Capítulo Ocho.

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El par de jóvenes se encontraba en un aburrido jueves, en el colegio para ser exactos.

Desde que Tozier se había quedado a dormir en casa de los Kaspbrak, su amistad se volvió más fuerte que antes.

Sonia Kaspbrak ya trataba a Richard, ese niño con gafas muy grandes le había agradado. Pero debía admitir que no le gustaba la forma en la que veía a su hijo.

No era una mirada perversa, al contrario, lo veía con amor.

Pero por desgracia de ambos, la señora K es homofóbica hasta los huesos.




Un día después de la pijamada.

Eddie, cariño. Despierta. – El antes mencionado se removió en su lugar y abrió con lentitud sus adormilados ojitos, encontrándose con el rostro de su mamá.

¿Qué sucede, mami? – Preguntó el castaño, olvidándose por completo de un chico azabache durmiendo al lado suyo.

¿Quién es él, Edward? – Esta vez Eddie volteó hacia donde se refería su madre y abrió aún más sus ojos, sorprendido.

Es un amigo, mami. Lo ayudo con un par de materias y, bueno, como ayer terminamos tarde, le ofrecí quedarse. – Habló de forma nerviosa, viendo hacia sus manos.

Muy bien, entonces. Despiértalo y bajen, haré el desayuno. – Habló la señora K, dudando un poco en la historia de su hijo.

Después de que su madre desapareciera de su habitación, volteó a observar a Richie.

Se veía adorable durmiendo así.

Estaba durmiendo de lado, viendo hacia él. Sus labios estaban entreabiertos y, aunque estuviese profundamente dormido, seguían con su típico tono cereza.

Hey, Rich. Despierta. – El pequeño acercó una de sus manos a la suave y tersa mejilla del contrario, acariciando dicho lugar con su pulgar.

El invitado movió su rostro, disfrutando de aquellas caricias.

Lentamente comenzó a abrir sus obscuros ojos, encontrándose con el delicado y recién despierto rostro de Eddie.

Ya desperté, ya lo hice. – Dijo mientras volvía a cerrar sus ojos, intentando volver a dormir.

Vamos, Richie. Mi mamá ya te ha visto y dijo que nos quería abajo para tomar el desayuno. – Habló el pecoso de manera calmada, ahora jugando con los rizos del mayor.

Al no recibir respuesta suspiró derrotado, lo dejaría dormir un poco más mientras él tomaba un baño.

Se levantó de la cama y caminó hacia su armario para sacar de ahí la ropa que utilizaría el día de hoy.

Optó por una simple polo tono salmón y un par de shorts cortos rojos, junto a un par de tenis.

Esta vez no tenía planeado salir de casa, así que no se vistió como normalmente lo haría.

Con precaución de no despertar a Richie dejó su ropa tendida sobre su cama, excepto su ropa interior. Esa se la pondría dentro del baño, claro.

Tomó su ducha con tranquilidad, sin saber que cierto chico con problemas visuales ya había despertado.

¡Ya desperté, Eddie! – El castaño escuchó al mayor hablar, así que se apresuró a terminar con ese relajante baño.

¡Ya estoy saliendo, Rich! – Gritó de regreso, secando su cuerpito con la toalla.

Pink nails ¦ Reddie. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora