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» ᴇʟ ʀᴇᴄᴜᴇʀᴅᴏ, ᴇʟ ᴍɪᴇᴅᴏ ʏ ʟᴀ ᴠᴇɴɢᴀɴᴢᴀ «

- ¡Tienes pocos minutos, encanto! -

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- Antes que todo quiero decir algunas palabras. Reflexionando sobre lo que acabo de leer, creo que se habla sobre la indiferencia. Bueno, cuando eres niño, piensas que el mundo da vueltas a tu alrededor, que siempre serás protegido, y se preocuparan por tí, que siempre tendrás los mismos amigos que tuviste desde que tienes 12 años. Luego, un día, algo malo pasa, y te das cuenta de que eso no es cierto. Te despiertas y de repente no te importa nada más que tu vida, ya no importa nada más de lo que pase fuera de la puerta de tu casa. Te separas de todo lo que pudo haberte importado. Vecinos, familia, tus amigos. Pero cuando estás solo de niño, los demás lo ven como debilidad, y se aprovechan, y no te das cuenta de que se te están acercando hasta que ya es demaciado tarde, y te atacan antes de que te des cuenta de sobre lo que está pasando. Si alguno de ustedes abriera sus ojos, si a alguno de ustedes les importara, verían lo que está pasando. Supongo que la indiferencia es parte de crecer. Convertise en adulto no es sobre tener las posibilidades de votar, o de beber o de conducir, convertirte en adulto, de acuerdo a la Biblia de Derry, es a apreden a que No te importe una mierda nada. - habla Stanley

- Creo que ya es suficiente. - su padre protesta entre dientes

- Sé que soy un perdedor. Siempre seré un maldito perdedor. - tira el micrófono hacia su padre

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- Gracias por tener el valor, Stan. -

Richie habla.
El hombre se encontraba dentro de la sinagoga, el recuerdo lo atrajo. Aquella vez que Stanley no se comportó como cobarde y justo en frente su padre. Aquella vez en su Bat Mitzvah, que fue luego de la separación de grupo; la ida de Eddie con su madre, cuando Richie y Bill se golpearon por la discusión de destruir a eso, Ben y Mike yéndose porque no querían salir lastimados dejando a Bill, Beverly y Rose sin más que hacer.

El club se había disuelto y lo único que quedaban eran los recuerdos; la cajita de cigarrillos y el poema para Beverly, las iniciales que talló un día de verano Richie en el viejo puente de los besos, las visitas de Eddie a la farmacia, las tardes con Stanley en el parque admirando aves, los cuentos de Ben, los paseos por el campo de Mike, las pesadillas de Bill y el cariño de Rose. Todo aquello que había quedado oculto al igual que el payaso que los atormentaban uno por uno, hasta aquella tarde donde ambas chicas desaparecieron poniendo los pelos de punta de cada uno de unos chicos.