Epílogo

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Los años fueron pasando, Iida Tenya sobrevivió a muchas aventuras durante los años de convivencia estudiante y la Academia de Héroes, los villanos, aprendiendo cada día a valorar las amistades que iba desarrollando a cada paso que daba, aunque claro que el apoyo familiar era una de las más valoradas, a pesar que su novia se había a su país natal a trabajar y no estaba allí físicamente para apoyarlo, nunca se dejaron de hablar.

Y si previamente el temor más grande de la rubia explosiva lo del tiempo sin poder estar con él, el alejarse para ambos fue un duro golpe, los primeros meses se sentía el hueco de las presencias en cada día. Extrañaba sus besos, las caricias, sus sonrisas desafiantes, sus bromas, los regaños, las miradas pervertidas, y lo mejor de todas despertar a su lado cada mañana.

Claro que el día que Bakugo Katsuki se enteró de esa decisión se enojó, amenazó a muerte a todos, pero después un extraño hombre se había acercado a él. Diciendo que fue mandado por Katsu en forma de disculpa por su ausencia, que ahora él sería su entrenador personal sustituto.

Claro que aquello le había avivado la chispa a Bakugo, lo había visto en sus ojos rubíes, encendidos, pero sabía que era terco para admitir que su sempai cada día lo sorprendía más. Iida Tenya siempre le había tenido celos al rubio, por la relación, esfuerzo y dedicación en que mejorase por el bien. Sabía que eran celos injustificados porque: él era su novio, él era su todo, sus bromas subidas de tono eran para él, sus besos, sus mismos impulsos de cariño erráticos para la sociedad. Todo lo íntimo y dulce de ella era dirigida a su persona, pero aun deseaba torpemente que ella le dijera también que se esforzara, claro que no lo machacara como Bakugo, pero que también quería esa atención. Sin embargo, nunca lo tuvo. Y Bakugo tuvo que meter fuego en ese sentimiento egoísta para que no pensara en idioteces, y digamos que, con su gran personalidad, Iida Tenya casi no vivió para contarlo. Claro que esto no había salido a la luz, no había sido notificado a Katsu, porque ahora era cuando ella estaba en una situación que debía mostrar honor y capacidad para mantener una gran compañía.

Bakugo había dejado en claro con sus acciones, que nunca había creído ver a un extra idiota como él ser tan posesivo por una rusa como ella, que todo lo que él pudiese ver era la pura ignorancia. Ya que le dijo bien directo:

"Bastardo, cuatro ojos, Katsu es una mujer loca que tiene ojos para ti, ¿crees que me retuerce los huesos a mí, que solo me da ánimos a mí? Ja, eres más imbécil de lo que creía. Ella no te pide que te esfuerces porque claramente, si no estás con ella, tú, inútil de mierda te esfuerzas y sobre esfuerzas por mucho, te olvidas del mundo que te rodea. Entiendo que sea tu novia, y es por eso, que deberías notar estas idioteces, no ser un posesivo de mierda. ¡Ella solo te apoya en silencio, te da cosas que todos envidiamos, pero, EH!!? No me metas en esa mierda. Así que metete en tu maldita cabeza cuadrada, ella te apoya, no te sobreexplota como a mí o a otros, porque ya haces de naturaleza, ¿acaso me dirás que eres masoquista de mierda también? ¿¡EH!? Ahora, si eres capaz de entender todo, te quedarás callado, o morirás a la próxima."

Aquellas palabras en primeras instancias lo intimidaron, lo enojaron, y frustraron, pero esta vez no veía a su novia cerca, sino que le había arrojado un balde de agua fría directo a su molestia. Y cuando quiso agradecerle al rubio, este lo quemó. Odiaba el afecto entre hombres.

Y lo entendía, porque el sustituto entrenador se la pasaba golpeándolo, dando golpes, su piel se notaba los daños; aunque la quemadura no iba a desaparecer tan fácil en palma de la mano, agradecía que su novia no estuviera cerca. Podría curarse a tiempo.

Cada alumno del Instituto Yuëi recordaba a la rubia, a veces decían que Bakugo Katsuki era una viva imagen de los primeros años de personalidad de mierda que Ziva portaba, pero tenía la ciega esperanza que en algunos años más su boca malhablada disminuyera a ser uno de respeto. Pero la esencia de Bakugo, quiérase o no, estaba un POCO ligada a esa personalidad. Y aquellos comparativos le daban nostalgia directa a su corazón, claro que cada dos semanas en los fines de semana, se video llamaban, se hablaban y comentaban sus días, pero no era lo mismo.

Katsu -BNHA. [Iida Tenya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora