Cuatro

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HyukJae.

-¿Cómo te fue está semana en el centro comunitario?.- mi padre preguntó justo después de apoyar los codos en la mesa que había limpiado mamá segundos atrás.

-Bien.- le respondí contento.- Los pequeños son amables, aunque un poco distraídos a veces.

-Espero puedas ayudarlos a mejorar eso.- me sonrió.- ¿Y con tu casa?

-Falta cada vez menos.- conté.- Ahora iré a pagarles a los albañiles y luego voy a darle enseñanzas bíblicas a una señora que conocí el domingo pasado.

- Me siento orgulloso de ti HyukJae.- papá palmeó mi hombro.- Tienes vocación para atraer a las personas a nuestra religión, a su salvación.

-Gracias padre, me seguiré esforzando.- me puse de pie e hice una reverencia.- Ahora debo irme.

-Ve con cuidado, nos vemos esta noche.

Asistí, y me dirigí al patio donde mi madre barria, un poco lento para mi gusto.

-¿Sucede algo madre?.- le pregunté acercandome.

Ella me miró, el sudor le cayó por la frente, sus ojos parecían sumamente cansados.

-Estoy un poco cansada, eso es todo.

-Si quieres deja esto y cuando vuelva yo lo limpio.- me ofrecí.

-Sabes que no le gusta eso a tu padre, ve y haz lo que tengas que hacer.- me sonrió sin ganas.- Yo ya termino.

No discutí, pues nunca lo hacía, pero no era algo que deseaba hacer, es decir no deseaba obedecer en eso a mi padre. El no quería que ayudará en nada a mi madre, ella y Sora eran las encargadas de hacer los quehaceres, pero a mi parecer la casa era demasiado grande sólo para ellas dos.

Aún asi, decidí no decir nada e irme... no quería tener discusiones con mi padre.
Tomé mi bicicleta y fui hasta mi futura casa, en la cual estaban trabajando aún.

-Buen día señor HyukJae.- me saludó el encargado de los trabajadores.

-Buen día señor Kim. ¿Cómo va todo?.

-Perfecto, el lunes ya comenzaremos la parte de arriba.¿Pasará a ver?

- No en esta ocasión, tengo cosas que hacer.- metí la mano en mi bolsillo y le tendí el dinero que había separado para el en la mañana.- Tome, el pago de la semana.

-Gracias.- lo recibió e hizo una reverencia.

-Gracias a usted. Por favor cierre bien antes de irse.

- Lo haremos.

Salí antes de echarle una vista a mi futura casa desde afuera, y sonreí. Se veía bonita, aunque estaba a medio hacer. Tenía la esperanza de que allí crearía muchos buenos recuerdos con mi futura esposa y seguro con mis futuros hijos.
Monté otra vez mi bicicleta, y conduje hasta la dirección que la señora SeoJuk me había entregado en el papel. Al llegar me encontré con una casa bastante grande. Toqué el timbre y a los segundos la puerta se abrió mostrandome a la señora que había conocido días atrás, aunque con mucho más maquillaje en el rostro.

-¡Qué puntual!.- exclamó.- Ven pasa, puedes dejar la bicicleta allí.

Señaló a un lado del patio, y así lo hice. Aunque me sentí incómodo pues antes de entrar ella se abrazó a mi brazo.

-Ven aquí en la sala estaremos cómodos.

Ella me arrastró hasta el sillón, donde hizo que nos sentemos. Con disimulo me solté de ella, usando el pretexto de tener que sacar la Biblia de mi mochila.

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