Capítulo Tres.

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Seguía escondido en el cubículo del baño, asustado.

¿Qué era eso que se dejaba oír en todo el baño? Sonaba como... Como besos.
Habían dos personas besándose.

Estúpido, no revisaste antes si había alguien aquí. – Eddie abrió sus ojos a sobremanera, esa voz parecía ser la de Jackson.

Todos están en clase, no arruines esto. – Esa voz... Se le hacía conocida, era como la de su amigo ojiverde. No puede ser él. – Pensó Kaspbrak asustado.

Pasaron algunos minutos hasta que esa pareja se fue, Eddie salió. No sin antes asegurarse de que en realidad se habían ido.

Lavó su rostro nuevamente, sonrió de lado al ver que su labio y nariz ya no sangraban.

Pero entonces observó sus arregladas uñas por algunos segundos, sintió otra vez ganas de llorar.

No soy un marica. – Murmuró, comenzando a quitar el esmalte de sus uñas de manera agresiva, le dolía. Pero le dolía aún más el rechazo.

Regresó al salón donde se suponía habían clases, ignoró al profesor ahí presente y se sentó en su lugar.

Jugaba con sus dedos por debajo de su mesa e intentó pasar por alto una intensa mirada sobre él. – No quiero su lástima. – Susurró molesto al aire.

14:12 p.m.

Ya era hora de irse a casa y Richie no se apresuraba a guardar sus cosas, que aunque no eran tantas, a Tozier le gustaba guardarlas de manera lenta, así se aseguraba de no olvidar algo.

Después de aproximadamente ocho minutos terminó, pero ya para ese entonces sus amigos se habían ido.

Se encontraba solo, hasta que volteó y vió al chico de ojos avellana aún en su mesa, todo desordenado sobre ésta misma.
Eso era extraño, ya que el pequeño solía ser el más ordenado de toda la clase.

Lo observó por pocos segundos más, hasta que lo escuchó hablar.

Deja de observarme. – El más alto se sonrojó y negó con la cabeza, aunque el castaño no podía verlo.

No estaba observándote. – Esta vez el que se puso nervioso fue el pequeño asmático, claramente no sabía que se trataba de Richie.

N-No te preocupes, de todas formas ya me iba. – Intentó componer la incómoda situación y se levantó para comenzar a guardar sus cosas, acomodando sus libretas y lápices por color.

Yo también ya me iba. – Habló Tozier, mientras se le ocurría una idea.

¿Puedo acompañarte a tu casa? – El cuatrojos se arriesgaba y lo sabía muy bien.
No hablaba de las miradas que podría recibir al salir con un chico, y que ese chico sea alguien como Kaspbrak.

Se refería a que se arriesgaba a perder su orgullo y dignidad si Eddie lo rechazaba.

Pero para su sorpresa, el castaño asintió con la cabeza.

Miradas de sorpresa, decepción, algunas de asco y otras de tristeza lograban sentir aquella pareja de chicos, aunque al más alto no le importaba en lo absoluto.

Pero a diferencia de Eddie, a él le afectaba a sobremanera. Ya quería irse, con o sin Richie.

¿Puedes apresurarte?  – Preguntó el más nervioso, ganándose una mirada confusa por parte del bocazas.

Pink nails ¦ Reddie. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora