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Después de esa cena romántica volvieron a su apartamento.

El lugar era amplio, agradable y cómodo aunque provocaba una sensación de angustia dentro de su pecho, todo le era tan familiar, cada cosa ordenada en su lugar, era como si ya hubiera estado ahí.

- ¿te es familiar? - el castaño se acercó al de menor altura posando sus manos sobre aquella delgada cadera que lo volvía loco al verla menear - ¿hay algo que recuerdes?

-siento... como si ya hubiera estado aqui- se alejo a paso lento observando cada rincón del apartamento, pasando las yemas de sus dedos por sobre la tela del sofá buscando entre las imágenes que se formaban en su mente algo familiar- ¿aqui... vivíamos tu y yo? - se sento con una pierna cruzada sobre la otra al mismo tiempo que hacia una seña al detective para que le hiciera compañia

-si, me pediste que me mudara contigo después de comprometernos aunque... - sonrió ligeramente bajando la mirada y tomando su mano suavemente para entrelazar sus dedos - ya pasaba mucho tiempo aquí antes de eso -

- ya veo... - una sonrisa sincera se formó en su rostro mientras se recargaba sobre su hombro volviendo más íntimo el ambiente

- Chuuya - lo rodeó con su brazo para darle calor, la noche comenzaba a enfriarse y noto que el frío hacia temblar al mafioso - yo...

- no lo digas- el pelirrojo lo interrumpio  alzando la mirada para ver sus orbes avellana, tan profundos y brillantes - pero gracias, los últimos días sentía a mi confuso pasado como si se tratase de un fantasma que me atormentaba, tenía miedo de recordar y saber que no tenía nada pero a tu lado... me siento seguro-

- mi Chuchu- depósito un dulce beso sobre su barbilla - aquí siempre tendrás un hogar al cual volver- se puso de pie sin soltar sus manos - anda es tarde, ve a descansar puedes quedarte en la habitación principal yo dormiré en el sofá

- ¿que? ¿no ibas a dormir conmigo? después de todo... somos prometidos- se levantó de inmediato con preocupación pues eso no era algo que esperaba.

-  ¿eso es lo que quieres? - bajo sus manos sobre su cadera acercandolo a su cuerpo, no importaba cuanto deseara tocarlo y hacerlo suyo, debía ser paciente pues no quería arruinar todo el avance que llevaban.

- si... - cerro sus ojos tras sentir los labios contrario sobre su frente y cabellera.



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A pocos kilómetros de ahí el azabache observaba las cámaras que captaron cada movimiento que dio Nakahara durante el transcurso del día, mordía una pluma con molestia al punto de romperla, debía recuperar lo suyo, no debió dejarlo salir tan pronto, tuvo que encerrarlo sin permitirle ver la luz del día nuevamente

- entonces eso es lo que escoges Chuuya - sonrió con malicia golpeando el tablero delante suyo - en ese caso si no eres mio no serás de nadie


Fictober 2019 ~Bungou Stray Dogs~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora