Capítulo Doce.

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A medida que el tiempo pasaba, Richie y Eddie se volvían mucho más cercanos, se confiaban las cosas, parecían uno.

Tozier hablaba y Kaspbrak de vez en cuando terminaba las oraciones por él, algo que al primero al principio le confundió, pero después comenzó a agradarle.

¿Qué clase de parejas tienen ese tipo de conexión? Realmente pocas.

Y eso el joven Kaspbrak lo sabía. Lo sabía y eso también le agradaba.

Richie.

Ahora estaba en el aula de clase, recién iba a empezar la primera hora y ya quería irme de aquí.

Me encontraba nervioso, muy nervioso.

Después de una semana sin ver a Eddie, hoy será el día en que volvamos a hablar y eso me tiene entusiasmado.

Su mamá dice que soy una mala influenza para él, yo creo que sólo está exagerando.

Flashback.


¡Vamos, Eds! ¡Mueve ese trasero para acá! – Gritó el azabache desde la sala, el dueño de la casa se encontraba en la cocina.


Ambos chicos se encontraban en casa de la familia K [como ya era costumbre] jugando videojuegos. Porque al parecer Eddie, el chico perfecto, también se divertía.

Tenía una consola y algunos juegos para este mismo, pero como era de imaginarse, Kaspbrak no solía jugar.

¡Ya voy, Richie! – Contestó devuelta, terminando de preparar algunos snacks para su invitado y él. – Que desesperación, santo cielo. – Susurró con una media sonrisa en sus labios.

Al fin terminas, Jesús santo. Tardaste tanto que ya estoy anciano. – Comentó el de gafas, para después tomar una de las tantas galletas y llevársela a la boca, comiéndola de un bocado.

No exageres las cosas, Richard. Me esforcé para que te gustase. – Habló el castaño mientras bajaba la mirada, sintiendo de repente calor en la zona de sus mejillas.

Muchas gracias, Eds. Aprecio mucho eso. – Sonrió viéndolo, no había escena más adorable que esa, según él.

El cuatrojos quería ver los ojitos avellana contrarios, así que tomó su barbilla e hizo que levantara la vista.

Tienes unos ojitos muy bonitos, Eds. – Murmuró viendo estos directamente, a cambio de dicha confesión recibió una sonrisa de oreja a oreja por parte de Kaspbrak.

M-Muchas gracias, Ri-Richie. – El mencionado sonrió aún más al notar lo nervioso que el menor se había puesto.

Soltó su barbilla y llevó su misma mano a la mejilla del pecoso, acariciando dicha zona.

Estaban sumergidos en su propia burbuja de amor, hasta que Eddie decidió romperla.

¿Y-Ya jugaremos? – Preguntó, aunque muy en el fondo y ambos sabían, no querían realmente jugar.

Ya se parece a Bill. – Pensó el pelinegro y rió suavemente, antes de asentir con la cabeza.

¿Sobre qué ríes, Richie? – Habló el castaño, curioso.

Pink nails ¦ Reddie. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora