Aprobé.
Por fin era libre, adiós escuela por un mes y medio.
Te vi merodeando por la cancha, no quize hablarte.
Por la tarde me sorprendí al ver un mensaje tuyo iniciando una conversación conmigo, ya que siempre era yo la que te hablaba.
Preguntabas si había aprobado mi examen, te respondí que sí.
Me dijiste que tu examen de matemáticas era en dos días.
Preguntaste si llegaría.
Yo ya no tenía absolutamente nada que ir a hacer a la escuela, pero solo por ti iría.
Quería verte y desearte suerte.