Capítulo 9: Doctora Julia Jones

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— Encárgate de los pacientes del noveno piso —dice la doctora Jones mientras camina cuan modelo en pasarela.

— Pero son 23 —digo automáticamente al ver las planillas.

Al decir eso, la doctora Jones inmediatamente frena su caminata, da media vuelta sobre sus talones, coloca una mano en su cadera del lado derecho, mismo lado en el que coloca mayormente su peso.

— ¿Y? ¿Tienes algún problema con ello? —me pregunta con desdén — ¿Te sientes tan poco capacitada para hacerlo?

¿Escuché mal o dijo hacerlo en vez de decir que lo haremos? —pienso—.

— ¿Hacerlo? —pregunto confundida.

La doctora Jones bufa molesta.

— ¿Aparte de que llegas tarde, también eres idiota? —dice molesta mientras bufa una y otra vez— ¿En dónde quedó la prestigiosa neurocirujana Ta? —se preguntó así misma— Ah, seguramente se fue por un tubo, como tu memoria. Ya que sufres de AR (Amnesia Retrógrada) —dijo mientras me miraba con desprecio.

Ya está. Tú la agarras y yo la golpeó —dijo mi conciencia mientras se colocaba sus guantes de boxeo — ya le llegó la hora de sacarle todo el relleno falso que tiene encima.

Suspiró profundo mientras veo como se aleja de mí con su estúpido estilo para caminar.

Cálmate, Paulina, el asesinato es un delito y ella no lo vale —me digo mentalmente una y otra vez.

— Apúrate AR —dice entrando al ascensor.

Cálmate, el asesinato es un delito y ella no vale tanto como para estar en prisión por su culpa. Además, recuerda que es tu superior —me digo nuevamente.

— Retrasada, idiota y sorda ahora —bufa mientras mira al techo del ascensor— entre más tiempo pasó contigo, la lista de tus no virtudes aumenta.

En momentos como estos, desearía que no fuera mi jefe, para golpearla hasta sentirme satisfecha. Ahora, es cuando comprendo que, empezar nuevamente, sin duda, será un verdadero reto.

— Discúlpese —digo mirándola a los ojos fijamente sin que mi cuerpo se moviera un apéndice.

— ¿Que dijiste? —dice molesta— Vaya sí que eres un mal chiste —dice saliendo del ascensor— ¿De verdad crees que me voy a disculpar contigo?

— Vaya —digo dando un paso hacia adelante para así estar frente a frente con ella— pensé que era sorda, pero la verdad es que lo que usted es en realidad es una retrasada mental.

>> Que no sabe siquiera entender el lenguaje humano. Cómo tampoco conoce que por mucho que sea superior en rango, jamás debería de usarlo para pisotear a los demás.

Se lo merecía, pero ya valimos y en nuestro primer día en el hospital —me reprende mi conciencia—.

Te recuerdo que tú la querías golpear —le contesto a mi conciencia—.

¡Pero no lo hice mujer! —responde—.

— Al parecer todo lo que decían de ti en la televisión era una farsa —comenta la doctora— Ya que yo no veo lo profesional y respetuosa por ningún lado.

Su mirada despectiva hace difícil mantener mi autocontrol.

— A decir verdad, veo a una perdedora. Nada más. —suspira— ¿La información de ahora es tan poco confiable o el ser AR cambió tú personalidad?

Aprieto mis puños mientras intento tener las palabras apropiadas para mi respuesta.

— Es cierto —digo calmándome— la información que se brinda actualmente es poco confiable. Debido a que se afirma que este hospital se caracteriza por la eficiente y eficaz atención prestada por los mejores profesionales en salud.

¿Quién eres? (2da parte de Ella es mi Medicina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora