Pensando En Ti || Chriserick

IV

Con el tiempo, Christopher y yo nos habíamos vuelto muy cercanos.
No éramos mejores amigos, pues a tan corta edad uno no mantiene esa clase de relación con otros niños.
Sin embargo, yo siempre supe que podía contar con Christopher para todo,
si algún día llegara a sentirme triste y no quisiera jugar a las atrapadas,
sabía que Christopher me consolaría y estaría para mí,
y eso fue lo que pasó a mis 4 años y medio.
Estábamos corriendo por todo el lugar evitando el primer piso como todos los días.
Yo corría tanto como mis pequeñas piernas me permitían para que Christopher no me atrapara, hasta que por cansancio me vi obligado a detener mi paso.

—¡Te atrapé! —dijo Christopher sujetando mis hombros por unos cortos segundos y luego soltarme, dejando oír detrás de mí su entre cortada respiración.

Me quedé en silencio recuperando el aire por mis fosas nasales mientras observaba por la ventana al final del tercer pasillo a una niña sujetando de la mano a una mujer mientras cruzaban la calle en la otra esquina.

—¿Qué pasa, Erick? —preguntó curioso parándose a mi lado, mirando hacia la misma dirección que yo—. Oh.

En ese momento yo ignoré por completo su "Oh", pero ahora que lo recuerdo no puedo evitar pensar que se oyó perfectamente adorable.
En fin, sin decir nada yo caminé hasta llegar a mi cama y me acosté tapándome hasta la cabeza sin decirle nada o darle alguna explicación de mi repentina actitud.
Sentí cómo se había sentado a la punta de mis pies.

—Christopher, no voy a jugar.

—Yo no dije nada.

—No voy a jugar.

—Está bien.

Ambos nos quedamos en silencio y comenzaba a sentirme incómodo, no deseaba que oiga mis pequeños sollozos.

—Christ...

—Erick, me agradas. Si quieres llorar hazlo —acarició mi pie izquierdo por sobre la cobija.

Decidí destaparme de la cintura para arriba y sentarme.

—¿Tú a veces no estás triste porque quieres una familia? —pregunté y él me miró unos momentos.

—Tú eres mi familia.