13- Leviatán

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Leviatán es una enorme ballena de la especie Leviatán Melvillei, habita los mares de las zonas perdidas de las aguas, sus presas habitualmente son grandes tiburones como Megalodones y otras especies de ballenas y monstruos marinos como Krakens y Pliosaurios.

Estaba sorprendido ante  tan admirable ser, me causó mucha intriga, pero Lao me regaño porqué me estaba distrayendo observándola, debía estar meditando.

Estuvimos unas cuantas horas alcanzando un nivel de paz y encuentro con nosotros mismos. Esto según Lao para poder hacer la técnica de "La Cruzada"

Vamos Iros, debemos volver a las ruinas, seguirás entrenando allí —dijo Lao mientras se rascaba la cabeza y observaba la lejanía de la costa.

—Está bien señor Lao —respondí con un tono tranquilo y apacible.

Habían ciertas noches donde aún continuaba pensando en mí padre, mi madre, la isla donde vivía y sobre todo pensaba en aquella maldita masacre que condenó a todo nuestro pueblo.
En uno de mis tantos pensamientos, se generó uno que me dejó bastante pensativo.

—¿Soy acaso el único que sobrevivió? —murmuré en voz baja, pero Lao aún así me escuchó.

—Iros, no eres el único que sobrevivió de los tuyos, hubieron personas las cuales fueron raptadas y se deben encontrar  en las prisiones y centros de retención. Allí les sacan información de carácter confidencial.

—¿Como estas tan seguro de eso Lao?

—Cuando me encontraba volando por el océano, yendo hacia tu isla, me topé con varios barcos y buques de guerra los cuáles cargaban prisioneros. Los ayude a escapar y a su vez hundí varios barcos de guerra.

Hubo un breve silencio, una mirada de admiración y quizá una Luz de esperanza para mis sentidos y mi alma.

—Señor Lao, ¿crees que mi papá este vivo? —pregunté con emoción esperando la respuesta.

(...)

—Puede que si Iros —respondió Lao en seco.

Mi cabeza, llena de pensamientos e iluminada con la esperanza de hallar a mi padre se hizo pronta, pero aún mi camino era largo, muy largo de hecho.

—¿Quisieras salir a explorar el mundo y encontrar a tu padre? —dijo Lao mientras sonreía.

—¡Claro que si señor Lao! —Respondí

—Bien Iros, los años que me quedan de vida serán suficientes para hacer de ti (...) ¡EL MEJOR GUERRERO DE ESTE MUNDO!

Un gran viento azotó el lugar y como respuesta los árboles se sacudieron, quizá las palabras de Lao eran tan ciertas que la propia naturaleza estaba emocionada por ver acontecer mi llegada  y mi zarpar hacia el mundo. 

Durante seis años estuve entrando con Lao hasta el agotamiento. El Rengutzo era una mezcla de Boxeo, Taekwondo, Judo y karate, al mismo tiempo poseía un alto grado de espiritualidad.

Con entrenamientos tan rigurosos como subir montañas, cargar grandes troncos y rocas, batallar contra Lao todos los días, hacer pruebas de equilibrio con jarrones enormes llenos de agua caliente,  endurecer mis golpes y así poder romper rocas  de gran tamaño y aprender a levitar unos cuantos centímetros del suelo.

Ahora era un Iros de  veinte años, con músculos notablemente grandes, bastante guapo diría yo, y siendo un experto en artes marciales.

Mi partida hacia el mundo  estaba solo a un paso.

Sed de justiciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora