So Good

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Tentador.

- ¿Me quieres?- Valerio se burla abiertamente de ella, sus dedos danzan sobre la suave piel de sus piernas y se sumergen debajo del dobladillo pecaminosamente corto de su falda.

Valerio sabe que esta jugando con fuego cuando sus ojos se estrechan, su mano se levanta para intentar detener los dedos que avanzan por el interior de su muslo. Sin embargo se detiene al recordar que no tiene permitido moverse hasta que Valerio le diga.

Solo han hecho esto una vez. La última noche antes de que Valerio fuera enviado al internado.

Él está emocionado y puede notar que Lu también. Por la forma en que sus muslos se presionan o el hecho de que su respiración es cada vez más agitada. Valerio sabe que esta va a ser la segunda vez para ambos, a pesar de que Lu no estuvo en un periodo de castidad durante el tiempo que estuvieron separados. Al fin y al cabo, se necesita mucha confianza para someterte y permitir que otra persona tome el control sobre ti.

Lucrecia no mentía cuando le aseguró a Guzmán que no podía hacer con ella ni la mitad de lo que él pensaba.

Valerio se quita la camiseta, y desliza su mano cada vez más alto hacia su entrepierna.

-Tócate, pero solo vendrás cuando yo te lo ordene- dice Valerio contra su oreja, retirando su mano y sonriendo mientras Lu deja escapar un pequeño gemido.

Lucrecia sigue sus instrucciones, deslizándose en su regazo insertándose entre sus piernas para acomodarse contra sus muslos, una mano sobre su hombro para equilibrarse. Lucrecia desliza su otra mano hacia abajo acariciando su abdomen, las yemas de los dedos sumergidas debajo de la cintura de su falda. Deteniéndose, porque ella está jugando con él a propósito.

-Sabes las reglas hermanita.

Lucrecia obedece y desliza su falda por la curva de su trasero junto con su ropa interior.

Valerio admira la extensión de piel y el olor de su excitación


- Déjame ver cómo te complaces- dice Valerio colocando varios besos en su cuello.

Lucrecia se acaricia ligeramente, sus caderas se mueven hacia adelante por reflejo y con un dedo roza su clítoris en un movimiento apretado.

Lucrecia gime y sus caderas buscan la fricción que necesita mientras se frota contra el muslo de Valerio.

-Todavía no- murmura Valerio perdido en el espectáculo que supone Lucrecia complaciendose para él. Valerio sujeta  sus caderas y aparta la mano de Lucrecia de su centro húmedo reemplazandola con la suya.

- Hazlo ahora, sé una buena chica para mí.

La besa profundamente en la boca, capturando sus gemidos mientras se deshace. Después de eso, Lucrecia se derrumba contra él, perdida en una bruma de felicidad.

Finalmente Lucrecia abre los ojos para encontrar a Valerio sonriendo abiertamente.

Lucrecia es hermosa y es toda suya.


Valu- Momentos robadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora