Extraño Amor [TERMINADA]

17. Lord Derek

Cuando desperté Em ya se había ido.
Siento que mi corazón es un caos. Nunca había estado en guerra conmigo mismo, mi cabeza me dice una cosa y mi corazón me dice otra... Siento que si regreso a Asgard ya no seré el mismo de siempre, siento que si la dejó ninguno volverá a ser el mismo.
¿Que puedo hacer? ¿Como sobrevivo a esto que estoy sintiendo? ¿Que nombre puede recibir algo tan hermoso y al mismo tiempo desgarrador?
Me levanté ese día dispuesto a descubrir una forma de buscar la mejor salida... La cabalgata duró dos días y dos noches enteras sin parar, yo no dije nada ya estaba acostumbrado a tanta cabalgata. Quien se estuvo quejando todo el camino fue Margaery, nunca aguanta nada. Y así quería que me la follara.

Margaery era una niña fastidiosa, ya estaba exasperado quería darle un somnífero a ver si así se callaba por un buen tiempo.
Con Em acordamos no hablarnos por nuestros apodos en frente de todos, tendría que ser a solas. Gerald estaba lejos y muchos se harían ideas equivocadas sobre lo que realmente pasaba. Aunque me enorgullece confesar que elegí el mejor apodo para ella.

-Los gritos de Emeraude se escucharon hasta mi tienda- me dijo Peter-. ¿Que le hiciste?

-¿En serio quieres saber los detalles?- le pregunté con una sonrisa socarrona- ¿No saldrá tu lado pervertido?

-Ya está suelto. Habla con poca sinceridad si quieres.

-Solo diré que lo disfrutamos. Solo que no se lo esperaba.

-Fueron gritos de dolor y placer... Eso sí es novedad.

-Bueno, ya cállate. Porque si alguien se entera...

-Todo el campamento ya debe saber lo de ustedes. Mi tienda estaba del otro lado y hasta allá se escuchó todo el alboroto.

Negué con la cabeza fastidiado, seguí galopando hasta que cayó la siguiente noche y no nos detuvimos hasta que el alba se alzó por el horizonte y finalmente vislumbre un arroyo y después la gran extensión del agua, subimos río arriba hasta llegar a un gran lago donde se levantaba una fortaleza demasiado pequeña para mi gusto.
Todos descendimos de los caballos y caminamos hasta las puertas de la pequeña construcción, por dentro todo era podres gris como afuera, apenas decorado con tapices y alfombras, no había de esto en Asgard pero eso es porque somos dioses que no viven como humanos, caminamos hasta llegar a una sala un poco más ancha, varios hombres se hallaban sentados en pequeñas gradas de madera, había niñas y mujeres jóvenes pocas pero había.
Un hombre de cabellos castaños, mandíbula cuadrada, ojos calculadores, piel tostada y toscamente corpulento se hallaba sentado en una silla al final de la sala, supongo era lord Derek.

Mi interior me decía que no sería nada agradable si bienvenida hacia mí y Em. Ya que nos miraba con odio, fascinación y envidia, yo sabía muy bien lo que era eso, ya lo vivía en Asgard.