Capítulo 45

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Narra Stan

Por más que lo había intentado no había sido capaz de dormir ya que hoy era el día que estuve esperando por casi una semana, el día que sabría si saldría de aquí o si tendría que permanecer por dos años enteros. El ruido de las pisadas de las botas de los guardias me alertaron dándome a entender ya había llegado la hora. - ¡Muy bien, despierta de maldita vez! - Me dijo el guardia que se encargaría de escoltarme, sin cuestionar su orden me puse de pie y comencé a caminar junto a ellos por aquellos pasillos los cuales espera que fueran la última vez que los viera. - Vaya parece que nuestro amigo nos quiere abandonar. - Esa voz junto aquel tono sarcástico y... y seductor (no puedo creer que allá dicho eso) sonó a mi derecha donde efectivamente me encontre con el rostros de Alfonso quien me miraba con aquellos ojos de deseo los cuales me hacían recordar como él me había drogado para después... después hacer conmigo lo que le pareciera. - Bien no importa... nadie nunca a salido de aquí así que. - Mostró una sonrisa juguetona la cual me causaba un mal presentimiento. - Te veré nuevamente mi querido... "novio" mío. - Aquello último lo había dicho en un tono bajo lo que permitio que nadie más aparte de mí pudiera escucharlo lo que pareció emocionarlo un justo antes de volver a desaparecer entre los pasillos oscuros de aquel infierno.

El aire soplaba de manera deliciosa dándome a entender lo que me había perdido por semanas las cuales pensaba recuperar una vez que fuera libre del todo al final de aquel día. - ¡Oye muévete de una buena vez maldito mocoso! - Aquel empujón repentino junto aquel comentario me hicieron regresar a la realidad en la cual vivía. - Ya voy. - Dije conteniendo las ganas de maldecir a ese tipo para al final girarme para al instante subirme ha aquel auto, pero justo antes de que pudiera hacerlo me encontre con la imagen de un par de esposas las cuales sostenía el guardia que me había traído hasta aquí y el cual parecía disfrutar de todo esto. - ¿Qué es eso? - Pregunte algo confundido ya que hasta donde sabía no había la necesidad de que me esposaran. - Son un par de esposas, así que no pierdas tiempo y dame tus manos. - Apesar de querer protestar me limite hacer lo que me pedía ya que dado a la importancia de este día no podía arriesgarme a que me hecharan algún cargo extra. Una vez esposa subí a la parte trasera del auto (el cual más parecía un auto brindado de guerra) el cual arrancó y me llevo hasta la ciudad y has el juicio de menores ubicado en el centro mismo de New Jersey.

El viaje fue largo, tedioso y caluroso (ya que aquel idiota no había vajado las ventanas) pero finalmente me encontraba frente aquel edificio en donde me encontraría con nada más que mi destino y con él.

Narra Ford

Me encontraba nervioso mientras veía como todos los presentes en aquella sala no dejaban de murmurar y en especial no podía dejar de mirar a Crampelter quien de igual manera no dejaba de verme con aquellos ojos que prácticamente decían "pagarás muy caro por esto fenómeno" lo cual me hacía estremecerme por lo que no dejaba de mirar la puerta por la cual entraría Stan. - Tranquilo Ford todo saldra bien ya lo veras. - Me decía Fidds quien se encontraba detras de mi en un intento por relajarme y tranquilizarme. - Gracias Fidds... y si, lose. - Fue todo lo que pude decir antes de que las puertas se abrieran estrepitosamente permitiéndome ver a Stan quien era escoltado por dos guardias del correccional los cuales se encontraban a cada uno de sus lados. - Sta... - Estaba por llamarlo cuando el director Delmas que se encontraba a mi derecha me detuvo. - Se que deseas hablar con él, pero este no es el momento. - Apesar de que sabía que eso era verdad no podía evitar contener mi deseo de poder hablar con Stan otra vez, pero incluso él lo sabía ya que cuando paso junto a mi para tomar su lugar se limitó a darme una mirada con la cual pude saber que me amaba lo que me ayudo a contenerme y a regresar a mi posición en la mesa de la defensa en donde me encontraba junto al director Delmas y junto al abogado que habían contratado todos las personas que trabajaban para Stan los cuales se encontraban sentados en las bancas traseras junto a mi madre, Fidds, los miembros del comité de padres de familia y... y Carla McCorkle (Nota personal del autor: Ahora si tuve cuidado de poner el apellido correcto ja, ja) quien no comprendía que estaba haciendo aquí ya que hasta donde sabía ella y Stan no habían llegado más allá de quella cita, pero en fin no podía decirle que se fuera (aunque no me faltaban ganas) ya que su padre era el presidente del comité de padres por lo que una vez más volví a concentrarme en lo que estaba por pasar en estos momentos. - ¡Atención todos en pie para recibir al honorable juez Geoff Heidfeld! - Anunció un guardia para a continuación aparecer un hombre: entre unos cuarenta o cuarentaicinco años, delgado y con una mata de pelo negro con unos cuantos mechones de pelo gris aquí y allá quien rápidamente tomó asiento en su lugar. - Todos sentados. - Ordeno mientras tomaba su martillo.

Stanford y Stanley una historia de amor (Stancest) Temporada 1 RE EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora