Capítulo 20

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          Una mujer aclamo un descubrimiento y el resto de portadores que trabajaban sin parar se detuvieron al fin. Su hallazgo fue nada menos que una apertura, pero al posar una mano incandescente de energía sobre la abertura notaron todos que el arma estaba en buen estado, oculta de los demonios, un arma tan poderosa que quedaba protegida por la mansión oscura, un cañón capaz de atravesar la tierra y llegar hasta el centro de la misma, para siquiera poder atacar a un Stella Media. En ese instante con un leve aire de esperanza se encaminaron los cien hombres y mujeres a abrir la pared, mientras el resto sacaba los escombro que ya al exterior del túnel ocupaban las dimensiones de una pila de hasta tres metros de altura de lo inmenso que era el grosor del sello.

—¿Porque no podemos usar explosivos?—pregunto inocentemente Elisa mientras rompía la pared con golpes lentos, esta pregunta causo que un hombre junto a ella se sorprendiera, se volteara y le dijera:

—¡No podemos!, sobre nosotros descansa una cárcel de un Stella Media, además, si intentamos usar nuestros poderes no serviría de nada, si el sello aun no a caído no hay forma de usarlos—y el hombre de rasgos árabes continuo excavando frente a Elisa.

          Ella siguió con su arduo trabajo mirando a las mujeres y hombres resignados a su labor, entonces intento pensar en un plan, ella pensaba que tal vez de algo le serviría esa criatura sobre sus cabezas, tal vez esa criatura al ser igual a la bestia que iban a enfrentar, supiese sobre como ayudarlos, se le ocurrió la idea mas inoportuna y descuidada, ¿si una criatura que potencialmente les dará información esta sobre sus cabezas, porque no hablar con ella?.

          Elisa se escabulló tempestuosamente hacia la salida del laboriosos túnel, con lo que al subir unas escaleras se volteó y alcanzo a ver las personas sacando escombros en carretillas y a cuesta. Una voz se le apareció a un costado y con firmeza preguntó:

—¿A donde vas Elisa?—ella se vio envuelta en la incógnita y dirigió su vista hacia la voz, se sorprendió pero mantuvo esta emoción oculta al vislumbrar que era Mition.

—Quería hablar contigo, ¿es posible hablar con el demonio que esta encarcelado allá?—Elisa apunto con viveza hacia el espacio amplio que había entre el túnel y el techo del gran salón, mientras Mition se acercaba a ella.

—¿Porque quieres hacer tal cosa?, ¿acaso con tu imprudencia quieres liberarlo para que nos mate a todos?—Mition con su voz autoritaria no pudo ser suficiente contra la inmensa terquedad de Elisa.

—Trato de buscar una forma de detenerlo sin tener que recurrir a una expedición suicida, porque pienso que tan solo pisar el núcleo —lo cual encontraba alocado de ser así— seria suficiente para que nos matase a todos—Elisa se adelanto a pasos agigantados a la escalera, y al llegar al ultimo peldaño una voz le llamo la atención:

—No vayas sola, tu no sabes a lo que te enfrentas—Elisa se detuvo y se volteo ante la entidad que la acompañaba.

—¿Y ustedes?, saben a lo que se enfrentan y aun así van para allá ¿verdad?, por lo que pude escuchar, originalmente tenían el plan de salir de la tierra, por lo peligroso que era, ¿no es así?—Elisa continuó su trayecto, y antes de que cruzara un pasillo para perderse en su paso, Mition no tuvo otra opción que seguirla a paso redoblado, murmurando entre dientes sobre la estupidez de su portadora.

          Ambas se detuvieron perplejas ante la antigüedad que consumía la metálica puerta gigantesca de tres metros de alto. Elisa percibió un sonido, inquietante y muy grave, pertenecía de una naturaleza agresiva con su constante palpitar, ella se compuso de valor y ha cercó su oído a la fría superficie de la gran puerta. En ese momento no pudo correr se congelo al instante parada allí, era muy apagado el sonido pero se podía asegurar que su palpitar era como el de un corazón en agonía. Elisa corto el anexo de ella a la puerta y candelabros que descansaban tenuemente sobre las paredes se apagaron en un orden desde la puerta hasta la entrada de donde llegaron, como si una repentina brisa hubiera invadido el pasillo. La oscuridad no pudo arrebatar con éxito la luz, esta parecía venir aun de la entrada de donde llegaron ellas. Otro latido pesado heló la sangre de Elisa al ver que casi en un mismo instante un estallido de luz se filtro por la parte baja de la puerta, como si el latido fuera a la par de un relámpago al interior de esa prisión.

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