Capítulo 26: Estoy Torcida

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El gigante no me quitaba la vista de encima. El hada sonreía como tonto todo el tiempo. No podía pensar en cosas concretas o expresarlas, por "El ojo". Ese ojo capaz de verlo todo. Y, peor aún, todavía faltaban varios días para el festival.
Como habíamos adelantado algunas cosas de forma inmediata cuando recibimos los volantes, la arena no se encontraba del todo lista. Las trampas se estaban construyendo a cada minuto y, de vez en cuando, traían un monstruo nuevo.
No podía hacer otra cosa que observar y contestar lo más tranquila y amable posible a todo lo que me preguntaban. Si tenía que enfrentarme a dos mandamientos por mí cuenta...

- Dime... ¿Qué es lo que quieres con tanto egoísmo como para enfrentarte a otros? -.

La sonrisa sádica de Gloxinia era totalmente distinta a la de Gowther. Se sentía más fría, cargada del sentimiento consiente de disfrutar con la incomodidad, dolor o muerte de otros.

- Paz mental -.

En definitiva, era mi inconsciente el que hablaba. Tenía un trabajo junto a los mandamientos, una misión para con el futuro y un objetivo personal ahora dudoso. Dadas las circunstancias con lujuria, ya no sabía que hacer en ese aspecto. Llegaba al punto de solo querer recostarme sobre el césped y dormir.
Estando tan inmersa en mis pensamientos, noté demasiado tarde la expresión descolocada del primer rey hada. Y, a decir verdad, quedé algo sorprendida ante su sonrisa posterior. Por su decisión de hacerme árbitro, no podía participar. Aunque, de cualquier modo, el torneo no ofrecía un premio real. Su único cometido era el de atraer a Meliodas.

- Eso... se podría ver luego - Contestó colocando una mano sobre mi cabeza.

"¿QUÉ ACABA DE PASAR?" Fue lo único que se me cruzó por la cabeza tras la escena "fraternal". De hecho, no sabía como describirla siquiera. La primera vez que había visto a el primer rey hada, me pareció un completo psicópata. Pero, ¿qué se suponía que era esta faceta de "hermano mayor"? Su tono de voz distinto, que se mostrase sin la cobertura de tentáculos y esa sonrisa... Igual a la de King cuando Diane estaba cerca... Que desastre.

- Esto es muy aburrido. ¿No lo crees, Drole? - Inició el del cabello rojizo.

- Trajiste a la mestiza para divertirte - Contestó el gigante - Yo debo terminar el laberinto -.

- Que duro eres - Hizo una mueca de niño encaprichado antes de dirigirse hacia mí - ¿Sabes hacer algo para pasar el rato? -.

Asentí con la cabeza. En esta vida, aún tocaba la guitarra. Aunque no lo hubiera hecho en un tiempo, debía intentarlo. Me asustaba la idea de negar algo y tener que pelear contra dos mandamientos. Invoqué una rosa transportadora de la taberna hasta Vaizell, en ella estaba mi guitarra. En cuanto la tuve entre manos, escuché una risilla y aplausos del lado de Reposo. Me recordó un poco a como se ponía Helbram al atacar.

- De eso estaba hablando, muy bien - Volvió a aplaudir - Te escucho -.

Sonrió con ese aspecto sádico otra vez, me daba escalofríos. Comencé a cantar muy despacio y atravesando las palabras un poco. (Multimedia. Quiero que la escuchen con la historia en la cabeza, así conocerán un poco más sobre la protagonista y lo mal que está mentalmente). Cuando terminé, pude sentir como un pequeño trozo de alma se desprendía de mi cuerpo. Como si hablar de lo podrida que estaba hubiera purgado una parte. Y, me permití sonreír por un minuto, con felicidad real. Los aplausos llegaron solos, no solo de Gloxinia, sino también del rey gigante. Sorpresivamente, se sintió bien ser felicitada por ellos dos. Era cálido, mejor dicho.

- Estás realmente torcida, niña - Soltó una carcajada el mandamiento de la paciencia.

No entendía muy bien porque, pero yo también quería reírme y sonreír junto ellos. El primer rey hada se colgó de mis hombros, haciendo que terminase en el suelo con guitarra y todo. Luego, por la emoción del momento empezamos a reir juntos. Al vernos, cuales niños pequeños jugando en el barro, Drole comenzó a burlarse, mostrando un lado divertido que jamás creí que tuviera. Sus comentarios me resultaron muy graciosos en realidad, así que no evité hacérselo saber entre risas. Se sentía bien estar allí, de una forma muy extraña, pero bien. Suspiré con un sentimiento tan desconocido y familiar a la vez. El corazón me latía demasiado rápido, pero mi respiración estaba calmada. "Felicidad" Pensé volviendo a suspirar, creía que era eso lo que me faltaba durante tanto tiempo.

- Gracias - Dije sin contexto alguno.

Ambos me miraron por un segundo. Al que tenía más cerca era Gloxinia, literalmente aún seguía sentado a mi lado. Casi por inercia o por necesidad mental, lo abracé. Sentir el calor de un pecho con corazón, el palpitar, el sentir.... Hacía tanto que no podía experimentaba una cosa así, que me parecía hasta anormal. La primera y única persona de la que me había enamorado, no poseía un corazón "normal", humano. Jamás había escuchado su latir cuando me abrazaba, solo la calidez de saber que allí estaba. Pero esto era completamente diferente.
Unas pequeñas lágrimas solitarias cayeron contorneando mis mejillas. Intenté esconderme entre los mechones rojizos para que, de alguna forma, no tuviera que admitir que estaba llorando, que estaba siendo una persona débil. Consideré por un segundo que las diosas me odiaban y estaban haciéndome sentir mal por todo lo que le había dicho a Jenna. Pero eso no tenía sentido, ellas ya no existían y yo seguía siendo miserable.

- Todo va a estar bien - Escuché sobre mi cabeza.

No era un sueño y, por desgracia, tampoco era algún tipo de juego. Uno de los diez mandamientos, el primer rey hada traidor de su gente, el mismo sádico de la sonrisa macabra, ese mismo me abrazaba y decía que todo estaría bien. No tenía muy en claro lo que debía sentir, mucho menos el qué hacer. Tampoco es que fuera muy evidente el camino... ¿verdad? No, no podía ser. Por un segundo se me cruzó la idea ridícula de que...

- Ya tengo esa mala sensación... - Cortó Drole.

Ante el anuncio de que la gente estaba en camino, creí que me soltaría. Pero no lo hizo. En cambio, simplemente alzó la cabeza para dirigirse a su compañero. Con una sonrisa completamente calmada, dijo:

- Enjambres de almas poderosas se dirigen hacia aquí - Inició - Y no hay duda que él está en camino -.

Sin hacer mucho caso al hecho de ser un pan mojado de lágrimas abrazado por el enemigo, escuché con atención lo que decían entre ellos.

- Hay algo importante sucediendo en esa dirección. Galand y Meláscula han sido eliminados. Y, Fraudrin... nadie sabe donde está, al parecer -.

- ¿En serio? Vaya... - Contesó y bajó la vista hacia mí - Cuando termine el festival, tendrás lo que deseas -.

Esta vez su sonrisa no daba miedo, quizá era algo incómodo o... ¿agradable?
Otra vez el desastre.

La chica Doble-Vida 🐐💖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora