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Los exámenes para los del primer año había llegado muy pronto, sin embargo, para Ziva ya poco le faltaba culminar con las ultimas materias y poder salir del Instituto Yuei. Aunque la cuestión daba en que la rubia iba de aquí para allá con respecto a los asuntos de la empresa y su proyecto.

Sus días para la rubia cada día se volvían más pesados, los entrenamientos para Bakugo estaban en curso, el rubio era un ejemplo a seguir su determinación y fuerza de voluntad por mejorar eran asombrosas tanto que la llenaban de orgullo.

—Una vez más rubio. Y terminamos por hoy.

—Tks.,. J-joder... Está bien.

Bakugo sudaba como puerco, su respiración esta acelerada y jadeando, pero una sonrisa desafiante surcaba sus labios. Había mejorado un montón en fuerza, velocidad y ataques. Sin embargo, aun su senpai le ganaba, pero ya no tanto como la antes solo estaba a pelos de llegar a tocarle sus talones.

—¡Vamos, vamos que ya falta muy poco, mierda! —se esfuerza por recuperar el aire.

Logrando que su senpai ría levemente, para luego hacer tronar sus nudillos, estaba lista para terminar esto.

Estaba agotada ya de por sí, pero este desgaste le destensaba un poco los músculos de cierta manera, ya que su prometido no estaba colaborando con las muestras de cariño apasionado por culpa de los exámenes escritos, esto era lo que quedaba.

—Bien.

Ambos se abalanzaron primero a por ataques ofensivos y defensivos sin arrojar explosiones, eran tan pulcros y firmes los golpes tan constantes que parecía que estaban al mismo par de fuerzas.

Pero cuando Bakugo decidió hacer una explosión, Ziva se inclina y desliza su pierna por el suelo haciendo un barrido por los pies del rubio, pero este salta y gruñe por lo que salta hacia atrás para empezar a contraatacarla con patadas y puños, cuando la ve acercarse, pero ella sonríe de nuevo en medio de su lucha haciendo enojar al rubio.

—¡No ganaras esta vez, mierda! Mueere...

Sin más se sobreesfuerzo, pero algo estaba planeado ya, que gracias a que le envió un golpe seguro a la barbilla esta agarró su puño y con ayuda de su izquierda hizo una especie de llave tirándolo al suelo.

—Que te dije... Bakubaka, no te precipites joder.

—Tks... Y yo te dije que no te dejes engañar.

—¿Qué?

La rubia abre los ojos aturdida pero una explosión la hace caer a unos metros, ya que audición había sido afectada, no lo había visto venir, pero ya la tenía lo suficiente aturdida. Pero ambos rubios eran tercos. Por lo que se miran serios, y Bakugo se tira encima de ella mientras que Ziva intenta crear rápidamente su plan de escape antes de llegar a ser tarde.

Bakugo lanza un golpe directo a su estómago, una patada a su maestra, para luego rematar con una explosión, pero jadea sorprendido al ver como su pierna se hunde como si fuera una masa en el estómago de la chica para luego sentir una masa explotar en vez que su maestra, dejándolo inmóvil por la cosa estirada y viscosa.

—Aaaa... Malditaaaa

La masa que Ziva creaba de manera natural a unas altas temperaturas podría volverse cual si fuera una masa de chicle a tal punto de inmovilizar a su atacante. Y sí, todo este tiempo, Bakugo Katsuki había estaba ejerciendo su fuerza en un señuelo.

—tks...

—Buen entrenamiento, me sorprendiste. Ahora ya estás en camino a ser un buen estratega y tus ataques están bastante certeros, pero conmigo aun te falta saber ciertas cosas para superarme. Pero vas bien.

Bakugo la miraba con ganas de matarla, pero solo suspira y pide que le saque de esta asquerosidad. Logrando que allí la rubia de ojos celestes se carcajeara, para hacerlo mientras se acuclillaba a unos metros de él, posando su mano en el suelo y concentrándose en atraer su masa a sus manos para que estas se la comieran e ingirieran a su vez lo perdido. Dejando a vista a un rubio agotado, pero ciertamente sentado en el suelo.

—Hoy te has ganado un buen almuerzo, aviso a Tenya y nos vamos. ¿Quieres? —propone.

Mientras toma su celular para marcar a su novio, sin embargo, al no tener respuesta una fina línea se le forma en sus labios.

—Iré a cambiarme, ve a por el idiota. Nos vemos en la entrada.

El rubio se retira, mientras la rubia retoma el camino hacia la biblioteca encontrando a su novio y prometido dormido sobre los libros, haciendo que esta suelte un suspiro. Iida Tenya siempre se esforzaba por las épocas de exámenes fuesen de prácticas o escritas.

—Cariño...

Le acaricia suavemente su cabello, dejando un suave beso en su mejilla.

—Despierta...

—¿Q-que? ¿Qué pasa prin...cesa? —pregunta algo aturdido y adormilado, Tenya.

Despegando su mejilla de los libros, y colocándose recto, mientras sus lentes se veían un poco chuecos.

—Vamos a almorzar, te has quedado dormido.

Iida Tenya la mira frunciendo el ceño, percatándose que no estaban en la cama, por lo que se asombra al descubrir que aún estaba en la biblioteca, se iba a negar a ir ante su petición, pero su estómago gruñó hambriento.

—Ya está, eso me vale. Vamos, que también prometí a Bakugo-kun su almuerzo. No acepto ningún plantar amor.

Iida Tenya estaba sin probabilidades de ganar, por lo que se resigna dejando un sutil y casto beso en los labios de su novia para empezar a guardar sus cuadernos en la mochila.

Una vez listos, encaminándose a la entrada de la Institución ambos empiezan a caminar con las manos unidas, sin importarle tanto que otras personas que molestaran, para Ziva esto no era nada, las costumbres la molestaban, pero no se lo estaba comiendo en público por lo que no podían decirle nada de ser irrespetuosos.

—Y... ¿qué tal el entrenamiento hoy con Bakugo?

—Estupendo, ha superado mis expectativas, aunque sigue sin ser capaz de superarme. Aunque hoy estuvo a picas de hacerlo. —admite mientras bosteza relajada.

—Vaya, entiendo. Desde mi punto de vista, desde que lo entrenas ha mejorado, ya no es tan impulsivo. Se detiene a pensar un poco antes de arrojarse a sus explosiones. Y eso es mucho decir. —alega, mientras atrae la mano de su novia a sus labios— eso es porque tiene una gran maestra corrigiéndolo, estoy orgulloso de ti.

Ese beso había logrado un leve rubor en la rubia, quien esboza una pequeña sonrisa.

—Te amo, mi simba.

—y yo a ti, Nala.

Al decir aquello terminan por llegar junto a Bakugo que les demanda que muere de hambre, ambos se sentían incomodos al estar cerca, pero al final se llevaban "bien" frente a la rubia de ojos celestes, no deseaban despertar su mal humor.

Hasta Bakugo sabía hasta qué punto molestar al cuatro ojos, su maestra era un grano en el culo cuando los separaba de una discusión sin sentido. Por lo que aquel día ese almuerzo había sido bandera blanca, compartiendo con bien el gran festín de carnes asadas. Y algunas verduras picantes.

Sin duda alguna, Ziva era un buen punto a favor para ambos. Aunque la rubia tuviera otros planes para Iida Tenya. 















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Hola! Perdon la tardanza, he estado complicada de tiempo con las tareas. ¿que tal les pareció este capitulo? ¿que parte les tocó el corazón? ¿creen que alguna vez Bakugo supere a Ziva? ¿Que le espera a Iida?

Nos leemos pronto.

Katsu -BNHA. [Iida Tenya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora