Killing Death || Yoonmin [CONCLUÍDA]

Capítulo 15

Camino de puntas de pie hasta la habitación en donde Jimin se encuentra. Este está de espaldas, sentado en el escritorio, dibujando.
Mientras veo cómo su brazo; el que sostiene el lápiz, se mueve enérgicamente sobre la hoja, me quedo pensando en dónde podrían estar escondidas sus pertenencias, aquellas que sacó de su casillero. ¿Qué razones tendría para esconderlas? Aquello me martiriza más que todo lo que me acabo de enterar. Las actitudes de Jimin antes de morir, eran cómo si supiera que algo estaba mal, cómo si supiese que lo iban a asesinar pronto.

Trato de forzar mi mente, remontarme hasta el día en que noté que Jimin estaba extraño. Antes que me engañase, antes que llorase por los rincones, que se volviera paranoico, temeroso y obsesivo. Antes, cuando no necesitaba una luz encendida para dormir.
Era tan evidente que algo sucedía y no hice absolutamente nada.
¿Era una muerte inevitable?, pero ¿Por qué? Esa pregunta hacía eco en mi cabeza.

Quizá, ir a ver a Kathy disiparía algunas dudas y con suerte, resolvería algún que otro enigma.
Levanté la vista una vez más y al ver que Jimin seguía entretenido dibujando, me alejé sin hacer ruido, directo a la dirección que aparecía en el dorso de aquél sobre.
Rogaba que la chica estuviese aún con vida, y que no fuese demasiado tarde.

Luego de tomar un taxi, no me ha sido difícil dar con la casa, no es lejos de allí. Aquella pequeña vivienda, está bastante descuidada. Las paredes están sucias, una de las dos ventanas que dan a la calle se encuentra rota y un perro demasiado delgado, duerme en el pórtico. En la entrada del garaje, hay una chatarra vieja, la cual seguramente ha sido un auto en algún otro siglo. No tiene las ruedas, como si se las hubiesen robado, y tiene los vidrios sucios, con inscripciones.
Dudoso, me acerco a la puerta y toco timbre. Estoy nervioso y puedo jurar que me tiemblan las piernas.
No tardo en escuchar unos pasos detrás de la puerta, entonces veo a esta abrirse muy lentamente, ello no ayuda a disipar mis nervios.

— ¿Si?, ¿Qué desea? —Pregunta una joven ojerosa, de muy mal aspecto, la cual viste con ropas holgadas y lleva un gorro de lana en su pequeña cabeza.

Abro la boca para responder, pero no me da tiempo.

— ¡YoonGi!, ¿Eres tú? 

Me sorprendo al ver que me reconoce, a pesar de que no recuerdo haberla conocido nunca personalmente. Esta abre la puerta un poco más y me hace una seña para que entre.
Camino dudoso, la verdad es que por dentro, la casa es un tanto más cálida que por fuera. Está limpia e iluminada, aunque no deja de ser muy humilde.
Me siento en un sillón color marrón con un pequeño agujero en una esquina, el cual tiene los apoya brazos con mordeduras de perro.

—Me llamo Kathy, por cierto. —Musita por lo bajo, algo nerviosa, como si estuviese pensando en si sé o no lo sucedido.

—Me alegra conocerte, aunque preferiría haberlo hecho en otras circunstancias. —Musito.

—Tú… ¿Ya sabes…

—Si. —Me apresuro a responder.

—Lo siento mucho, en verdad, en este momento, no sé que decir, solo rogar por tu perdón.