Forget Your Boyfriend | hendery

capítulo 3

Al despertar Huixing ya estaba en casa e incluso había preparado el desayuno, lo cual ciertamente era muy raro.

– ¿Hendery se fue temprano? Cuando llegué ya no estaba.–habló tomando de su café.

– No se quedó, me dijo que iba a acompañar a su amigo Ten al aeropuerto. –asintió dejando la ahora vacía taza sobre la mesa.

– Jiaxing... ¿Me puedes explicar qué demonios estás haciendo?–preguntó tranquilamente.

– ¿Qué estoy haciendo de que?–susurré bajando la mirada.

– Sabes de que estoy hablando. Y mírame mientras te hablo.–obedecí un poco cohíbida.–Odio a Andrew como no tienes idea pero no creo que se merezca que le seas infiel.

La miré incrédula y un tanto dolida. Su mirada me partió el corazón, me miraba como si me odiara.

– ¿Acaso lo estás defendiendo?–se encogió de hombros, desinteresada.

– Tal vez. Podrá ser un hijo de puta pero nunca te ha sido infiel.–reí sin gracia.

– ¿O sea que maltratarme física y emocionalmente es más aceptable que serle infiel?–abrió los labios para decir algo pero al final no lo hizo.–Es triste que pienses igual que papá, tú... Eres igual a él...

– Y tú eres una zorra como tu madre.–mis ojos se llenaron de lágrimas. Mi corazón rompiéndose cada vez más.

– T-también es tu madre...

– No. Dejó de serlo cuando supe del otro hombre. –se levantó sin siquiera mirarme.–Tienes el día de hoy para terminar con Hendery o le diré todo a Andrew. Y no me haré responsable de lo que te haga o lo que le haga a él.

Tomó sus cosas y salió de casa, no pude ni contestarle por estar llorando. Me abracé a mí misma, tenía miedo, mucho miedo.

En momentos como esos me hubiera gustado tener una amiga, una de verdad. Las dos únicas amigas que tenía eran amigas de Andrew también. Más bien, él me había obligado a ser amiga de ellas, así podría saber que era lo que hacía cuando no estaba con él.

Me levanté limpiando mis lágrimas, fui a mi habitación y guardé todas mis cosas en mis maletas. No sabía qué haría pero estaba segura de que quería huir, irme lejos de todo por un tiempo.

Mi celular comenzó a sonar, asustándome, lo tomé con temor y revisé quién era antes de contestar, me relajé al ver que era Hendery. Rápidamente contesté.

– Princesa, ¿cómo estás?–sonreí, su voz lograba tranquilizarme.

– No muy bien, Hui me amenazó con decirle todo a Andrew si no terminaba contigo. Y no quiero hacer eso.–mis ojos se llenaron de lágrimas, los cerré con fuerza tratando de no echarme a llorar de nuevo.

Hendery se quedó en silencio por unos segundos y eso me alteró. Tal vez estaba pensando bien las cosas y se había dado cuenta de que yo sólo era un estorbo en su vida, que lo mejor sería alejarse de mí.

– Voy para allá.–habló con voz ronca, abrí mis ojos un poco sorprendida por su respuesta. Murmuré un "está bien" y luego colgó.

Me recosté en la cama y miré el techo, había una araña enrollando lo que parecía ser una mosca en su telaraña. Hubiera gritado como histérica si no fuera porque no tenía ganas de nada en ese momento.

Seguí mirando a la no tan pequeña araña, ahora se dedicaba a chupar a la desafortunada mosca.

Me sentía como si yo fuera esa mosca y la enorme y terrorífica araña fuera mi hermana. Aunque preferiría que me comiera a que me tracionara sólo por no ser como ella quería. Sólo por intentar buscar un poco de felicidad en mi vida de mierda.

No era la primera vez que hacía algo parecido, cuando éramos niñas siempre buscaba que acabara con algo que me hacía feliz para así ella poder ser feliz a base de mi sufrimiento. Primero fueron las clases de piano que tomaba a los siete años. Mi profesor de música me había dicho que tenía talento y no debía desaprovecharlo, pero mi familia no tenía dinero para poder costearme unas carísimas clases de piano. El profesor se ofreció a darme clases particulares sin cobrarme ni un sólo centavo. Así que acepté.

Los lunes, miércoles y viernes me quedaba un poco más tarde para tener mis clases de piano. No le había dicho a mis padres sobre eso ya que no me dejarían hacerlo. Tampoco quería provocar una pelea entre ellos.

Un día Huixing llegó, me dijo que debía dejar de asistir a mis clases ya que no eran buenas para mí y sólo eran una distracción. Al principio me negué porque en la escuela se llevaría a cabo un concurso de talentos donde el primer lugar se ganaría una beca en la prestigiosa escuela de artes Juilliard, había estado practicando mucho para eso y no iba a tirar todo mi trabajo a la basura. Eso no le gustó mucho a mi hermana y terminó amenazándome con decirle a papá, así que acepté porque sabía que la que se llevaría todo el problema sería mi madre, y eso era lo último que quería.

Los años siguientes siguió haciendo cosas así, en menor nivel pero lo seguía haciendo. Esa era una de las razones por las cuales yo no tenía amigos, mi hermana me apartaba de ellos. Aunque siempre creí que lo hacía para cuidarme y porque me quería.

– ¿Por qué hasta ahora me estoy dando cuenta de todo?–me dije sentándome, las lágrimas no tardaron en volver a salir, mojando mis mejillas.–M-mi hermana me odia...

Me costaba creerlo, que mi propia hermana me odiara pero, ¿qué otra razón podría haber para que me hiciera todas esas cosas?

Dejé de llorar al escuchar que tocaban la puerta, me levanté y fui a abrir la puerta. Era Hendery, quien rápidamente me dió un abrazo.

– No llores, mi amor... –susurró en mi oído mientras acariciaba mi espalda. –Lo de tu hermana se resolverá, tranquila...

– No, no se resolverá, Hendery... Ella me odia y hará lo posible por arruinar mi felicidad, siempre lo ha hecho... Sólo llévame lejos de aquí, quiero escapar de todo...–lo miré directo a los ojos, suplicándole que me ayudara.

– Está bien, nos escaparemos. Juntos.–sonreí levemente y me besó.–Le enviaré un mensaje a Ten, él nos ayudará, me lo debe.

– Gracias. –me sonrió y volvió a besarme.

– Trae tus cosas, debemos irnos ya.–asentí y fui por mis cosas.

Sólo rogaba en mi interior que todo saliera bien y que nada malo nos pasara.