Después de tres semanas de no parar de escribir y tener adelantado el libro, por fin pude dar un gran progreso en mi libro y ahora tendría mucho más tiempo para ir a visitar a Haru.
- Que raro señorita ____, puso terminar todos los manuscritos en tan poco tiempo y hasta tiene dos meses de descanso gracias a ello. - Dijo el presidente. -
- De nada presidente y por cierto; quiero pedir disculpas por lo del café derramado.
- Sé que su representante le pidió que se disculpara sobre aquel incidente así que ya no vale la pena que se siga disculpando; con la entrega completa del libro es la gran manera de pedir disculpas. - Dijo el presidente sonriendo me. -
- Bien, si me permite me tengo que ir; mi, vuelo me está esperando. - Dije mientras me levanta del asiendo y salía de la oficina del presidente. -
- Mucha suerte señorita ___; que tenga un lindo viaje. - Dijo el presiente despidiéndose con un gesto en la mano y con una sonrisa. -
Mi relación con el presidente es de lo más curiosa, muchos podrían decir que nuestra relación es hasta de enemigos pero realmente no es más que una relación de padrastro e hijastra; cuando llegué a Tokyo me encontraba en compañia de Erika; las dos sabíamos que lo más probable es que al final, no íbamos a poder tener el tiempo ni el dinero suficiente como para seguir con nuestros estudios. Así que las dos optamos por buscar un empleo decente; no tardamos mucho en encontrar un empleo, después de todo a pesar de ser niñas, éramos jóvenes y teníamos mucha más habilidad que una mujer a punto de llegar a los cuarentas; no digo que una mujer de esa edad no pueda obtener un trabajo por su edad; solo digo que nuestras habilidades eran distintas por nuestra edad.
Erika pudo obtener un empleo siendo cajera de un restaurante familiar, a ella se le daba bien la socialización y en especial era muy buena para las matemáticas así que no tendría ningún problema trabajando allí. En cambio yo, trabajaba en una gran compañia de editorial. ¿Qué hacía? Fácil, era la de los recados, traía, café, material, cualquier cosa que me pidieran yo tenía que hacerlo. A pesar de trabajar para todos, jamás había visto al presidente de allí; supongo que quizás el tenía su propia secretaria que le trajera lo que el quisiera así que; no hay ningún problema en ello.
Hasta que un día...
- Disculpa ¿eres _____? -Dijo una bella mujer. -
- Si soy yo, ¿necesita algo? - Dije mientras le servía café a un hombre quien era encargado del área de manga y para ser específicos, trabajaba en mangas románticos. -
- Disculpa, ¿podría pedirte un favor?
- Si claro, ¿qué sucede?
- ¿Podrías venir conmigo?
- No sigas a esa mujer, seguirla es como si siguieras el camino al infierno. - Dijo el hombre molesto ante la presencia de esa mujer. -
- Con mucho gusto aceptó esos comentarios pero se lo tiene que decir al Presidente ¿le parece? - Dijo la bella mujer con una sonrisa malévola. -
- Ni muerto haría eso, ¿quieres que el área de mangas se vaya a la ruina? - Dijo el hombre fingiendo miedo. -
- Bueno, esa charla la dejamos para otra ocasión. - Dijo la señorita para después guiarme al piso más alto del edificio que según tenía entendido allí se encontraban las oficinas de los mejores escritores, empresarios y la atracción principal; la oficina del presidente. -
Pasamos por aquellas oficinas y áreas de descanso, bastante normal como todos los demás pisos; pero cuando me di cuenta, me topé cara a cara con la oficina del presidente.
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Los Kaidou (Haru & tú)
FanfictionEn alguna parte de Canadá, en un orfanato habita una niña de 8 años en busca de una familia o de alguien que la haga feliz de por vida. Sus esperanzas no tardaron en ser correspondidas por aquel hombre ojos color esmeralda. ---------- - No está bas...