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El nauseabundo olor se impregnaba en el ambiente, ni un solo ruido se hacía presente(...) Solo el ruido de mis pies destrozando los huesos viejos que se encontraban sobre el suelo. Mis suspiros eran pesados pero a la vez lentos, como un peleador que intenta analizar a su oponente detenidamente.

Seguí el camino macabro de calcio descompuesto y pude toparne con una aberración. Frente a una pared se encontraba una pila de cadáveres y estos a su vez estaban frescos, solo había un pequeño detalle, heridas en su cuello(...)

Analicé tan brutal escena, cuando de pronto(...) Pude escuchar un sonido tras la pirámide de muerte.

Eran huesos, huesos rompiéndose, quebrándose y el inconfundible ruido de algo chupando un líquido, parecía como si estuviera comiendo una naranja, aunque yo sabía muy bien que debía estar disfrutando los órganos o la médula de sus víctimas.

Giré lentamente con paso sigiloso. De reojo, entre una esquina del montón pude observar a un ser de más o menos un metro cincuenta de alto.
Con dos pares de brazos y unas piernas regordetas y musculosas, en sus codos y rodillas contaba con placas óseas que asemejaban espinas, poseía además ojos grandes  que emitían un peculiar brillo verdoso.

Me separé del bulto de carne, mirando a ese ser, como desafiándolo, aunque éste solo me ignoró, luego di un paso hacia él, pareció enojarse ya que este me mostró los dientes y levantó sus garras.

Tomé las vasijas de líquido ardiente preparado para atacarlo. El animal me dio la espalda y tomó algo entre sus manos, luego corrió hacia la oscuridad dando grandes saltos.

Dejé los recipientes en el suelo y comencé a correr tras de él.

Di un salto tan afortunado que pude tomarlo de la cola, le arrojé contra el suelo y con todas mis fuerzas lo giré, para luego darle un puño en la cara con todas mis fuerzas y con eso bastó para dejarlo fuera de combate.

Me levanté y observé que en sus brazos había unas versiones pequeñas de este, tras pensar unos segundos, me di cuenta que se trataba de  sus crías.

Fijé la vista hacia mis quemadas manos y recordé que antes de ir en mi aventura hacia este lugar, Lao me gritó —¡Esa es la última criatura de su especie!.

No podia matar a esta criatura y ahora que lo pensaba, ¿por que debía matarla? Solo esta cazando como lo haría cualquier predador para alimentarse y alimentar a sus crías.
Aunque(...) tenía una peculiar forma de decorar su hogar. Dirigí mi mirada hacia los cadáveres y esqueletos en las paredes.

Esperé a que el ser se despertara, para así asegurar que sus crías no se fueran. Simplemente me estuve junto a él o ella.

Pasaron más de veinte minutos y sus ojos comenzaron a abrirse despacio mientras producía sonidos de cansancio.

Tomé esa señal como el momento para irme corriendo de ahí. Levanté  rápidamente las vasijas y sali saltando de la cueva.

Al salir Lao estaba ahí esperándome con sus alas extendidas y en eso me preguntó:

—¿Por que no la mataste?

—¿Por que debería matar a una criatura que no mata por placer, solo por necesidad?. Sería algo injusto, además este ser no ha hecho nada contra nosotros, no tiene maldad, simplemente es una criatura como cualquier animal que conocemos.

Lao solo me sacudió el cabello y me dijo:

—Te felicito, eres un niño muy bueno, entiendes el valor de la vida. Vamos a casa mañana continuaremos entrenando.

Me sentí feliz, pude verle sonreír.
Esa noche hubo mucha comida, fue un momento de paz después de tanto tiempo.

Sed de justiciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora