Capitulo 68

243 27 1
                                    

Dentro de este barullo y bajo la tormenta de fuego Harry empezó a gritar adolorido como si alguien estuviera torturándolo.

Nadie estaba haciéndole daño, al menos nadie estaba tocándolo pero él se puso de rodillas en el asfalto como si no pudiera sostenerse de pie. Yo sollozaba y Harry parecía desangrarse por dentro.

–Shh. –Chasqueó un ángel y sentí las manos de este rozando mi cabello–. Tranquila.

Era Uriel que al contacto con mi piel hizo que dejara de sollozar, de pronto sentí una paz interior y mis emociones estuvieron controladas. Harry se recuperó al mismo instante en el que yo dejé de llorar, él jadeaba mientras se volvía a poner de pie.

Entonces comprendí, era yo, cuando yo lloraba lo destruía a él, nunca entendí exactamente lo que era pero sabía que ambos poseíamos un fuerte vínculo. Agradecí los dones de Uriel pues si él no pudiera controlar las emociones de los demás no creo que haya dejado de llorar tan a placer y no resistía ver a Harry adolorido por mi culpa.
Nicholas también estuvo al instante bajo los efectos de los dones de Uriel, no obstante vi las ganas de matar que se reflejaban en su mirada. Eso fue lo que hizo, se dedicó a matar y a matar demonios como todo un experto.

Quinto día de caos.

Al principio mis víctimas eran contadas, luego maté a tantos demonios que eran incontables. Todos combatimos con armas, todavía restaban dos días de catástrofe, la profecía lo decía, "en 7 días fue creado el mundo y en 7 días será destruida la humanidad".

Harry no había tenido contacto conmigo desde entonces, reparé como se alejaba de mí lo más posible cuando peleaba contra los míos, cuando peleaba contra el bien. Trataba de no mirarme, era como si de verdad no supiera quién era yo.
Quizás si me recuerde, fui la única a la que dejó con vida, me dejó escapar intencionalmente. ¿Me quería? No. No iba a consentirme hacerme ilusiones. Pero moría por saber lo que él pensaba.

Cuando las fuerzas se agotaban para todos Tom decidió utilizar sus poderosos dones. Sin tocar a nadie, con tan solo mirarlos dejaba a nuestros ángeles desangrándose en el suelo.

Los días sin sol se perpetuaban, pero este día la luna estaba llena y resplandeciente.

Mi esposo estaba muy decaído, nunca antes lo había visto tan herido, sin embargo continuaba luchando día tras noche. ¿Y yo? Yo reservaba mis emociones lo mas controladas posible para que esto no me afectara, por fuera era una máscara infrangible, una chica temida que mataba demonios pero por dentro estaba muriéndome, continuaba dejándome espinas no poder estar con Harry, estábamos tan cerca pero tan lejos, él pertenecía al mal y yo al bien. Miles de veces consideré cambiarme de bando para demostrarle mi amor, pero luego recordaba todas las heridas que me dejó y todo el sufrimiento que me causó; recordaba como se había olvidado de mí y que no me amaba, que me trataba como una forastera desconocida.
Paul D' Angelo se unió a batallar con el bien, aunque se me hacía infrecuente que nunca le hacía daño a Harry, no se atrevía a tocarlo.

El número de ángeles y demonios decrecía cada vez más pero todavía nos superaban los malos en cantidad.
Durante toda la batalla no dejé de escuchar peleas y desacuerdos entre Lenya y Enoc.

Nicholas no paraba tampoco de matar a todas esas bestias, aprendí que era muy vengativo, le gustaba hacer justicia con sus propias manos.

Éramos pocos los que subsistíamos, entre los ángeles, alguien que jamás se rendía era el pequeño Nathaniel Bastiaan, seguía de pie, increíblemente no tenía ni una rasgadura.

Sexto día de caos.

Y ahora yo me encontraba adolorida con varias docenas de magulladuras en todo el cuerpo, y una herida mortal en el cuello por la que me estaba desangrando, ya empezaba verlo todo nebuloso y opaco pero escuché que Hashton venia galopando en un corcel, luchando para llegar hasta donde yo estaba, el dolor no cesaba, al contrario se mantenía vivo puesto que el maldito de Tom me estaba torturando lanzándome un invisible rayo que me destruía.

–yo me encargo de ella. –Gritó una voz pero no logré reconocer si era la de Hashton o la de Harry–. Es mía.
Traté de ver lo que sucedía, se veía borroso pero alcancé a contemplar a Harry corriendo hacia mí, Tom se interpuso entre él y yo, lo golpeó con fuerza haciéndole una herida más en su perfecto rostro.

Sentí el dolor de Harry como si yo hubiese recibido el golpe.

Grité a lo alto por Harry. Justamente en ese preciso instante comenzó a relampaguear, una tormenta eléctrica se formó y sonaron los estrepitosos truenos crujiendo como una bestia furiosa, yo estaba muy asustada.

–Quieto ahí muchacho. –le dijo Tom a Harry amenazándolo con una espada.

Harry se paralizó, si se movía terminaría cercenado por el arma.

Sollocé.

–quiero que vayas y mates a ese hombre. –Tom señaló con su dedo a Enoc para que Harry siguiera su mandato.

Mi amado hombre asintió con la cabeza.

Por otro lado Hashton volaba en el cielo desesperado por ir a sanarme pero decenas de malignos monstruos luchaban en su contra impidiéndole seguir su camino.

Harry se dirigió hasta Enoc, que estaba también muriéndose a punto de desmayarse. Fue muy fácil para él, sacó su espada y la atravesó en el corazón del inmóvil y pobre Enoc. Lo mató, yo continué sollozando incapaz de poder mover un solo músculo. Tom seguía torturándome.

Lenya sollozó al darse cuenta de lo que Harry había hecho.

–¡No! –La voz se le quebró a la mujer–. Te amo Enoc por favor no te mueras. No, no te mueras te lo ruego. –ella sollozaba.

Enoc sonrió satisfecho.

–también te amo. –musitó Metatrón y finalmente falleció.

Siempre supe que algún día terminarían confesándose su amor pero nunca imaginé que sería tan tarde.

–tu turno. –me dijo el sanguinario Tom.

Iba a matarme, lo sabía, sus ojos cada vez eran más rojos, parecía el mismo ángel de las tinieblas en persona.

Grité y grité, su mirada brillante y roja me quemaba dentro de mi cuerpo, el dolor era insoportable, tan insoportable que pedía a gritos morir, era mil veces mejor estar muerto que sentir eso.

–Maldito, déjala en paz. –pensé que había sido la voz de Hashton pero cuando con los ojos llenos de lágrimas y dolor volteé a mirarlo esta vez yacía inconsciente. ¿Había sido Harry quien dijo eso?

Todo era demasiado.

Por favor mátenme, por favor que sea rápido, supliqué en mi mente.

–sí, tranquila, será rápido. –me susurró Tom.

¿Leyó mi mente?

Volví mis pensamientos a Harry que acababa de revelarse contra su líder para salvarme. El celestial Harry fue directo a atacar a Tom con su espada y en un abrir y cerrar de ojos mi hombre fue azotado contra el muro de una vivienda.

Se recompuso de forma veloz.

Tuve que mirar dos veces para poder asimilar lo que sucedió luego.

Abrí mis ojos como dos enormes platos, Harry acababa de desplegar dos gigantescas alas negras. Ninguno de los otros demonios tenía tal cosa como esas alas. Casi no pude creerlo.

Elevándose en los aires embistió a Tom con todas sus fuerzas.

–sabía que no podrías aparentar más tiempo. –le dijo Tom a Harry con un gesto de dolor por el golpe que acababa de recibir.

Para complementar mi asombro, Tom también relució un par de alas negras iguales a las de Harry.

Corrección, si había otro demonio con alas.

Fue impactante, la camiseta que cubría a este malvado tipo ya no estaba y vi en su hombro ese tatuaje, la misma marca que llevaban Harrry y Hashton.

–siempre he estado tan orgulloso de mis hijos. –masculló Tom con la sonrisa más macabra que yo jamás haya visto–. Harry eres igual a mí.

El ardor en mi cuerpo disminuyó por completo.

Enamorada de un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora