Capítulo 106: Llanto

10 0 0
                                    

Estaba todo en completo silencio. Solo podía ver a Pablo convertirse en Flash el perezoso que aparece como personaje de Zootopia, porque lentamente, sus expresiones cambian y sus ojos se abren ante la sorpresa.

— ¡Paulina! — grita Pablo y de inmediato, cubro con ambas manos su boca, para que no haga demasiado escandalo al punto de alertar a los demás, en especial, mi madre.

— Necesito que no hagas ruido. Mi madre moriría si se entera y podría dejar la casa hecha un caos si se entera ahora — pido y Pablo me quita las manos de su boca para tragar duro y colocando sus manos en mi cintura preguntarme.

— ¿Realmente estas embarazada? — pregunta Pablo y yo asiento.

Por lo que, rápidamente, Pablo me abraza y con emoción, me hace girar sin la posibilidad de tocar el suelo. Pero, por fortuna, no grita como pensé.

— Pablo, me estas mareando — digo y eso hace que Pablo me deje en el suelo y corra por la habitación con su boca abierta como festejara un gol, pero, sin emitir algún sonido.

Yo solo miro al hombre que corre a mi alrededor, sintiéndome tonta por en algún momento pensar que él reaccionaria como José. La alegría me invade al ver como incluso se arrodilla señalando al techo y persignándose como si estuviera agradeciéndole a Dios.

Después de eso, corre hacia mí y coloca su oreja derecha en mi vientre por varios segundos, para después, darle un beso a mi vientre y colocando sus dos manos sobre este, mirarme.

— ¿Realmente estas embarazada? — pregunta Pablo y yo sonrío.

— Bueno, si es mentira, habrás hecho deporte demasiado emocionado por algo inexistente.

— Paulina, te hablo en serio. Necesito que lo repitas para poder creerlo — dice Pablo y yo coloco mis manos en cada mejilla de él.

— Sí, Pablo. Estoy embarazada. — le digo y él cierra sus ojos.

— Dilo de nuevo. Dilo muchas veces, por favor.

— ¿Cuántas veces necesitas escucharlo? — pregunto sonriendo.

— ¿Cien veces es mucho para ti?

— ¡¿Cien veces?! ¡¿Estás loco?! — pregunto sorprendida.

— Necesito escucharlo muchas veces para hacerlo creíble en mi mente. Necesito que lo digas mucho para recordarme que no es uno de mis sueños favoritos. Necesito que lo digas, para no decepcionarme y creer que me he quedado dormido trabajando y por eso, estoy soñando lo que más me gusta.

— ¿Lo que más te gusta?

— Lo que más quiero que se haga realidad. Cuando te fuiste del país por lo de médicos sin fronteras, soñaba mucho con este momento e incluso después que te encontré y me despreciabas, era este deseo lo que me hacía soportarlo más.

>> Porque sé que si me esforzaba, tendríamos una familia que cuidaría con mi propia vida. Por eso, ahora que me dices esto, Dios, siento que me está dando taquicardia. Siento que es demasiada felicidad para soportar. Esto no es un sueño, ¿verdad?

— Lo es. — digo y Pablo baja su mirada con tristeza — Es un sueño cumplido para los dos. Porque, aunque me dolió mucho perder mi primer bebé. Sé que esta vez será distinto, porque su padre lo quiere tanto como yo lo quiero y sé que juntos vamos a luchar por ser felices. Porque nuestro bebé este bien.

— ¡Por supuesto que sí! — dice Pablo llorando y yo limpio sus mejillas — Te aseguro que los protegeré, amor — dice Pablo y yo me aparto un poco.

— Levántate y dame un abrazo. Me has hecho mucha falta estos días — digo y Pablo intenta levantarse, pero, solo tropieza.

— Rayos.

— ¿Sucede algo, cariño?

— Mi corazón late frenéticamente, mis piernas han perdido fuerzas y siento que tiemblo. No estoy bien, la felicidad que me has dado, podría causar que no pueda caminar con normalidad.

>> Quiero correr de la emoción que siento. También deseo ir a una iglesia y orar por días porque Dios nos permite vivir eso e incluso, quiero decorar toda una casa con cosas de bebé por nuestro hijo, pero, debo fingir calma y eso, me está costando.

— Celebremos esto abrazándonos, porque lo que para ti es increíble, para mí también lo es. Después de tanto tiempo equivocándome, escogiendo mi pareja y padre de mi hijo, finalmente decidí bien. he decidido la persona correcta que es feliz porque espero a su hijo. — digo en medio de lágrimas y es en ese momento que Pablo con dificultad se levanta y me abraza.

Nadie dice algo, solo nos abrazamos con fuerzas mientras lloramos porque los dos estábamos cumpliendo un sueño que aunque no decíamos verbalmente, en lo más profundo de nuestros corazones, es lo que más estábamos anhelando y temiendo.

Nos queremos mucho, solo eso podría explicar cómo después de tantos años y con tantas cosas que han sucedido, seguíamos uno al lado del otro, pero, un bebé... un bebé es algo bastante complejo y distinto a lo que nos hemos enfrentado.

— Oh, cariño. No sabes cuan feliz estoy. No lloro de tristeza, si no, de inmensa alegría — dice Pablo

— Lo sé, yo también estoy llorando. Estoy muy feliz de que hagamos esto juntos.

Tenemos muchas cosas en nuestra contra, a la muestra de eso, esta de ejemplo donde vivimos. Pero, esto es más de lo que estamos acostumbrados a manejar y eso, sumado a malas experiencias, causaban que nuestro sueño preciado se vuelva lo que más tememos.

Me había informado bien sobre la vida de Pablo cuando no nos habíamos reencontrado. Su tiempo en la cárcel y las traiciones que vivió, me hicieron comprenderlo un poco más. Tenía mucho tiempo libre y preocupaciones que quedaban en el olvido con los relatos de sus hermanos y su madre.

En este tiempo que no lo veía casi, pude conocerlo más porque prácticamente, me imaginé viendo su pasado y cuan roto tuvo que haber quedado con tantas heridas letales de las que pudo sobrevivir.

Pero, ese Pablo desconfiado, jugador de mujeres y poco serio, no se ve en ningún lado. Todo lo que veía era a un hombre que se había ganado poco a poco mi confianza. Una que ahora merece con toda intensidad.

— Gracias por esto — dice Pablo — Y felicidades, mi amor. — dice Pablo alejándose de mi abrazo, para limpiar mis lágrimas como yo lo hago con él.

Parecíamos unos tontos al llorar cuando deberíamos estar celebrando, pero, realmente estamos celebrando... y sanando. Porque no solo hemos logrado ser padres cuando nos queremos tanto, si no que, las heridas que personas del pasado nos causaron, están siendo sanadas y eso, hace que recordemos un dolor, que pronto dejará de hacernos daño.

— Te amo, cariño. Los amo mucho — dice Pablo, para después besarme con tanto amor que sé que tiene para mí.

'Bebé, este es tu padre. Sé que te dará mucho amor y será alguien que estará presente en cada etapa de tu vida. Tu padre, será nuestro consuelo, apoyo y protección cuando lo necesitemos. Tu padre... será tu ejemplo a seguir y también, la fuente de donde nunca hará falta amor. Esta vez, bebé, escogí bien a tu padre. Esta vez, no estoy sola' me digo mentalmente.

¿Quién eres? (2da parte de Ella es mi Medicina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora