Capítulo 19: Quiero

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Ya con la noche sobre nosotros, en la comodidad de la dulce casa del tío Oliver, la conversación más vergonzosa se llevó a cabo. 

- Tengo demasiada curiosidad. Explícame, ¿masomenos de cuánto es? -.

Intenté no tomarlo por el peor lado, pero conociéndolo, sabía perfectamente a lo que se refería. Mi tío no conocía la vergüenza.

- Ya sabes, es que está muy flaco y me preguntaba si abajo será igual - Continuó.

En seguida, vi una intención de contestarle por el lado de lujuria. Le cubrí la boca inmediatamente con una mano.

- Por los dioses, Oliver. ¿Es necesario? - Suspiré.

A los segundos llegó mi padre e iniciaron una conversación sobre algún tema banal. Aproveché la situación y me aparté junto a Gowther. Aún rondaban en mi cabeza unas cuantas dudas. Es que, realmente, no tenía sentido que supiera que no quería que lo viera. Si era porque se trataba de un miembro de los siete pecados capitales, era demasiada coincidencia.  También, si simplemente se había metido en mi cabeza, se trataría de una falta a su promesa. Sin embargo, la opción que más me asustaba era la de que él también hubiera vuelto como yo. Es decir, que la persona que me envió de nuevo al pasado lo intentase también con la cabra. Si esa era la situación, significaba que al volver hubiera perdido sus sentimientos, porque aún no había recuperado su corazón de acuerdo a la línea temporal. Habían cosas que se respetaban en mí también, como el largo de mí cabello, que se había quemado en la pelea con Meláscula. Cuando regresé de mi otra vida, poseía la melena del tamaño que tenía al principio del todo.
Si así era, y el Gowther que tenía frente a mí era el mismo que me había buscado tras la guerra, ninguno de los dos nos habíamos confesado sobre la misión. Que lío.

- Presiento turbulencias en tu psiquis - Advirtió sacándome de las locas teorías.

- Gowther - Inicié - ¿Tú, has estado entrando en mi cabeza? -.

Desvío la mirada al suelo. Ya tenía mi respuesta.

- Me disculpo - Estableció un ligero contacto entre su frente y la mía - Últimamente ha habido un ruido en mi cabeza y no sabía como calmarlo -.

El ruido otra vez, sus memorias volviendo, su congelado corazón activándose nuevamente.

- Tú... siempre dices que tengo tu apoyo y compañía, es por eso que intenté solucionarlo por mis propios medios -.

- Te prometo que no durará mucho -.

Por un lado, me ponía triste verlo pasarla mal a causa de ello. Pero, aún así, por fin sentía que mi dolor se calmaría. Su corazón estaba despertando porque se estaba enamorando de mí, y eso traía consigo sus viejas memorias. Debía recordar a Gowther y a Nadja aunque doliera.

- Mientras yo esté aquí, comprenderás que tú y yo no nos diferenciamos en nada. Porque ambos tenemos el mismo corazón latiendo por el otro - Respondí - Eso calmará el ruido -.

Su cara se tiñó de una sutil palidez blanquecina. Y, tan pronto como lo notó, se acomodó las gafas hasta que sus ojos ya no se veían por el reflejo.

- Yo no poseo un corazón -.

- Tienes razón - Dije - Aún no termino de arreglarlo. Estará listo en breves, cariño -.

- ¿"cariño"? - Cuestionó.

Me eché las manos a la cabeza por lo que acababa de decir. ¿Qué me pasaba? Por las diosas, las ganas de que por fin pudiéramos estar juntos eran reales.
Del otro lado de la habitación, el progenitor hippie que me había tocado, estaba espiando descaradamente nuestra conversación.

- Ya te ví, papá - Dervié la atención.

- Perdón, no quería interrumpir - Contestó - Pero estoy sintiendo algo de intriga por él - Refirió a Gowther - Tu cara se me hace conocida -.

Sentí como comenzaban a temblarme las piernas, ya estaba harta de sentir tanto miedo constantemente, de asustarme y rogar por que nada salga mal.

- ¿Cómo te llamas? - Preguntó.

- Mi nombre es Alan, un chico normal -.

"LO QUE FALTABA" Pensé.

- Si, pareces totalmente "normal",hijo. Bienvenido a la familia -.

La sonrisa tonta de mi padre, me hacía pensar que no existía vida inteligente dentro de su cabeza. Pero, después de todo, lo amaba así de idiota. Además, me convenía en cierto modo esa personalidad despistada que lo caracterizaba, hacía que la ansiedad dentro de mi cabeza se calmara un poco.

***

El tiempo en casa de mi padre parecía no avanzar en lo absoluto, como si un reloj mágico actuara más lento al resto de Britania y del mundo. Hasta que el momento llegó, el ataque de Galand en Cameloth y sus consecuencias. Abandonando el clima hogareño, alcanzamos al Capitán en el segundo específico. No podíamos perder nada de tiempo.

- Gowther, debes hacerle creer a ese tipo que mató a los demás - Dije con carácter de orden.

Me miró confundido, haciéndonos perder milisegundos importantes.

- Hazme caso por una vez, ¿quieres? - Grité enojada.

No dejaba de ser un niño que obedecía todo lo que le pedían con cara de sabueso. Nada de eso había cambiado en absoluto con mi vuelta, obviando el aspecto psicótico y obsesivo al que tenía una severa inclinación. Y a pesar de todo eso, me había enamorado de ese hombre. No paré ni por un segundo en pensar que extrañaba sentir sus palabras en mis oídos. En mi cabeza se repetía sin pausa la primera vez que habíamos podido conocernos de verdad, como quienes éramos, sin las máscaras de gente "humana". Y tan embobada que me tenía ese tema, que ignoré completamente el drama de Merlín y el reencuentro de Diane y King. Se me escaparon unas pequeñas gotas de lágrimas por la escena tan romántica. Yo también quería ese momento con el muñeco que tenía al lado. La espera me estaba matando de una forma ridícula.

La chica Doble-Vida 🐐💖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora