Capitulo 52

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Las lágrimas recorrieron mi rostro, mil sensaciones me invadían, rencor, desconsuelo, odio, dolor, todo al mismo tiempo.

–Harry dime que estás despierto. –sollocé.

Hubo un silencio demoledor, a lo lejos de la montaña lo único que escuché fue el aullar de los lobos del típico rojizo amanecer. Su silencio fue profundo y atemorizante, me aterré de imaginarme sin Harry. Mis mejillas enrojecieron, y en mis ojos había fuego.

–no está muerto. –dijo Hashton con intensión de tranquilizarme.
–cállate. –fui grosera.

En ese momento mi mirada estaba puesta en mi amado desfallecido. A través de la humedad de mis ojos llenos de lágrimas veía todo borroso, la imagen de la luz del amanecer ahora era de un tono más amarillento y brillaba cada vez con más intensidad. Cerré los ojos y sentí arder todo mi cuerpo tal como si estuviera en flamas. Luz roja pasaba entre mis parpados cerrados.

–¡Fuego! –aulló la voz de Hashton.

Parpadeé para aclarar mi vista y vi aquella imagen petrificante, alrededor del cuerpo de Hashton había un círculo de fuego formado perfectamente en el suelo rodeando a Hashton. Por un instante estuve muy confundida y perdida, venían mil imágenes a mi mente al mismo tiempo, no podía pensar nada con claridad, perdí todo el sentido.

–Fue ella. –Le oí decir a Paul–. _______ lo hizo.
–¡estás loco! Ella no se ha movido. –reclamó Hashton.
–ella lo hizo, estoy seguro.

Esas imágenes borrosas llegaban a mi mente demasiado rápido, tan rápido que no lograba reconocer nada más que formas abstractas y colores dentro de mis pensamientos. Las voces de Hashton y Paul las escuchaba lejanas y la madera quemándose rugía audiblemente mientras se desintegraba y se rostizaba. Algo dentro de mí me hacía saber que Hashton estaba seguro, a salvo y protegido y yo sabía que si había sido yo, yo produje el fuego, hasta ahora no sé como lo hice pero sé que fui yo, mi mente o quizás mi cuerpo había emanado las llamas para rodear a Hashton y que nadie se le acercara, que nadie le tocara un cabello o le hiciera daño, yo quería protegerlo, esta vez yo deseaba ser valiente. Nadie debía acercarse a mi Harry, nadie debía tocarlo, era mío, o al menos eso creía yo, Harry y yo nos pertenecíamos uno al otro.

–______, tranquilízate. –Susurró la tranquilizadora e imponente voz de Hashton a mi oído–. No voy a hacerle nada a mi hermano, solo fue una pelea. Detente o saldremos heridos. Él se refería a que yo debía parar el fuego antes de que algo saliera mal.

–no puedo. –Dije con absoluta sinceridad–. No sé cómo hacerlo.

Mi voz sonó entrecortada por haber estado llorando. El fuego comenzó a extenderse, las paredes de madera se quemaban.

–Hashton no puedo. –chillé preocupada aun por Harry, pensé que las llamas se saldrían de control y lo matarían.
–Ayúdame a sacarlo. –le ordenó Hashton a Paul y ambos adentraron en las llamas con precaución.

Me senté sobre el suelo abrazando mis rodillas e intentando calmarme. En cierto modo creí que yo los mataría a todos si el fuego seguía creciendo, sentí mucho miedo.

–______, vamos. –me dijo Hashton con su hermano inconsciente en brazos.

No lo tomé en cuenta y me quedé allí mientras Hashton dudaba si salir o no de la cabaña.

–ven ______ todo está bien. –sonó la voz de Hashton cerca de mis labios después de que ya había dejado a Harry fuera de la cabaña.

Me tomó una mano para levantarme, lo ayude poniéndome de pie asustada, me apretó contra su cuerpo a su costado obligándome a permanecer cerca de él, salimos de allí y observamos la cabaña arder y desintegrase hasta casi convertirse en cenizas.

Harry estaba tirado sobre el húmedo césped y Hashton le sanaba las heridas que él mismo le había hecho. A pesar de que a mi lado había una cabaña en llamas yo estaba temblando de frío y también de terror.

–¿como lo hice? –pregunté refiriéndome al fuego.
–con tus dones. –Respondió Paul–. Sabes que tienes dones, lo sabes bien. Tú también debes acabar con el mal, estamos del mismo lado chiquilla, eres el salvador.
–la salvadora. –me quejé.

Harry despertó y de inmediato reaccionó dándole un empujón a su hermano.

–idiota. –incordió Harry a Hashton que perdió el equilibrio con la embestida y cayó sobre su espalda sin quejarse.

Mi corazón se aceleró cuando vi a acercándose a Harry, me miraba mientras su presencia se hacía más cercana. Oí dentro de mí el martilleo de los latidos de mi corazón que palpitaba de forma violenta. Sentí que estaba en el cielo cuando los brazos de Harry me rodearon con mucha fuerza dejando mis costillas aplastadas contra la suyas, él se percató del movimiento en mi cuerpo cuando yo temblaba de frio. Se quitó su chaqueta y la puso sobre mis hombros, esta tenía el calor de su cuerpo impregnado y me hizo sentirme confortable, segura y extremadamente bien. Puso sus labios sobre los míos y me dio un beso rápido, salvaje, pasional, devorador y por supuesto irresistiblemente delicioso. Su piel tenía un agridulce aroma a sangre. Demasiados besos por hoy. Pensé yo.

–adiós. –me dijo con sus labios tan cerca que rozaban los míos cuando se movían al hablar–. Te amo.

Había en Harry una mirada quejumbrosa y angustiada, lo vi alejarse en dirección al instituto. Adiós? Pensé. Por qué me dijo adiós? Un adiós acompañado de un te amo.

–también tengo que irme. –Dijo Paul–. El trabajo me llama.

Enamorada de un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora