Eran exactamente idénticos, incluso cada gesto era perfectamente el mismo. Había dos como él. Tenía que haber una explicación para todo esto, debía de ser su hermano, tenían el mismo apellido. Pero... Harry no me dijo que tenía ningún hermano. ¿Sería un demonio también aquel Hashton?
–¿Qué te sucede? –dijo Nicholas luego de que regresé junto con ellos–. Parece que hubieras
visto un fantasma.
–No... –dije–. No es nada.
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Enamorada de un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora