♣KarmaGisa↭One-shots♣

♥El conejito del profe

El profesor le había guiñado el ojo en medio de la clase, sabía que había sido hacia él. Era obvio. Había sido muy especial hacia su persona últimamente y su comportamiento amable era dedicado casi específicamente para él.

Tenía sus uñas y bolígrafos horriblemente mordidos de tanto estar fantaseando con su maestro y así era en esos precisos momentos, justo en medio de la clase de Inglés miraba el techo imaginando cómo sería probar esos labios de los que salían palabras extranjeras en esos momentos.

Tan sumergido en su mente había estado que dio un brinco cuando notó que todo el salón estaba vacío, bueno, supuso que la clase ya había terminado. Solo que el profesor aún estaba ahí.

—Karma, ya que estás aquí, tengo que decirte algo —le hizo una señal para que se acercara, además, indicaba una silla cercana a su escritorio para que tomara asiento. Había sido extraño que lo llamara directamente por su nombre, pero había confianza en ellos últimamente, así que quería creer que era por eso—. Tus notas han bajado en este ciclo después de que estabas tan bien, ¿qué ha pasado?

—Ah, yo...

No podía decirle que era por estar distraído mirándolo durante cada clase.

—Olvídalo. Sé por qué es —sonrió de forma coqueta y eso hizo enrojecer el rostro del estudiante pelirrojo—. No puedo creer que pienses sobre mí como deberías pensar sobre tus compañeras.

—¿Ah?

El mayor se levantó de su lugar para caminar hacia la ventana y mirar a través de ella. No quería mirar a los ojos de su estudiante por el pecado que tenía en mente cometer.

—Sé de tus fantasías conmigo, escribes sobre mí tras tus cuadernos y ni te dignas a arrancar las hojas cuando los reviso —rio, dándose la vuelta para ver a Karma de nuevo, pero se sorprendió de que hubiera estado parado tras él. Así que estaban de frente—. Puedo ayudarte a subir tus notas, pero con condiciones —sus manos habían subido hasta las mejillas del menor y tuvo que ponerse de puntas para que sus narices rozaran.

—¿Qué condiciones?

Su pregunta fue respondida con el beso que su maestro le dio, había deseado tanto con eso que solo acató a sus instintos correspondiendo el prohibido acto.

—Déjame cumplir todo lo que escribiste tras tus cuadernos.

—Pero..., Nagisa-sensei, usted tiene esposa y un hijo... —había sido por aquella razón que nunca le confesó sus sentimientos a su profesor, porque sino fuera por aquel par de personas gritaría que amaba a su profesor por todo el instituto.

—No pienses en eso —le dio otro beso a su alumno, uno más largo, que en efecto lo hizo preocuparse menos por ese detalle—. Lo único que importa es lo que tú y yo queremos.

•••

De tal forma, iniciaron los encuentros ocultos entre alumno y profesor. Esperaban a que no hubiera nadie cerca para poder besarse con pasión, los labios rojos de Karma después de las mordidas del maestro podían ser de sospecha, pero siempre podían mentir.

Las notas del pelirrojo subieron repentinamente y ni siquiera tenía que esforzarse en absoluto por conseguirlas. Ya que un beso con el profesor Nagisa significaba un diez en su cuaderno. 

Pero como para ambos, los besos no eran suficientes, frecuentaban en hoteles para tener encuentros aun más íntimos. Karma sacaba de sus ahorros para pagar, mintiéndoles a sus padres de adónde iría y qué haría con el dinero y lo mismo ocurría con Nagisa, le mentía a su esposa sobre asuntos que debía atender además de la escuela.