Inspirada en historias reales.
[Los nombres y situaciones serán cambiados o modificados para proteger su identidad.]
Hagamos un alto a la violencia cibernética.
"Dedicado a todas las víctimas de extorsión y bullying."
AGOSTO 21, 2017 <<¿Porqué me siento tan avergonzada? Solo es un comentario. ¿Que tan cierto puede ser? Al fin de todo, me conozco y sé que no es cierto.
¿Pero qué tal si no es la única que piensa así cuando escucha mi nombre? Al demonio, nunca me a importado los rumores ¿Porque ahora sería la excepción? ¿Y qué tal que está vez si me importe? >>
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En mi cabeza revoloteaban una y otra vez tantos comentarios, en medio del silencio me culpaba por cosas que ni siquiera han sucedido. Me levanté de la cama y caminé hasta el espejo más cercano, miré mi rostro con acné brotado, traté de hablar con mis interiores pero la tarea cada vez era más difícil, había cierta culpa por algo que ni siquiera había hecho. Atrapada, volví a la cama y recogí mi celular botado para contestar algunos mensajes, eran más notificaciones de esa aplicación anónima, había insultos, desde mis pies hasta mi cabeza ¿Porque me juzgaban? "Falsa" "Tus zapatos son horribles" "Ropa de imitación" "zorra" "perra" "fácil" "estúpida" Solo eran de los pocos, allí no acababan.
Devastada y desprotegida sin saber quién me odiaba tanto, ojalá pudiera saberlo, tal vez si me hablara a los ojos pudiera cambiar esos pensamientos que tenía de mi.
Un día más como cualquier otro, yendo y regresando del colegio, totalmente juzgada, solo tenía pocos minutos al día donde podía disfrutarlos con mis dos amigas pelinegras, Verónica y Luisa.
—Sabemos que son envidiosas, solo lo dicen por molestarte, tu no eres así, además tus zapatos son geniales.—Murmuro Luisa sentada en aquellas bancas del patio del colegio.
—Creo que se quién es, no sé qué pude hacerles.—respondí, mirando a mis alrededores aquellas tres chicas, eran mejores amigas entre ellas y aunque fuera una aplicación anónima, tenían una palabra en común que solían colocarla, sin duda estaban al descubierto.
Así solían pasar los días, nuevos insultos cada día, me gustaba fingir que no era importante en mi vida, había superado pruebas aún peores, esto no era lo peor, pero decidí huir del problema.
Cuando acabó el ciclo escolar, pude darles un abrazo de despedida en aquella última fiesta que disfrutamos yo y mis dos amigas, comimos tanto esa noche y bailamos hasta que los pies dolieran, prometimos vernos seguido pero no fue así.
Nuestras vidas se separaron, caminos diferentes y mi futuro se veía prometedor.
La vida de la chica guapa, ojos marrones, cabello café, piernas largas, delgada, figura contorneada y pestañas largas, hasta ahora me consideraba hermosa, de carácter fuerte y sentimientos a flote, amistosa, ingenua, brillante, esa fui yo por mucho tiempo.
Esperaba nuevos amigos, experiencias, mejores calificaciones, aventuras, tal vez hasta forjar un romance como las típicas películas de la Tv, al menos esas eran mis expectativas.
