Con él.
"MI HIJA ES LA CAPITANA, PERRAS"
Mamá sonrió orgullosa ante su trabajo mientras Sophie agragaba más brillantina rosada, morada y fucsia sobre la pancarta gigantesca que iban a llevar al campeonato de animación contra institutos.
--Como sea.
Ya es normal para mí el hecho de que mi familia sea anormal. Por ello, frente al espejo del cuarto de mis padres continúo con mi labor de delinear el contorno de mis ojos y agregar sombra oscura sobre ellos logrando que de hecho parezcan más verdes que cafés. Paso brillo labial por mis labios carmines y mamá me ayuda a hacer una perfecta coleta.
Mi cabello amerita un corte. Ya está un poco abajo de los pechos mientras que cuando conocí a Dean apenas y alcanzaba mis hombros.
Mi uniforme de las animadoras está perfectamente planchado. Estoy orgullosa con el resultado. Tenía confianza en la coreografía. Sabía que íbamos a ganar. Estaba convencida de ello.
Papá y el tío Dexter incluso hicieron la cosa de pintarse el rostro con los colores del uniforme. Ambos tenían camisas combinadas con mi fotografía en ellas. Deseaba que me tragara la tierra en el momento en que eso saliera a la luz.
--¿En serio llevarán eso?--Ambos asienten.
--Esto es espíritu deportivo, pulga.--papá pellizca mi mejilla y yo no tardo en rodar los ojos.
Brett aparece con el móvil en manos.--Irás a la fiesta de Thomas Arthur ¿Verdad?--Asentí--Bien, te veré allá ¿Vale?
Asentí por segunda vez. Brett del campeonato iría a la fiesta mientras que yo regresaría a casa para poder comer, darme una ducha y ponerme el exquisito traje que mamá se encargó de visualizar para mí.
--¿Nos vamos, familia?
Campeonato, allí vamos.
Es gracioso como hay una enorme cantidad de personas vestidas con atuendos de épocas pasadas. Me sorprendo al no encontrar a Bennet; ése asno animal ni siquiera se atrevió a venir. Bien, qué su vida sea muy bonita con señorita garras.
Con los días, el doctor encargado de Dean le dio el permiso de caminar sin muletas aunque quedaría un par de meses una leve incomodidad en la pierna izquierda. Pero podía caminar correctamente sin los estorbos de muletas; y eso me hacía feliz.
Dean es uno de los pocos vestido de manera común puesto que, como iremos juntos--sí, como una pareja--, prefiere vestirse cuando ya el campeonato haya culminado.
Como un trueno, Lucy abrazó a Dean de costado muy emocionada mientras mi ceño se fruncía-- ¡Dinty Binky, viniste!
--Claro que sí. Jamás me perdería a las Reinas de North Hills patear traseros.
--Bailare lo mejor sólo para ti, mi Dean.
Bufé. Realmente llegué a bufar en el momento en que la presencia de Lucy sólo era mi grano en el trasero, o ésa piedra en mi zapato.
John hizo aparición y alejó a Lucy del "Rubio bonito". Me encontré sonriendo pero mi felicidad fue tan fugaz que a los dos minutos de desaparecer con la insoportable, John me tomó del brazo a mí.
--Vengan a practicar. Un poco de practica no ha matado a nadie.--El chico se detiene un segundo--Y si lo hizo, no me interesa.
--Buena suerte.--Me desea Dean y planta sus labios sobre los míos en un beso fugaz.
--Dean...
¿Qué somos?
Deseaba con toda mi alma que aquellas palabras escaparan de mis labios. Pero simplemente no podía. Me aterraba la idea de que Dean, al pensar en compromisos o amor pudiera llegar a asustarse o alejarme. Tenerlo lejos me aterraba más que estar en el limbo, en una relación confusa sin etiquetas.
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Los rastros que dejó
Mystery / Thriller¿Quién era Dean Hardin en realidad? Dean era el capitán del equipo de hockey. Dean era el alumno número uno en cada asignatura. Dean era un bromista sin causa. Un músico oculto. Dean era la paleta de colores que alejaba la monocromía de mi vida. Un...