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06

《ᴅᴇʀʀʏ 》

La pantalla en su automóvil reflejaba con letras gruesas de color blanco una llamada entrante. El hombre colgó la llamada con su esposa Myra y temeroso contestó.

- ¿Aló? -

- Hola.-

Una voz de un hombre, del otro lado de la línea, se escucha. Edward con sus dedos sobre el volante haciendo tap nervioso espera a que la otra persona siga hablando, una gota de sudor se ve bajar por frente y traga la saliva acumulada dentro de su boca. Estaba nervioso, llegaría tarde a su trabajo y la llamada de improviso de su antiguo hogar lo empeoraba todo. Vivir en Nueva York no era muy bueno y menos para viajar en una hora pico.

- Escucha. Soy yo, Mike. -

- ¿Mike qué? - su voz tiembla y no puede despegar la mirada de la pantalla

- Mike Hanlon de Derry.-

El semáforo cambia a un color rojo y sin que el adulto conduciendo se de cuenta sigue avanzando con su auto. Un taxi cruzando desde la dirección contraria en la que él se encontraba tocó bocina, pero Eddie sin poder reaccionar antes terminó por provocar un choque.

- ¿Eddie, estás bien? - se escucha la voz de Mike desde el otro lado de la línea

- ¡Sí! - contesta Eddie aún nervioso

《🎈》

- Me siento claustrofóbico al ver este modelo - habla el adulto Ben Hanscom - ¿Usted no? -

Con un vaso de ron a su lado Ben se encontraba haciendo una video llamada dentro de una junta laboral, era el dueño de una compañía. Al verlo uno no lograría reconocerlo a primera vista, aquel pequeño regordete y de cachetes grandes en el momento ya era todo un hombre delgado, bien formado, facciones bien marcada y una creciente barba bien cuidada.

- Si pone más muros parecerá una prisión, ¿y qué quieren las personas en la prisión? ¡Salir! - sigue hablando el hombre - ¿o no? - no obtiene respuesta de los empleados - Este debe ser un lugar donde las personas se reúnan, para congregarse. - su mirada se dirige lentamente al celular sobre la mesa

Llamada entrada de Derry, Maine.
Sus dedos juegan sobre la mesa e inclina su silla hacia atrás.

-

Disculpen un segundo. - habla Ben

- ¿Se siente bien, señor Hanscom? -

- Creo que no, no está noche. Disculpen. -

La llamada se corta dejando la pantalla en negro dentro de las oficinas. Ben toma con su mano temblorosa el teléfono y apretando el botón verde lo lleva a su oreja.

- ¿H- Hola ? - su voz sale entrecortada

Casi para reír la llamada y su voz entrecortada le recordaba a un viejo amigo de su infancia con ojos celestes, William, aquel niño que estaba desesperado por encontrar a su hermano muerto dentro de aquel pueblucho de Maine. El tartaja le decían algunos, ¿qué pasará por la cabeza de Bill en estos momento? ¿Ya lo habrán llamado?
El hombre no era estúpido,  sabía que su otro viejo amigo Mike era el de la llamado; por otro lado, lo lograba asimilarlo. ¿Cuántos años pasaron? ¿20 años? ¿O tal vez 24? No lo recordaba.
Miró hacia su billetera color negro sobre la linda mesa de madera marrón bien ilustrada, la abrió y dejó ver una hoja arrugada de un todo marrón casi como el café. Esa hoja era viejisima, de su viejo anuario escolar para ser exactos. ¿Cuánto tiempo pasó?