Capítulo 15: La promesa

59 6 58
                                    

Narra Pablo

Llegó a México. Al llegar lo primero que me encuentro es a mi madre. Cada vez que voy a Inglaterra ella me espera en el aeropuerto. Su preocupación por Paulina es muy grande. Varias veces ha querido ir a verla, pero Charles no lo veía prudente, Charles, el maldito Charles, y yo estuve de acuerdo.

— Madre: ¿Cómo se encuentra Paulina? — pregunta al verme.

¿Cómo le diré todo lo que pasó?

¿Cómo le diré que el chico dulce que alguna vez conoció y que incluso vivo a nuestra casa hace dos meses y comió con nosotros era tan malvado con su propia hermana?

¿Cómo le digo que fui un idiota que falló otra vez en saber escoger las personas en quien confiar?

¿Cómo le digo que Paulina fue herida?

Suspiró frustrado. Definitivamente mi vida es un caos, todo me sale mal.

— Pablo: Señora Patricia ¿De verdad es mi madre? —digo dolido— ¿Cómo puedes verme y no preguntarme cómo estoy?

— Madre: Lo siento — dice para después suspirar— ¿Cómo estás? —pregunta mientras ambos nos dirigimos al auto que nos espera.

— Pablo: Bien, un poco cansado pero bien.

— Madre: Bien —dice para hacer una pausa y comenzar a hablar— ¿Cómo está Paulina? —pregunta preocupada.

Suspiró frustrado.

— Pablo: ¿Sabes? A veces pienso que no soy yo tu hijo sino Paulina.

Mi madre rueda los ojos y entra al auto, seguido entro yo.

— Estiben: Hola hermano ¿Cómo encontraste a Paulina?

Observó que en el auto se encuentra todos los Evans. Lo que me hace pensar que si me hubiera demorado más en llegar ellos habrían sido capaces de irme a buscar.

— Pablo: ¿Tanto extrañan saber de Paulina?

Todos asienten y yo aunque intentó parecer dolido, para darme tiempo de decir la noticia estos me cortan el rollo.

Sí, todos y cada uno de mis hermanos, mi madre, mi abuela, las primas de Javier e incluso mi padre, han estado al pendiente de Paulina todo este tiempo.

Los días que estuve en Inglaterra cuando me llevaron por primera vez a ver a Paulina, en mi familia hubo un alivio grande.

Flash Back

Un año atrás

Tu desaparición me hizo comprender que en realidad eres más importante de lo que creía — digo a sus espaldas—. Sí, me hiciste ser mejor persona, me enamoraste y con ello causaste que pudiera confiar en el amor otra vez. Que sí merecía un amor verdadero y completo. Con tu desaparición pude entender que no tenerte conmigo es igual a estar muerto en vida y eso no lo quiero repetir. Te quiero, más allá de lo físico y sé que tú sientes algo por mí. Por eso estoy tan seguro de que gracias a ese sentimiento podrás recordarme.

Y la verdad —digo colocándome enfrente de ella. Mirarla sana y salva me hace sentir valor para continuar— es que con todo lo que he sufrido por no saber de ti, el esperar a que me recuerdes es nada. —Suspiro— no me pienso separar de ti y si eso consiste en que voy a hacerte recordar todo por lo que hemos pasado para que vuelvas a mí, lo haré —digo firme—.

¿Y si a pesar de todo no te recuerdo? — me pregunta y no puedo evitar sentir dolor—.

Entonces tendré la oportunidad de enamorarte nuevamente, como si fuera la primera vez — digo tomando sus manos mientras la miro fijamente—.

Uy creo que me va a dar diabetes —dice Aidan—.

Vaya Sr Vélez — dice Charles— sí que sabes dañar los momentos románticos. Yo hasta estaba terminando de recortar los corazones que hice en papel celofán — dice mientras mueve dramáticamente sus pestañas—.

¿Celofán? — pregunta Paulina—.

Si, ya saben —dice como si fuera obvio— es el papel con el que envuelven los caramelos, y la verdad es que este chico esta tan dulce —comenta mientras agarra mi hombro— que me da miento que como se convirtió en un dulce la lluvia que está cayendo en estos momentos lo alcance y se derrita —dice fingiendo tristeza—

Guau definitivamente apuntare ese comentario, nunca se sabe cuándo tenga la oportunidad de utilizarlo — dice Aidan mientras saca su teléfono y escribe en el—.

Púdranse los dos —digo un tanto furioso por la interrupción—.

Oye no seas tan malo con nosotros —dice Charles— agradece que debido a nuestra interrupción mi querida hermana no te ha soltado las manos.

Mira nuestras manos que están tomadas con mías e inmediatamente las suelta bruscamente y se retira del lugar.

Grandioso —comenta Javier quien hasta ahora me percato que también está viendo todo — ustedes sí que saben cómo dañar el momento.

Y la verdad es que nunca había estado tan de acuerdo con el cómo en estos momentos.

Suspiro frustrado mientras veo como Paulina se aleja del lugar.

Una mano se posa en mi hombro apretándolo ligeramente: — por lo menos esta con vida — me dice Fred—.

— Aidan: No te recuerda, ni nada. Pero esta con vida— dice dándome ánimos.

Miro a cada uno de los chicos y sin pensarlo lo digo: — Gracias, por estar conmigo siempre— todos asienten— excepto tu Aidan — le digo y el mencionado se impresiona— por tu culpa no pude estar más tiempo con Paulina.

—Javier: Es cierto— afirma, haciendo que Aidan se haga el dolido— hasta yo me di cuenta de que tu intervención era innecesaria. Fuiste un mal tercio.

Los demás chicos aguantan la risa al ver a Aidan indignado.

—Aidan: ¿Por qué solo me regañan a mí? ¡Charles también los interrumpió! ¿Por qué todos van en mi contra? — dice indignado—

—Charles: Yo soy su hermano, es mi deber.

—Aidan: ¿Por qué si tú estás de acuerdo con que Pablo este con Paulina?

—Charles: El hecho de que esté de acuerdo no quiere decir que me guste ver su demostración de afecto hacia mi hermana — Aidan va a decir algo, pero Charles lo deja con la palabra en la boca— si tuvieras hermana supieras porque actuó así.

Aidan nos mira buscando apoyo, pero nosotros evitamos contacto visual con él, en estos momentos después del susto en el que hemos estado últimamente, el no reír en estos momentos es imposible. Aidan bufa indignado.

—Aidan: Siempre me toman a mí como burla. Claro, al perro más flaco se le pegan las garrapatas — dice indignado.

— Harry: No te metas con Javier que él está quieto.

Javier quien hasta este momento había estado riendo de inmediato se puso serio: — Si soy el más flaco, pero no soy perro.

Todos comenzamos a reírnos incluyendo Charles. En ese momento recordé las veces cuando éramos pequeños y reíamos juntos.

Me sentía aliviado porque él estaba para proteger a Paulina, como antes. Pero que equivocado estaba.

¿Quién eres? (2da parte de Ella es mi Medicina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora