Ángel Perdido |YoonJin| #1

Capítulo especial pt.2

Min Yoongi

-¿Qué hará esta noche oficial?- pregunta mi compañero de guardia mientras salimos de la comandancia.

Veinticuatro de Diciembre, aproximadamente tres de la tarde

-No lo sé, ir a casa y preparar algo de cenar supongo- me encojo de hombros para despedirme y subir a mi auto

Kim SeokJin.

Demonio de cabellos castaños, labios rojizos, mejillas de miel y culo de infarto.

Muerdo mi labio

No puedo pecar, mucho menos este día

Mucho menos con él.

Dos timbres.

¿Realmente hago esto?

¿Qué demonios me pasa?

-Oficial- contornea del otro lado de la línea y paso saliva.

Maldito seas Kim SeokJin

-Kim- ríe.

Desgraciado

-¿Piensa hablar?-

-¿Qué harás esta noche?- silencio, por unos instantes pienso que esto es realmente estúpido

-¿Qué hay de especial con esta noche?- pregunta con seriedad y me sorprende un poco.

¿Realmente no recuerda que es noche buena?

-Es... noche buena- indico y él parece estar procesando -¿Lo has olvidado?- sigue sin contestar -¿A caso el señor mafioso no tiene tiempo para esas cosas tribales?- suelto en medio burla

Si me preguntarán, realmente no sabría que contestar, ¿Por qué tan siquiera hago esto?

No está bien.

Aunque mi corazón indique otra cosa, no está moralmente bien.

Y eso es lo que le importa a todos.

-Lo he olvidado- confiesa

Incomodo. Odio los silencios incómodos. Me hacen dudar si lo que he hecho es correcto o no

-Kim-

-¿Sí?- cuestiona sereno, su voz aunque muchas veces parece altanera, en ciertos puntos se vuelve cálida, cuando pierde la guardia, cuando pierde esa máscara que estoy seguro usa con todos, incluso con él.

-¿Te gustaría, ya sabes...- rio nervioso tallando mi nuca –pasar la cena conmigo, en mi departamento?- siento calor expandirse por mis mejillas y quiero que la tierra me trague

¿Qué diablos he hecho?

¿Pedirle una cita a un narcotraficante, a un asesino?

-Supongo- indica –te veo esta noche Min- y así cuelga, llevándose a mi corazón latiendo mil por hora

¿Cómo puedes hacerme esto?

Aproximadamente eran las nueve de la noche, ya me he bañado y vestido con unos jeans negros, una camisa del mismo color y colocado unas gafas de armazón grueso.

Me encontraba descalzo tan solo con las tobilleras esperando su llegada, había colocado aromatizador de pinos, porque aunque él lo negara, sé que ese olor lo tranquiliza.

No me moleste con retirar las fotos familiares.

Confiaba en él.

No pregunten, ni siquiera yo sé porqué lo hago.