Epílogo

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Margaery dormía plácidamente mientras que Sir Lancel remaba y Emma veía con el ceño fruncido la Fortaleza del Dragón que parecía estar ahora mas en calma.
Llevaban dos días remando y el castillo se veía muy poco.

-¿Que habrá pasado?- preguntó Emma.

-Ganaron, mi lady- respondió el anciano caballero-. Mientras usted se había quedado dormida extrañamente, su hermana y yo vimos como las flotas de los shaylianos explotaron.

-Pero sentí una especie rara de magia. Una de otro tipo.

-¿Que clase de tipo, mi lady?

-Una que hubiera deseado jamás conocer.

Hubo un largo silencio, no era incómodo pero si agobiante.

-¿A dónde nos dirigimos, Sir Lancel?- pregunto la rubia mirando al anciano- Está desviándose de nuestro destino.

-Las llevo a su verdadero destino.- dijo el hombre con seriedad- Las llevo a Myrfulcia. Con el Vel Khold, el hermano del Vel Dkam.

-Vel Khold me odia.

-Usted debió ir a QarVeler, mi lady. Con las otras Veleris.

-Lo sé... Pero me hice una viuda... Una virgen viuda.

-Vel Dkam, era amigo de su padre. Y fue su apoyo en aquellos momentos. El Vel Khold debe hacer lo mismo por usted si quiere mantener viva, la memoria de su hermano mayor.

-Me avergüenza pensar el cumplir con mi venganza y volver a Brylyrs. Dejé a Loki, a mi padre, a mis primos, a mi tío. Dejé a toda mi gente.

-No sufra, mi señora. Toda esta pesadilla acabará... Se lo prometo.

Emma sonrió con ternura al hombre... Sir Lancel había estado ahí cuidándola desde que había regresado de Salynpar.

Nunca entendió como llego al servicio de su padre, pero si de dónde venía. El anciano provenía de Keer y era muy cálido. Razón por la cuál Emma siempre confiaba en él y pedía más sus consejos que los de Gerald. Era como su segundo padre.

Emeraude Storbom fijó su vista en su dedo anular, donde tenía el anillo que Loki le diera cuando le propuso matrimonio. Había perdido su anillo de casada, pero el de compromiso nunca... Loki le había puesto un hechizo que solo permitía que él se lo quitará. Ella tampoco podía, pero eso no le importaba porque ella no quería quitárselo.

Miró el cielo y por poco se había olvidado de lo más importante, sus cinco dragones. Volaban justamente a Myrfulcia, al menos ellos tenían alas y podían acompañarla.
Una vez tomara fuerzas se dirigiría a Salynpar y exigiría hablar con el Desconocido y lo obligaría a liberarla de su esclavitud.
Sí. Eso haría.

Extraño Amor [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora