Capítulo 9

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          Aun así por la increíble distancia que de ellos separaba a los hombres defendiendo a la mansión, los ruidos de relámpagos y los destellos de luz no paraban, y le recordaban ferozmente a Sindier la época antigua a la guerra.

—¿Donde queda exactamente el fin del mundo?—preguntó conmocionada Elisa, corriendo a la misma velocidad que él.

          Ambos entraron de incógnito a una habitación, la cual abrieron la puerta apresuradamente y al mirar el lugar, ella se quedo quieta admirando la pared, a lo que Sindier sólo cerro la puerta detrás de ellos. A lo que ella se quedo viendo no fue mas que una pintura del arcangel Gabriel en una de sus formas originales.

—¿Que es este lugar?—preguntó Elisa fijándose en la pieza de arte, a lo le respondió Sindier:

—Este es... —decía mirando las puertas— ...la habitación en la cual estuve décadas aquí en la mansión...en donde esta mi escape.

          Elisa de repente dejo de fijar su mirada en la pintura, y comenzó a percatarse de el sinuoso movimiento que la mano de Sindier hacia sobre la manija de una puerta contigua a la pintura enorme. Ella miraba cuando, sin previo aviso dijo Sindier con esa voz inglesa:

—Demonios...¿Donde esta?—él al girar la manija de la puerta, solo pudo ver a través del umbral, otra habitación sin nada en particular.

—¿Que haremos ahora?—Elisa parecía mas intranquila que antes, por los ruidos que no cesaban afuera de hombres dando alaridos, y los incesantes estruendos de relámpagos, que hacían ecos infinitos en la mansión oscura.

—Necesitamos de la ayuda de alguien en la tierra...—ambos se miraron fijamente a los ojos, Elisa contaba con una semblante confusa, a lo que Sindier solo pensaba en esos dos individuos.

          En otro plano de la habitación, se podía apreciar como Sindier comenzaba a trazar sobre el suelo a toda marcha un circulo de blanco. Luego continuo por rellenarlo con trazar tres rallas desde cada esquina, formando así un triangulo, cuyos lados no se tocaban. Una vez mas trazo rayas que sobresalían en otra dirección de las lineas principales, las cuales, él al terminarlas volvía a salir del centro del círculo, creando sin duda tres triángulos incompletos, superpuestos uno del otro.

          La tiza en cada ocasión trataba de escapar de los dedos temblorosos de Sindier, debido a, las batallas que aun se libraban allí, que producían sacudidas en toda la mansión, cual tambor. Él ingles hombre continuo la figura por, agarrar un bolígrafo sobre la mesa y sosteniéndolo con una mano. Elisa dijo:

—¿Que es todo esto?—preguntó ella, sin mas remedio mirando y aguardando a lo peor, al verlo a él, sobre la figura delimitada en el suelo con alfombra roja.

—Pase un largo tiempo en Mongolia... —decía mientras que al mismo tiempo se desgarro la mano con el bolígrafo— ...aprendiendo conjuros y formulándose en mi cabeza, ideas sobre nuestro mundo.

          La sangre que lentamente emanaba de la mano de Sindier rápidamente se escurría por las lineas de su mano. Hasta que se salpico esta sobre el medio de los triángulos sin terminar. Entonces continuo:

—¿Crees que solo hay un mundo como lo conoces? —decía mientras la gota se escurría por las fisuras de la figura— usa el bolígrafo y derrama tu sangre para escapar...—la sangre que se escurría por el tapete se empezó a gotear sobre la nieve virgen dejando sin terminar la frase de él diciendo:

—...Elisa.

          Lo que ahora ella podía ver fue la desaparición instantánea del cuerpo de Sindier, con confusión entre los ojos, Elisa quedo admirando como también el bolígrafo, se mantenía en el aire por poco tiempo, y la misma fuerza que lo sostenía se desvaneció, dejando al bolígrafo caer sin explicación al suelo.

El Sombrero MalditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora