☆11

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—Lo odio, pero decía la verdad.

Empieza admitiendo Iida una vez todos estaban despiertos, Todoroki se dirigía a él mirándolo con un porte pacifico junto a Midoriya también vendado por los brazos.

—Por eso dejaré mi brazo así, me deje llevar por el odio. A consecuencia me lastimó gravemente el brazo izquierdo, específicamente plexo braquial.

Midoriya se asombró era casi otra advertencia como lo suyo con su sobreesfuerzo.

—Pero parece que solo tendré problemas al mover mi mano. Cuando encontré al asesino de héroes no pude pensar bien, visualizaba el dolor de mi hermano y de mi prometida, nublando mis juicios por completo...—dijo acotando Iida.

Sin embargo, mientras esa charla se llevaba a cabo, una rubia se encontraba caminando con un reverendo dolor de cabeza. Al fin había logrado conseguir su libertad, aunque aún no estaba del todo sana, pero podía moverse y no era explícitamente necesario que hiciera más cosas de las necesarias. Aunque sabía que pronto debía ir a ese lugar para regenerarse.

Había escuchado un rumor de que un grupo de niños de la academia de héroes habían sido atacados por el Asesino de Héroes, logrando tensarla, pero pudo neutralizar sus emociones y expresiones con la noticia para que nadie sospechara de su incremento de tensión cardiaca y física. Aunque eso no la calmó al encontrarse con el sabueso policía, que antiguamente era su primer jefe en el tiempo de las pasantías de héroes.

—Guau... Me alegro que estés mejor, Ziva-san. —dijo capitán sabueso.

—Inui-sama... No sabe cuánto me alegro de verlo. Aunque gracias por vuestra preocupación. —se acerca la rubia con aquella mirada celestina para empezar a caminar con él.

—Comprendo, guau... Usted esta aquí para visitar a su prometido, ¿no es así? Me temo que deberá calmarse primero, siento que todos estos años sigues siendo la misma niña explosiva de siempre —dice mientras le da unas suaves palmadas en la espalda.

Logrando que con aquello la rubia suspire resignada, a su maestro no le podía ocultar nada, siempre estaba allí el instinto animal que le alertaba acerca de su humor.

—Esta semana he aprendido la meditación, no creo que vaya a exaltarme... Aunque, ¿debería preocuparme por vuestra presencia en especial? Si está usted es porque algo serio se debe tratar con suma delicadeza —dice de manera seria y diplomática, pero él tan solo le dirige una mirada despreocupada y seria.

Para luego acercarse donde se encuentran don torino y otro héroe, hablando en la siguiente habitación, el héroe más mayor, se encuentra dirigiendo al joven Midoriya, mientras que los demás se quedan atentos. Sin embargo, la rubia al posar la mirada en su prometido parece descomponerse facialmente, sintiendo un ahogo de preocupaciones llegar a ella.

Iida tenya se encontraba con los brazos totalmente vendados, algunos rasguños, pero los vendajes eran extremadamente gordos por lo que supondría que era daños graves. Tan solo se dedicó a recomponer la postura tragando saliva, no podía armar un pleito, no hoy, no ahora, debía calmarse.

Debía..., una suave caricia en su cabeza la quita de su ensimismado pensar, encontrándose con el capitán. Quien le pedía tranquilizarse con esa mirada seria y postura recta, pero a la vez dulce, siendo así su presencia notada

—Puedes seguir sentado, guau...

Midoriya Izuku abre los ojos sorprendido y nervioso al escuchar el "guau" provenir del que ingresó hacia ellos.

—Ustedes deben ser los estudiantes que vencieron al Asesino de Héroes y recibe atención bajo vigilancia, guau.

Se deja ver el oficial con gran cabeza de sabueso con orejas marrones y hocico blanco con motitas pequeñas. Observándolos con seriedad a los jóvenes. Gracias a su gran tamaño no podían notar la presencia de la rubia en la situación, quien se mantenía seria ante lo que decía y empezaba a escuchar.

Katsu -BNHA. [Iida Tenya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora