Capítulo 25

206 38 0
                                    

La bodega de NamJoon es pequeña, una estructura simple sin vida. Como debe de ser.

Hemos aparecido hace unos minutos, probablemente estamos en sus pantallas y Jeon nos lo confirma, Jimin con lentes oscuros cuadrados al igual que yo.

Policías diría cualquiera.

Mafiosos.

Narcotraficantes.

Ángeles o demonios.

-Han anunciado su llegada- señala JungKook sobre nuestros auriculares, asentimos y Jimin avanza para abrir la puerta

-¿Dónde lo tienen?- comento ronco y bajo

-Dos puertas a tu derecha, está atado, espera... pelea-

-¿Pelea?- Maldito terco

El pelinegro golpea la puerta con su pierna abriéndola en el proceso, entra sacando su arma de la cadera apuntando, hace la señal de que el camino se encuentra limpio.

Ellos nos esperaban, el punto es si realmente esperaban al señor K.

El sonido de golpees junto con maldiciones invade el lugar

-¡Te voy a matar bastardo!- es uno de los hombres que probablemente Yoongi ha jodido

-¡Eres solo un gato!- su voz, está bien, cabreado y a punto de explotar pero bien, me adelanto a Jimin para abrir la puerta de golpe.

Lo veo, tiene su ropa desalineada al igual que cabellos despeinados, su labio está roto y su ceja abierta.

Me tensa y una contracción muscular se adueña de mí por segundos, respiro y saco mi arma, disparo directamente a su cabeza y cae.

Yoongie gira y me ve, pasmado por un instante. Nunca he matado a nadie frente suyo. Mi mano aun sosteniendo el arma, con pulso tranquilo como si se tratara de un bolígrafo. Mi vista fija en mi objetivo.

Un golpe sordo cae.

-¡Jimin, mierda!- ruge Jeon regresándome a la realidad, giro sobre mis talones y lo veo, esta tirado en el suelo tratando de cubrir su cabeza mientras alguien suelta una patada a su estómago buscando alcanzar el arma por la que seguro han peleado, dirijo mi arma a su pecho y disparo unas cuantas veces.

El hombre se queja y cae al suelo, mientras el pelinegro soba su cabeza para ponerse de pie. No lo ayudo, no lo hago porque eso me haría ver débil.

Yoongi toma mi brazo temeroso, quiere que lo vea pero no lo hago, solo camino y me adentro más al centro de operaciones. Jimin rápidamente me alcanza

-Sácalo de aquí- ordeno caminando acomodando mi reloj.

Nadie se ha acercado, probablemente tendrán una emboscada en el despacho. Jimin no obedece y continua tras mío, puedo escuchar los pasos apresurados de Yoongi para alcanzarnos

-Es una orden- gruño, él asiente y se aleja

Escucho su revuelo, él como mi novio grita que no puedo alejarlo, que no puedo obligarlo y que no quiere hacer esto.

No me importa, no es problema del señor K lo que ese policía pueda querer o no.

Abro la puerta, con porte, clase y elegancia, sobre todo con presencia.

NamJoon se encuentra de espaldas, él maldito piensa que ha ganado, piensa que esta ganado su propio juego, pequeño iluso. Sonrió por mis adentros para subir mis lentes.

Cinco hombres me apuntan a las extremidades, al corazón y a la cabeza. Un paso en falso y me matan.

-¿Qué planeas?- susurra Jeon como si pudieran escucharlos –se supone que solo irías por Yoongi, mierda-

-Yo no le doy explicaciones a nadie- contesto mirando una vez más el lugar, a dos puedo atravesarlos con mis cuchillos como dagas, tres más con balas y NamJoon, con él me tomaría mi tiempo.

-Entonces, ¿jugaremos a la ley del hielo?- burlo dando un paso y presenciando el miedo de los contrarios.

Miedo que me he encargado de dominar.

Miedo que me he encargado de regar desde que estoy en esto. Desde que me convertí en esto.

Les tiemblan las manos, fallaran el tiro, un paso más

-No te acerques, o volaran tu cabeza-

-Muchas series policiales Kim- lo veo tensarse y sonrio por mis adentros. Está reconociendo mi voz -¿te han comido la lengua los ratones Nammie?- reto para quitarme los anteojos.

NamJoon

Esa voz.

Mis respiraciones se detienen, mi corazón parece haber frenado de golpe y mis extremidades se vuelven frías.

Esa voz.

No, no puede ser él.

-¿Te he asustado?- interrumpe, su voz es ronca y seca, casi como si saboreara cada palabra que suelta.

No Jin, no puedes ser tú.

Giro, las mascarás caen. Frente a mí el señor K, porta un traje negro hecho a la medida, reconocería esas estrechas caderas y amplios hombros en cualquier vida. Su cabello ahora negro peinado hacia arriba le agrega un par de años, un tatuaje en su muñeca derecha, un moño de coloración oscura y un añillo con una gema roja.

Su nombre es Sr.K, otros lo apodan el diablo.

Pues el diablo no puede ser tan perfecto.

Oh mierda, mi ángel se convirtió en aquel diablo.

-¿Qué significa esto? – indico fuera de lugar. E incluso mis hombres notan mi sorpresa.

-Digamos qué, el diablo es solo un ángel perdido de Dios- se burla para verme con superioridad –y solo digamos- mira el lugar para fijar sus ojos en mí –que tú has ayudado a que ese ángel... se haya perdido-. 

Ángel Perdido |YoonJin| #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora