Inspirada en historias reales.
[Los nombres y situaciones serán cambiados o modificados para proteger su identidad.]
Hagamos un alto a la violencia cibernética.
"Dedicado a todas las víctimas de extorsión y bullying."
<<El primer amor no siempre es el correcto. Después del dolor, renace la esperanza de volver a confiar, amar y ser feliz.>>
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Habían pasado muchos días, incluso sus mensajes habían desaparecido por completo, aunque en mi mente las dudas de si lo haría o no, seguían en pie. Me sentía la mujer más tonta por confiar en una persona como el, en cualquier momento podría usar ese par de fotos en mi contra, que aunque era muy poco, podía hacerlo.
Mientras esperaba que llegara Alex a aquel sitio que me había invitado para comer juntos, jugaba con mis dedos sobre la pantalla del celular, un poco nerviosa, ni siquiera sabía porque.
¿Sería lo mejor decirle todo? ¿O no? ¿Si pensaba mal de mí después? El ahora era como mi mejor amigo, habíamos tomado confianza en pocas semanas y me estaba apoyando, con mis emociones y uniendo los pedazos que estaban rotos.
Al verle llegar, una sonrisa en mis labios volvió otra vez, le saludé con un beso en su mejilla.
—Creí que no vendrías ya...—Bromeé un poco. —Casi que me arrepiento...—Siguió a mi broma, él también parecía estar nervioso. —¿Comemos algo?—Le empujé el menú que estaba en la mesa. —Claro, vere qué hay.—Noté como leí el menú, así que también leí el mío para disimular un poco. Luego de algunos minutos, decidí ordenar un plato con pollo asado y papitas, con gaseosa, él termino pidiendo lo mismo que yo.
Al quedarnos solos nuevamente, decidí conversarle de algo.
—Las cosas han mejorado, ya estoy mejor.—Agradecía que él hubiese estado allí. —Eso es bueno escucharlo, me alegro, por ti...—apretó mi mano suavemente. —Pero...Debo contarte algo, ahora mismo...Quiero decírtelo...Para no guardar secretos.—Era muy vergonzoso pero no podía ocultárselo. —Dímelo...—Su mirada se centró en mi, traté de evadirla. Sentía mucha vergüenza de contar algo así. —En mi antigua relación...Yo cometí el error de..enviar una foto...—Guardé silencio esperando que él completara en su mente lo demás. —¿Foto de?—Preguntó, noté que estaba confundido. —De ya sabes...—Respondí tratando de que él adivinara. —De ti...Oh ya lo sé..—Se quedó callado por unos momentos, tal vez estaba pensando acerca del tema. —Si, así como piensas...—Rompí el silencio, era un poco incómodo. —Tranquila, no te juzgo, lo hiciste en tu pasado pero no tienes que agobiarte por eso.—Su respuesta me había relajado un poco, creí que me juzgaría mucho por mis acciones. —Si es algo que..ahora me arrepiento, él me está amenazando.—Le confesé, bajando mi mirada, había estado con nervios desde que eso empezó. —Es un idiota, tranquila, tal vez no haga nada contra ti..No estamos seguros pero aquí estaré.—Sujetó mi mano nuevamente, me quedé tranquila sabiendo que lo tenía de mi lado.
Le dediqué una amplia sonrisa pero tuve que soltar su mano al notar que venían los platos con nuestras gaseosas. Olía muy bien y todo lucía delicioso, tomé el tenedor para probar primero, confirmando que estaba exquisita la comida. Ambos ese día disfrutamos del momento, hablamos de otras cosas, se había convertido poco a poco en mi confidente.
Luego de varios minutos juntos, había llegado el momento de despedirme, una vez fuera del restaurante seguíamos hablando. Cuando el auto llegó por mi, me despedí de un beso en su mejilla, caminé para irme pero un sentimiento se apoderó de mi corazón.
No pude controlarlo, palpitaba con fuerzas. un frío recorrió mis venas, deseando volver, se salió de control al punto de que mis impulsos me hicieran volver rápidamente, me acerqué lo suficiente a sus labios como para dejar un "medio beso" fue en pocos segundos, una sonrisa en mi rostro de satisfacción, sabía que ahora estaría confundido, me alejé hasta subir al auto e irme del sitio.
Mis manos temblaban, sudaban y mi respiración acelerada.
Estaba feliz, no podía ni yo misma explicarlo.
No estaba triste, sentía felicidad...otra vez.
Ese sentimiento estaba presente en mi vida.
Tu habías iluminado nuevamente el camino, donde yo creí que ya no habían esperanzas.
Un mensaje interrumpió mis pensamientos.
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Aquello bastó para olvidarme de todo lo malo, existía posibilidades de volver a sonreír cada día, eras tu una de mis razones.
No le importaba mi pasado.
Alex se había convertido en tan poco tiempo la persona que ganaba mi confianza, me demostraba con hechos cuanto me quería.
Al final de todo, lo mejor es sentirte bien en donde quieres estar.
