En el primer recreo no cruzó miradas con Camila; aunque la buscó sin lograrlo puesto que fueron varios los niños de otros cursos que afablemente se le acercaron. Sintió que de una u otra manera buscaban disculparse, algo que a esas alturas ya no necesitaba. Cuando volvió a sonar la campana vio, a lo lejos, que el Chocolito Paulo le conversaba en el oído a Camila. Ella sonreía y aprobaba lo que a simple vista parecía ser un acuerdo entre ambos. Luego, durante la clase de matemáticas, Cristóbal miró a Paulo con una pizca de recelo.
«¿Dónde está el Chocolito? ¿Alguien lo ha visto?», preguntó por él en el segundo recreo, mas no obtuvo una respuesta afirmativa. Por su mente comenzaron a aparecer un montón de pensamientos negativos. De pronto se vio como el protagonista de esas clásicas películas de romance épico en las que el héroe principal se queda con amigos, seguidores, gloria, admiración y respeto, excepto con la mujer a la que ama. ¿Por qué? Pues porque ella se va con el valiente aliado soñador, intrépido, sensual, de buen corazón y... qué dramón.
No se imaginaba siendo traicionado por su gran amigo. En realidad no quería imaginárselo. ¡Él había visto primero a Camila, y que Paulito le hiciera una sucia jugada era algo que también le apretaba el pecho!
Después, al terminar el segundo y último recreo, los vio salir un tanto cómplices de la biblioteca. Una nube cargada de agua se le posó sobre la cabeza y un nudo se le formó en la garganta. Ahora, a unos veinte metros de distancia, Camila lo miró con entusiasmo y le enseñó el pulgar arriba. ¡No era la mirada que Cristóbal esperaba! El cariño que experimentó al iniciar la jornada se había esfumado de un plumazo, lo que dio paso a la inseguridad. Una vez en la clase de Historia lanzó a Paulo una mirada fría. Como respuesta, obtuvo unas cejas arqueadas y una sonrisa que moría por soltar una grata noticia. En otro momento se habría contagiado con la alegría de aquel moreno y cándido rostro, pero en esta oportunidad no sintió las ganas de devolver el afecto.
—¡Cri, espérame! —Paulito lo frenó en la esquina de la calle al finalizar el día escolar, abriéndose paso entre los padres que recogían a los hijos— ¿Te ocurre algo? Te noto raro.
—Nada. Creo que el que tiene algo que decirme eres tú.
—Ah, ya sé. Oye, si me viste conversando con la Camila, no es lo que piensas. Te conozco.
—¡Y yo digo que acepto! —Camila apareció como por arte magia, tomando a ambos de los hombros cual si fuera parte del mejor equipo. Paulo no dejó pasar el tiempo y de inmediato le dijo a Cristóbal que lo esperaba en el condominio.
—¿Acaso el Chocolito te dijo que te quiero pedir matrimonio? —bromeó Cristóbal una vez que los dos se encontraron solos. Una ocurrencia en el momento preciso para calmar sus nervios.
—Tonto —sonrió—, es por el canal futbolero de reacciones que tú y el Paulo quieren hacer. Me dijo que los dos querían que yo sea parte del equipo para comentar los partidos con ustedes. Aparte que los tres somos hinchas de distintos clubes: tú eres de la Cato, el Paulo es del Colo y yo soy de la U. ¡Va a ser súper entretenido! Y claro, también podemos ir al estadio a grabar a San Romeo ya que a estas alturas casi nadie lo ve. Es más, tengo el nombre para el canal. Sería algo como...
—Espera, detente. Tiempo, tiempo —la cortó en seco—. ¿Dices que seremos tres en el canal?
—Es lo que me propuso Paulo y me dijo que estabas de acuerdo. ¿Pasa algo malo?
—Es que en realidad no hemos hablado sobre un tercer integrante. Él no me ha pedido la opinión.
En un principio Cristóbal evitó mostrarse en desacuerdo para no quedar como un niño machista. «¡Una niña en un canal futbolero espantará subscriptores!», pasaba por su cabeza. Pero a medida que avanzaba la conversación su trato se volvió más áspero y desconfiado. Bastó que un par de compañeras lo despidieran con la efusividad que nunca antes le habían entregado, y la mente le comenzó a escupir ideas paranoicas sobre Camila. «¿No será que quieres formar parte del canal solo porque me he vuelto popular gracias a un estúpido video?», se lo encaró cuando ya no le cabía duda. Y por más que ella buscaba hacerle entender que sus intenciones eran honestas, el trato de Cris seguía tomando un color cada vez más ofensivo.
—Cristóbal, tengo buenas ideas para el canal. Sé de fútbol —decía Camila, acongojada—. De veras quiero estar con ustedes.
—Claro, y así la gente te verá y dirá que no solamente eres bella por fuera, sino que también le diste tu apoyo al tonto del que ya medio Chile se burla. «¡Oh!, pero miren qué buena es esa niña. ¡Démosle muchos likes, muchos corazones!» Minas como tú lo único que quieren es lucirse.
—¡Pero si ni siquiera sabes cómo me sentí con ese video! —su voz se quebró.
—¿Qué?, ¿acaso me vas a decir que no te mataste de la risa? Todos se rieron, ya no mientas.
—No tienes idea lo mucho que...
—¡Basta! ¡No quiero oírte! No te creo nada.
Camila bajó la mirada. Cristóbal también lo hizo. «La embarré», apareció la respuesta en su cabezota, antes que la pregunta. Al segundo quiso pedirle disculpas. Por un instante pensó en explicar sobre lo mal que lo estaba pasando, con toda la presión y las burlas por las redes sociales de la que era víctima. Sin embargo, para él ya no había vuelta atrás. De nada le serviría justificarse. Así que, con más miedo que aspereza, decidió mostrarse como un chico duro. Mejor ocultar sus sentimientos. Soterrarlos en un lugar donde nadie, ni siquiera él, pudiese resurgirlos.
—Eres igual que todas —lo dijo con los dientes apretados—. Los cabros de tu curso tienen razón: eres terrible pesá. Eres la típica pendeja hueca que se sabe linda y piensa que puede aprovecharse de cualquiera. Pero conmigo no. Conmigo no te resulta. ¿Y sabes qué?, no eres tan linda. Eres fea. Fea y de adentro. Sí... realmente fea —dio por finalizado el entrevero, sintiendo la rabia consigo mismo por haberla dejado sola en aquella esquina, frágil, descolocada y con los ojos llorosos.
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DICCIONARIO CHILENO
- Embarrar: arruinar, estropear. Echar a perder.
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Jerónimo sin cabeza [COMPLETA]
Novela JuvenilEn la ciudad de San Romeo nadie es tan valiente como para ingresar en el bosque. La leyenda local cuenta que allí habita una bruja que decapita a todo humano que osa adentrarse en la espesura de los árboles. Además de los supuestos avistamientos del...