*¿Por qué odias tanto a Park Jinyoung?*
-Porque es un maldito bastardo que solo llegó a mi vida para joderla con su asquerosa y vomitiva existencia. Si pudiera matarlo de una vez por todas y cortarlo en un millón de pedazos para luego vender su carn...
-Yoongi, ¿has hecho el reporte de historia? –Cuestionó Seokjin con ojos suplicantes, y Yoongi frunció su ceño.
-Lo olvidaste de nuevo, ¿no? –Jin asintió repetidas veces y Yoongi suspiró cansado. –Es la última vez que te la presto. No puedes seguir con esto, ya van cuatro veces seguidas. –Lo regañó el peli-menta y el más alto bufó.
-Lo sé, ¡pero Namjoonie había prometido ayudarme, y a la final nunca se apareció en mi casa! ¡Es un idiota! –Se quejó el peli-negro, frunciendo su ceño y cruzado de brazos.
Yoongi hizo una mueca, y simplemente negó.
-De acuerdo, ten. –Min le entregó el reporte, y extendió su mano derecha.
-¿Cuánto son esta vez? –Seokjin hizo un puchero, mientras sacaba su billetera.
-2.000 por el trabajo, y 1.000 por tu idiotez. –El peli-menta sonrió con burla.
-Cada vez lo vas aumentando más. –Se quejó Jin, para finalmente entregarle el dinero.
-Y la tarifa seguirá subiendo, si no empiezas a ser más responsable. –Declaró Yoongi, mientras contaba cuidadosamente el dinero.
Kim corrió rápidamente a una de las aulas, para hacer el estúpido reporte, mientras que Min continuó organizando su casillero.
Las personas pasaban, y las chicas saludaban de forma coqueta al peli-menta, a lo que este, o las ignoraba, o las saludaba con un ligero movimiento de cabeza.
A Yoongi no le resultaban atractivo ninguno, ni de las chicas, ni de los chicos.
Todos eran la misma mierda para él.
Al menos así pensaba hasta ese momento.
Min solo giró su vista por simple casualidad, y lo vio.
Vio como un hermoso chico de cabello rosa iba caminando por el pasillo, y mantenía una alegre plática con Choi Youngjae. El chico brillaba, tenía algo que te hacía perderte en su sonrisa.
Era simplemente perfecto.
Su aspecto delicado y adorable, lo hacía ver incluso más hermoso a los ojos de Yoongi.
El peli-rosa jugaba con la manga del suéter que llevaba puesto, que era irónicamente, del mismo color de su cabello. El chico giró su vista y cruzó miradas con el peli-menta. Ninguno deshizo aquello. Se miraron fijamente por unos segundos, hasta que el peli-rosa tuvo el valor de sonreírle ampliamente y saludarlo tiernamente con su manito.
La adorable imagen había sido demasiado para Yoongi, por lo que de manera casi inmediata, apartó su vista del chico completamente sonrojado.
Jimin ignoró aquello, aunque le había resultado algo extraño, pero como estaba con Youngjae, prefirió devolver su atención al peli-negro que le sonreía con amabilidad.
Min al ver a ambos pasar a sus espaldas, sintió como se cortaba su respiración. Sus mejillas ardían y sentía que el corazón le huiría del pecho.
-¿Qué te pasa, Min Yoongi? Tú no eres así, siento como si fuera a morir en cualquier momento. –Murmuró para sí mismo, tratando de calmarse.
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